Mucho se ha hablado en los últimos años del declive de la isla de A Toxa y de la necesidad de encontrar soluciones que ayuden a su revitalización.

De un tiempo a esta parte parecen atisbarse indicios de recuperación. O al menos se intuye un intento claro de reverdecer viejos laureles, sobre todo gracias a la iniciativa privada, tanto con las obras puestas en marcha recientemente por la Comunidad de Propietarios La Toja como por el desarrollo de proyectos de gran calado y proyección, tales como la construcción del puerto deportivo y la recuperación del viejo y otrora lujoso Beach Club. Sin embargo hace mucho que se dejó de hablar de la "milla de oro" de esta isla y todo lo que representaba en cuanto a poder adquisitivo, turismo de calidad y desarrollo turístico; todos ellos elementos de los que se benefició O Grove generación tras generación.

Ahora se habla más de lujosos y emblemáticos hoteles y balnearios que antaño fueron referencia turística a nivel nacional e incluso internacional, pero que se ven obligados a cerrar sus puertas en temporada baja. Al igual que se habla de parcelas en las que es imposible edificar por la carencia de PXOM y de pisos, chalés y apartamentos que parece imposible vender y cuesta alquilar.

En repetidas ocasiones se dijo, a modo de lamento, que ya no quedaba sitio para construir en A Toxa y que resultaba prohibitivo encontrar un hueco en el que alojarse dentro de la que fue isla estandarte del turismo en Galicia. Ahora, por contra, la situación es diferente a causa de un progresivo deterioro del territorio insular que coinciden en reconocer tanto los allí residentes y propietarios de terrenos como los visitantes y los representantes políticos, empresarios y el conjunto del sector turístico.