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Un té para cada día

Tras el agua, es una de las bebidas más consumidas del mundo. Deleita a sus millones de adeptos con su fragancia y sabor, además de contar con propiedades saludables

Laura Rodriguez, de las pocas sumilleres de té del país, sirve un té negro Golden monkey en su local La Tetereta de Vilagarcía. // Iñaki Abella

El té puede presumir de estar en el ranking de los líquidos más populares del planeta, tras el agua y el café. Degustado de norte a sur y de este a oeste, su origen está asociado a numerosas leyendas.

Una de las más conocidas es la que hace referencia al emperador chino Shen Nung, hombre sabio y erudito que insistía en que el agua debía hervirse por motivos de higiene. Un día, el regidor y su corte descansaban bajo un árbol solitario. Una ligera brisa agitó las hojas, algunas de las cuales cayeron en el agua que estaba en ebullición. El aroma agradable que comenzó a percibirse despertó la curiosidad de los presentes, especialmente del monarca, el primero en probar la mezcla. Lo hizo y la bebida le cautivó al instante.

Es una de las muchas curiosidades acerca del té, proveniente de las hojas secas molidas o brotes del arbusto Camellia sinensis en agua caliente. La diferencia principal con la Camellia japonica, la más cultivada en Galicia, es que las flores de ésta son erguidas y no huelen, mientras que las sinensis son más pequeñas y de escaso valor ornamental.

Lo cierto es que el consumo del té se pierde en el tiempo y podría remontarse al tercer milenio antes de Cristo. Otra antigua leyenda relata que fue un asceta quien llevó la planta desde China hasta Japón, donde en los templos de budismo Zen los monjes empezaron a utilizar la infusión para mantenerse despiertos durante la meditación. Después se extendió por otras zonas de Asia y con el paso del tiempo llegó a Europa, quizás de la mano de los portugueses, que recalaron en la India en 1497.

Más tarde -aunque aún debió pasar algún siglo- se convirtió en todo un éxito social. En el XIX los ingleses ya cultivaban té en la India, y la bebida se hizo aún más popular. A España llegaría en el XVIII pero la infusión no tuvo tanto arraigo, pues debía competir con el café y el chocolate, mucho más asentados.

Hoy es una de las bebidas más consumidas, con cuatro tipos principales -blanco, rojo, verde y negro- y numerosas mezclas que le aportan sabores y fragancias, ya sean frutos u otros ingredientes. Al té se le atribuyen diversas propiedades por su riqueza en antioxidantes, flavonoides, polifenoles o cafeína, que pueden ayudar en casos de hipertensión o estrés, entre muchos otros.

Quien lo sabe todo acerca de esta infusión es Laura Rodríguez Rey, sumiller de té, una de las pocas que hay en España, que apostó por montar en Vilagarcía La Tetereta, una tienda especializada donde además de degustar la bebida se puede saber todo sobre este producto milenario.

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