El vigués Jesús Irisarri y la madrileña Guadalupe Piñera celebraban ayer que el Celta eligiese su proyecto arquitectónico para la ciudad deportiva que comenzará a construir este verano en Mos.

- ¿Que pudo gustar más de su propuesta?

- Una de las cosas que posiblemente haya gustado de nuestro proyecto es que realmente se trata de una ciudad, en el sentido de un lugar abierto para todos: socios, aficionados y la sociedad en general, un espacio abierto para acoger y para fomentar el deporte y todo tipo de actividades.

- ¿La idea de adaptar el proyecto a las características del terreno pudo influir en la resolución del concurso?

- Imagino que habrá sido valorado. Nosotros nos hemos puesto el desafío de que sea una obra modélica, en ese sentido de respeto al medioambiente, de su integración en la naturaleza; que sea una obra para venir a verla, a constatar que puede ser un lugar mejorado a través de las acciones humanas, de la quietura, de la jardinería. Imagino que ha gustado la ambición de una propuesta totalmente sostenible, que mejora el entorno, integradora...

- ¿Tomaron como referencia para su propuesta alguna ciudad deportiva conocida?

- Estudiamos muchas ciudades deportivas. El equipo del Celta que orientó en el concurso y que respondía a nuestras dudas ha visitado muchas ciudades deportivas, conocen todo y me encontré que eran un libro abierto sobre este mundo. Sabían muchísimo y nos ayudaron mucho, lo mismo que los responsables de las categorías inferiores de A Madroa. En ese sentido, se hizo equipo, han colaborado muy bien y nos hemos sentido bien arropados y orientados. Sí estudiamos las ciudades deportivas y vimos las peculiaridades y virtudes de cada una y cómo se adecuan al tamaño del club. Pero lo que más nos ilusiona del proyecto del Celta es que vemos que es novedoso e innovador y que puede aportar algo que sea referencia a nivel europeo, sin duda.

- ¿Qué innovaciones plantean?

- Es un proyecto ambicioso por complejo, es integrador de muchas actividades. Porque teniendo el centro en el propio Celta, en el cuidado de la cantera, en generar un lugar para que entrenen los profesionales, se ambiciona también el acoger otros deportes y otras actividades. Y eso me parece novedoso y fantástico, tener al Celta como referencia de otros deportistas y otras disciplinas que puedan encontrar apoyo ahí, algún pequeño espacio de servicio. Y luego, ofrecernos a los que no usamos la ciudad deportiva como lugar de entrenamiento, pero somos familiares, acompañantes, padres, etcétera, todo tipo de servicios y facilidades, como pistas polideportivas. Si el chaval está entrenando, pues tú juegas al pádel o puedes hacer running. Y eso es novedoso y es lo que veo más interesante. Va a ser un gran servicio para el ciudadano en muchos sentidos, muy interesante en cuanto a que lo podamos usar todos.

- ¿El miniestadio tendrá posibilidades de ampliar las gradas para convertirse en una alternativa a Balaídos si fuese necesario?

- Contemplamos una grada para 4.000 espectadores, ese es el programa de necesidades del concurso. El terreno manda absolutamente, usando la técnica de los socalcos para generar pequeñas y discretas plataformas donde se asientan las piezas del programa. El terreno es el absoluto protagonista del proyecto de manera que se va asentando, minimizando impacto visual e integrándose de manera armónica en todo el paisaje.

- ¿El proyecto permitiría modificaciones sin que se resienta la idea original?

- Una de las cosas que ha gustado y se ha valorado es que es un proyecto abierto y flexible, en el sentido de que el proyecto se puede redefinir y reestudiar. De hecho, el proceso va a ser por fases. Se van a empezar haciendo unos primeros campos y luego con el tiempo el club irá perfilando y definiendo sus necesidades, qué es lo que se quiere hacer definitivamente y viendo en qué fase va cada cosa. Nosotros, de entrada, planteábamos cuatro fases. Pero el planteamiento de nuestro proyecto fue hacer algo tan flexible que fuera capaz de adecuarse a las necesidades cambiantes del club durante un proceso de tiempo más o menos largo. Digamos que se haga a demanda de lo que el club necesite. El proyecto va a ser siempre el mismo y va a estar siempre entero, así se haga una fase, dos, tres o lo que sea.

- ¿Qué coste puede alcanzar todo el proyecto?

- Es muy variable, en función de qué fases y partes se hagan y luego en cómo se vaya definiendo en cuanto a las calidades, el nivel de los servicios. Presentamos abanicos de cifras con posibilidades. En ese sentido también queremos ser muy flexibles, no hemos impuesto nada. En ese sentido, el proyecto es novedoso también. Pudiéramos decir que no tiene forma, sino que la forma la va a ir obteniendo entre el paisaje, el programa, las necesidades del club, los presupuestos... Es una idea de cómo colocarte en un paisaje de ambientes edificados, de apariencia y de relación entre las cosas, pero no donde no hemos querido cerrarlo a nada prefijado. Nos parece mucho más importante saber que yo voy a estar jugando o entrenando en un sitio donde la presencia del medio, de los árboles y de la naturaleza me rodea, que voy a estar dirigiendo el entrenamiento desde un sitio protegido y trabajando en un espacio donde pueda tener el ordenador, las nuevas tecnologías del mundo del fútbol, que las oficinas van a estar con luz natural que lo va a llenar todo, que puedo ver cómo entrena mi hijo pequeño desde la cafetería... Todo ese tipo de cosas son las que hemos fijado, presentado y definido. Luego que el suelo sea de madera ya se verá, no es lo principal.