Después de que en años anteriores se acusara al gobierno del BNG de cargarse la fiesta del churro, la portavoz nacionalista y exalcaldesa Cecilia Tarela preguntó al alcalde si se había reunido con los churreros. Le contestó que sí y que fue una primera toma de contacto para recuperar y potenciar la exaltación de este producto tan característico en la localidad.

Por cierto, que Vidal Seage indicó que el programa dependerá del coste y la disponibilidad presupuestaria, aunque esgrimió que la reducción de la masa salarial puede ayudar a organizar esa fiesta. Cecilia Tarela y su número dos, María Teresa Tocino, respondieron con malestar y guasa diciendo que el dinero de los salarios no puede desviarse para festejos. El alcalde, recostado en su sillón, sonrió y se limitó a susurrar: "Ya encontraremos soluciones, pero la haremos".