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Raquel Alzate recopila obra dispersa en un libro para navegar sueños

Astiberri ha compilado colaboraciones de la autora con diversas revistas y fanzines en un trabajo idóneo para adentrarnos en los universos de la ilustradora

// Astiberri

Raquel Alzate (Baracaldo, Vizcaya, 1972) es una de las figuras más conocidas del cómic nacional, pese a que no hablemos de una firma prolífica o con un cuerpo de novelas gráficas numeroso (y por novela gráfica podemos entender el término mágico para estar en la foto, los últimos diez años: la producción de historietas extensas, autorales y en formato libro que desde aquel lejano "Arrugas" de Paco Roca se reveló como la salida al atolladero de la crisis en el cómic de fines de siglo XX y principios del XXI).

Alzate tiene obra extensa, cierto, como el álbum "Cruz del Sur", con guión de Luis Durán, que en 2005 publica también Astiberri. Pero su producción tiene más que ver con el sprint, el relato breve. En ese contexto colabora en revistas de cómic de ámbito nacional como Tos, Dos Veces Breve, la gallega BD Banda o Humo, y también ha participado en álbumes colectivos como "?de ellas" (Edicions de Ponent), "El secreto de Alhóndiga Bilbao" (editado por Alhóndiga Bilbao), "Historias del olvido" (Dolmen) y "Cortocuentos 2" (Astiberri, 2012). Además y para el mercado francés ha realizado junto al guionista galo Rodolphe "La Ciudad de Ys 1. La locura de Gradlon" y "La Ciudad de Ys 2. La morgana roja" (publicados en castellano por Astiberri, 2013).

Añadimos una carrera fructífera como ilustradora de literatura infantil y de libros de texto, para dedicarse también durante una temporada a la escultura y modelado de figuras de pequeño y gran formato para empresas de decoración, trabajo que compagina con la ilustración publicitaria.

Un currículum de enorme solidez que nos habla de una garantía en lo gráfico, que se suma en la lectura de "Navegante en tierra" a la constatación de que Raquel Alzate posee un universo narrativo y lírico personal, sólido. El libro aglutina veintiséis historias cortas creadas entre 2006 y el presente, convirtiéndose en un muestrario de su dilatada trayectoria. También de su evolución. Y de su consistencia. Algunas de estas historias cuentan con guión ajeno de David Abia, Borja Crespo, Harriet, Jon Bilbao, Teresa Valero, o un vecino ilustre de la ciudad de Vigo (realmente, de Val Miñor, más bien, pero nos entendemos): el mismísimo Iván Ferreiro, que contó con Alzate en el proyecto del disco-cómic "Mentiroso-mentiroso" (publicado por Warner en 2008 y que reunía a numerosas firmas de la narrativa gráfica nacional).

Reverso de Alicia

En la lectura de "Navegante en tierra" parece clave la historia en cinco partes "La caja oscura". Es el relato más extenso del libro, se trata de un trabajo como autora completa (responsable por tanto del guión) y se hunde en una suerte de reverso de la Alicia de Lewis Carroll al consistir en la inmersión de una niña en un mundo de sueños inquietantes. Es un trabajo de pocas palabras (pero no silente) y en un blanco y negro que aprovecha una inmensa gama de grises para crear un relato atmosférico, lírico y de tono triste ("gris"; claro) alrededor de los miedos que nos producen las ensoñaciones menos complacientes. Gráficamente destaca la paradoja de una personalidad plástica de hierro y otra evidencia: la capacidad de Alzate para jugar con los registros, modulando las escenas con paisajes obscuros y recargados aquí, con trazos austeros y luminosos allí, según convenga a lo que nos está contando la obra.

De este modo "La caja oscura" (publicada en la revista "Humo" entre 2009 y 2010) define las constantes de todo el libro. Antes, hemos leído "Sujeto 13.452", el ejemplo de resultados más primerizos y que abre el libro; "Cuento de otoño" en que aparece el color aunque con una gama reducida en que predominan los tonos tierra; y dos aperitivos del estilo definido de Alzate ("El navegante en tierra" que da título al libro, y "El hombre de nieve").

Después de "La caja oscura" siguen relatos que depuran lo visto. Sobre todo merece la pena destacar dos aspectos. En primer lugar el fabuloso empleo del color. Alzate crea (i)rrealidades gráficas de tonos expresionistas, también surrealistas en una deformación de la realidad cercana a lo onírico. "La ciudad de las luces" es un cuento de exotismo brumoso; "Espíritus" mezcla lo gótico (hablamos de narrativa) con el expresionismo, buen maridaje; la breve "Burbujas" evoca su capacidad para alumbrar relatos para niños, de colorido intenso y pulsante.

Y el segundo aspecto ya se va adivinando: el libro muestra una variedad estilística casi epatante, pero que sin embargo no desdibuja la personalidad de la autora. Quizá porque siempre tenemos un fondo unitario, ese aire amniótico, de ensueño oscuro. Todos estos cuentos muestran una unidad bastante ilógica en una recopilación de obra dispersa (en el tiempo y el espacio). Pero al tiempo aquí vemos cambios de estilo de vértigo, propios no solo de un oficio (el trabajo de ilustración por encargo debe ser un enorme aliciente para potenciar esta ductilidad) sino también un rasgo de marcada personalidad, en la búsqueda del tono gráfico pertinente para cada obra, entendido al tiempo como un juego de Alzate con sus lectores.

Una recopilación, vamos cerrando, definitivamente pertinente para poner bajo el foco a una autora personal, virtuosa y que merece atenciones como la que le reserva este libro, mimado por Astiberri y que permite recuperar bastantes composiciones descatalogadas e inencontrables.

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