O Son do Camiño se despide con deberes

El festival cierra con éxito de público que alabó el cashless y la oferta de foodtrucks; pero suspendió la idea de escenario gemelo

Aitana, en su concierto en O Son do Camiño

Aitana, en su concierto en O Son do Camiño / Daniel Cruz

Mar Mato

Mar Mato

Contentar a más de 120.000 personas en un macrofestival es cosa complicada y en esta edición O Son do Camiño finalizó con éxito de venta de entradas pero con deberes para el próximo año.

Comencemos por los puntos a favor tras preguntar a varios asistentes. Por un lado, se valoró positivamente la pulserita para los pagos (cashless) ya que con ella ganaron tiempo y comodidad evitando numerosas colas. Otro tanto a favor fue una mayor oferta de los foodtrucks.

También se vio bien que el recinto lucía lleno lo que a priori pintaba un buen ambiente; mientras que se destacó la calidad del sonido así como del juego de luces. En general, hubo una sensación de menos aglomeraciones en las barras. En cuanto a las actuaciones de Aitana y Maluma estas gustaron en general a sus fans por el show mostrado, aunque otras voces criticaron su inclusión y la de Bizarrap en el festival.

O Son do Camiño se despide con deberes

Maluma, en su actuación / Daniel Cruz

En el lado negativo de cosas de las que se debe tomar nota para la próxima edición, los asistentes preguntados indicaron sobre todo una: los escenario gemelos.

Hasta el pasado año, O Son do Camiño ofertaba dos escenarios en los que gran parte del tiempo se ofrecían conciertos simultáneos. Desde la organización anotaron que mucha gente corría por el recinto para llegar a tiempo a un directo que iba a comenzar o ya había empezado en el otro escenario.

Como conclusión, decidieron colocar dos escenarios contiguos –gemelos– en el anfiteatro. La principal queja al respecto fue que muchos asistentes se quedaban en las primeras filas guardando sitio desde media tarde o el final de la misma para los conciertos que quería ver de la noche, especialmente los de Aitana o Maluma.

Ambiente "muy frío"

Como consecuencia, en el directo de grupos como Ginebras o los Kayser Chiefs se vio a decenas de jóvenes que se saltaron la norma no escrita de los festivales de que se renueva el público para cada actuación. En lugar de eso, optaron por permanecer sentados en las dos o tres primeras filas incluso dando la espalda al escenario lo que fue criticado desde el micro incluso por Ginebras.

“Ignoraban a los que estaban actuando en el escenario e impedían a los fans de las bandas estar en las primeras filas mientras hablaban y no prestaban atención a la actuación”, criticó un usuario preguntado por este diario.

“Lo del escenario gemelo es un error. La gente no se iba de las primeras filas entre concierto y concierto. Como consecuencia, había un ambiente muy frío en algunas actuaciones como la de Vetusta Morla”, cuando su público es siempre muy entregado, añadió otro asistente.

Sin embargo una tercera fan remarcó que la gente sentada haciendo caso omiso de los directos en las primeras filas junto al escenario ya se vivió el pasado año en algunas actuaciones cuando los escenarios estaban separados, por lo que no es consecuencia del escenario gemelo. "Ya había chicos cogiendo sitio para tres horas antes del concierto que querían y les molestaba que fans de Triángulo de Amor Bizarro poguearan", señalño.

Algunas fuentes coincidieronn en que el eclecticismo de estilos musicales del cartel -mezclar indie, pop, con electrónica y música urbana- quizás haya que revisarlo para futuras ediciones ya que no funciona del todo bien mezclar en un mismo escenario a los fans de propuestas indies con otras de corte más urbano o de ‘triunfitos’. Sin duda, la dificultad de acierto total en un macrofestival es una asignatura complicada. No obstante, O Son do Camiño se alzó una vez más como un espacio de encuentro con gran magnetismo.