El pasado del concello lucense de Sober está marcado por su estratégica posición geográfica, encrucijada de caminos hacia tierras ourensanas y descanso de peregrinos a Compostela. Aquí se encuentran también algunas de las vistas más espectaculares de la Ribeira Sacra, espacio que a sus muchas distinciones aspira a ser Patrimonio de la Humanidad. Y a los balcones ya existentes que ofrecen panorámicas extraordinarias de las laderas de viñedos heroicos, se suma el de A Pena do Conde, el primero que se construye sobre el río Cabe, en uno de los más bellos parajes de la zona, jalonado de historia.

El Cabe nace en la Serra do Caurel y pasa por tierras de Monforte hasta llegar al Sil, con el que se une formando un escarpado y angosto cañón. A su paso deja puentes, molinos, bosques autóctonos e imponentes paisajes de viñedos. El mirador natural de este enclave es el pueblo de A Barca, a media ladera del monte Nogueira, antaño lugar de paso entre las riberas lucense y ourensana. Sobre la primitiva embarcación y sus ocupantes ejercían jurisdicción los monjes del monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, comunicado también por un antiguo camino real. La zona no tuvo su primer puente hasta 1955, año de finalización del embalse.

Además del paisaje, el entorno cuenta con otros atractivos, como la ermita de A Barca, de planta cuadrada y muros de mampostería. Reedificada posiblemente en el siglo XVIII, destaca por su ubicación en una zona de bosque y cañones naturales. Próximos están otros de los reclamos de esta zona, los petroglifos de A Tapada do Monte, profusamente decorados con círculos, surcos, cruces, cuadrados y lo que podría ser un ídolo. Es una rareza entre los grabados rupestres, ya que utiliza como soporte una piedra esquistosa, muy poco habitual en las insculturas gallegas. Merece la pena también conocer la iglesia de Santo Estevo de Anllo, edificación del siglo XVI de gran espadaña, con interesantes esculturas y retablos en el interior.

Vista del monasterio de Santa Cristina en Ribas de Sil desde el mirador de O Boqueiriño BRAIS LORENZO

El mirador de Pena do Conde hace el número diez de Sober, que cuenta con otros magníficos balcones como el de Pena do Castelo, en Doade, al que se accede a través de un frondoso sendero en el que aparecen “penedos” de caprichosas formas y bosques milenarios como el de Valguaire. En lo alto, un mágico horizonte de cumbres y la capilla de San Mauro en la cima, rodeada de leyendas. Hay más por descubrir, porque está A Cividade, O Boqueiriño, Soutochao, Xábrega, Os Chancís, Santiorxo, Cadeiras y Os Chelos.

Qué ver: Xábrega

Molinos con vistas

A lo largo del río Xábrega aparecen casi una treintena de molinos y dos batanes, de especial interés paisajístico y etnográfico. Una ruta permite descubrir este paraje, que en lo alto cuenta con otro de los miradores de la zona.

Visita obligada: Gundivós

Tradición alfarera

“Ao pasar por Gundivós o primeiro que se ve son as olas a secar…”, dice la copla popular. Esta parroquia es una de las más famosas por su tradición alfarera. Se cree que de aquí salían las ánforas con Amandi que iban a Roma.

Gastronomía: Sabores autóctonos

Días de vino y roscas

Además de los vinos de Amandi, Sober cuenta con otras delicias como la rosca típica, a la que está destinada una fiesta propia de exaltación cada verano. Miel, cerezas o castañas son otros productos de la gastronomía comarcal.