La pegada de Iago Aspas, que se estrenó esta temporada con hat-trick, el talento de Emre Mor y la fiabilidad de Pablo Hernández permitieron al Celta conjurar el "meigallo" del Estadio de Gran Canaria y despedazar en inferioridad numérica al Las Palmas con una goledada histórica en un segundo tiempo primoroso. Acaso por el ansia de dedicar un gran triunfo a la ciudad tras la catastrófica ola de incendios que ha reducido a cenizas el pulmón forestal vigués, los celestes sacaron fuerzas de flaqueza para sobreponerse a las bajas, minimizar sus errores defensivos y sobrevivir en otro encuentro agitado por la polémica arbitral de la infundada expulsión de Rubén Blanco al inicio del segundo tiempo.

Pese a golpear primero,nada hacía presagiar que el equipo de Unzué iba a defender con tanta holgura la ventaja adquirida en los 20 primeros minutos con los goles de Emre Mor, brillante en su primer encuentro como titular, y Iago Aspas, que anotaba su primer gol del curso en su encuentro número 250 con la zamarra celeste.

Prodigioso en la arrancada, el turco hizo el primero con asombrosa sencillez en el minuto 15 de partido rematando sobre la marcha en el área una gran asistencia de Wass, la solución para suplir las bajas de Mallo y Roncaglia en el lateral derecho. Cuatro minutos después, Aspas anotó con fortuna el segundo, aprovechando un error del portero, que introdujo en la red un disparo que no encontraba puerta.

Increíblemente dos goles en menos de 20 minutos no bastaron para dar sosiego a los de Unzué. Hasta el intervalo, el Celta se mostró de nuevo como un equipo fácilmente quebradizo, tenúe en la presión e indeciso en la salida de pelota. Y los problemas de los celestes, otra vez frágiles sin balón, dieron aire al Las Palmas, que apretó el paso y cargó en busca de la remontada. Apareció entonces Rubén, que detuvo tres peligrosos remates a Calleri, sacó con una gran mano un cabezazo de David García y privó del gol a Momo, lo que conservó la ventaja viguesa al descanso.

El campo se inclinó a favor de los de Balaídos a los cuatro minutos de la reanudación con un segundo gol de Iago Aspas, esta vez a pase de Jozabed, culminando una contra iniciada en cancha propia por Pione Sisto. Implacable en su recuperada posición de "nueve", el moañés definió con un disparo de cuño propio, raso y ajustado al palo, sin dar opciones al guardameta rival.

Parecía que nada podía parar ya al Celta que, sin darse cuenta, se vio repetinamente con el agua al cuello por un atropello artibral, el tercero consecutivo en tres visitas al estadio amarillo. Un error de Sisto obligó a Rubén a salir de su área para evitar que Calleri encarase sin oposición su portería. El mosense tocó balón pero no pudo evitar el choque con el artillero amarillo y el árbitro, sin pensárselo dos veces, decretó la expulsión con roja directa del cancerbero celeste.

Una sensación de dèja vu se apoderó del partido, que recordaba inquietantemente al vivido la pasada campaña, cuando Las Palmas remontó tres goles al Celta beneficiándose de la rigurosa expulsión, por doble amarilla, de Sergi Gómez. Los celestes, que se habían adelantado con un tanto de Wass y un doblete de Aspas, vieron entonces cómo volaban dos puntos que ya parecían tener en el bolsillo.

Pako Ayestarán, que debutaba como local en el banquillo grancanario, quemó las naves en busca de la remontada dando entrada a Vitolo, el fichaje estelar cedido hasta enero por el Atléitco de Madrid, y al francés Remy, el goleador amarillo en el inicio de campaña. Pero, lejos de achicarse, el Celta sacó fuerzas de flaqueza para dar un paso al frente y tomar con un descaro impropio de esta temporada la iniciativa del juego y el gobierno del partido.

El viejo dicho del gran Helenio Herrera -"se juega mejor con diez que con once"- cobró inesperadamente vida en el estadio grancanario, que asistió a toda una exhibición de carácter del cuadro celeste.

Sin dar tiempo de reacción al rival, Iago Aspas estableció el cuarto en una bella combinación entre Jonny y Pablo Hernández.El zaguero ganó el lateral del área tras una pared con el chileno y puso un centro a la media luna que el Tucu, tras pegar el balón en un defensor, engatilló con un disparo cruzado a media altura ajustado que se coló al fondo de las mallas. Contra pronóstico, el Celta reinaba en terreno maldito con un hombre menos sobre el campo.

El cuarto gol celeste dejó completamente grogui al Las Palmas y el Celta no desaprovechó la ocasion de incrementar su cuenta goleadora en pleno recital de Iago Aspas, imparable en su vieja posición de centro atacante. El moañés recibió un servicio de Sisto en la media luna, quebró al marcador y, dentro del área, descejarró un tiro raso y pegado al palo para establecer el quinto gol de la noche.

Con semejante ventaja en el saco, el Celta pudo por fin relajarse y Las Palmas aprovechó el receso para maquillar ligeramente el resultado. Vitolo fue el protagonista de una tímida reacción grancanaria al batir a Sergio Álvarez, en una buena jugada personal, aprovechando el laxo marcaje de Wass. El segundo lo hizo ya en el descuento Remy, aprovechando un fallo de entendimiento de los centrales (Cabral y Fontás) para despejar un centro al área.

El gol de francés fue el estéril colofón de un partido extraño, en el que,como antaño, el Celta se creció en las dificultades para encadenar su segundo triunfo a domicilio del curso. Cuatro partidos consecutivos sin perder suman ya los de Unzué, a los que el domingo espera el exigente examen del Atlético de Madrid en Balaídos.