El miércoles por la tarde los aeropuertos se llenaron de ilusión y esperanza. Ayer lo hicieron de dolor. El celtismo, que protagonizó esta semana el mayor desplazamiento europeo de su historia, regresó a casa. Cansados por el viaje -que muchos lo hicieron en un día o a través de varias escalas-, tristes por la derrota, pero orgullosos de la respuesta del equipo ante un desafío semejante y, sobre todo, del impresionante comportamiento que los más de 2.500 aficionados tuvieron durante estos dos días en Mánchester. Ni un incidente, ni un problema generado y un compromiso y entrega a su equipo desmedido que les llevó a apagar con sus cánticos un estadio de casi 80.000 almas como es Old Trafford. El comportamiento de los seguidores del Celta fue tan destacable que se ganaron el aplauso y el reconocimiento de los aficionados del United, de la prensa británica, de los jugadores del equipo inglés (Mata fue uno de los que lo reconoció en público), de Mourinho (que se acercó a aplaudir a los seguidores una vez finalizado el partido) y del propio club. La cosa no quedó ahí. La propia policía de Mánchester a través de las redes sociales elogió el comportamiento de los seguidores, destacó su comportamiento e incluso llegaron a subir un álbum de fotos en el que se veía a muchos de sus agentes posando con seguidores del Celta a lo largo de la histórica jornada que se vivió en el centro de la ciudad.Desbordó cordialidad la jornada y las instituciones encargadas de la seguridad no dudaron en agradecer el comportamiento de los seguidores del Celta.