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Caminos del bosque

La Rota do Míscaro, de 18 kilómetros, parte de Sátão, cerca de Viseu, y recorre algunas de las más bellas aldeas portuguesas como Rãs, donde está el santuario de Nosso Senhor dos Caminhos

Convento da Fraga. // ADHL/María Mota

En el municipio luso de Sátão, próximo a la ciudad de Viseu, todo es belleza. Desde sus paisajes naturales a su patrimonio o su gastronomía, todo brilla surcado por tres ríos -Vouga, Sátão y Côja- y por su mucha historia, pues ya tenía fuero concedido por el conde don Henrique en 1111. Existen muchos motivos para acercarse hasta este concello integrado en la Região Demarcada dos Vinhos do Dão, que se desenvuelve alrededor de doce parroquias. Una forma de conocerlo es a través de la Rota do Míscaro, dieciocho kilómetros en los que la naturaleza acompaña al patrimonio entre bosques encantados.

La ruta comienza en el Santuário de Nosso Senhor dos Caminhos, en Rãs, parroquia de Romãs. Sendereando entre pinares y observando los paisajes del río Vouga se llega hasta Fraga, en Ferreira de Aves, donde se encuentra el convento del Senhor Santo Cristo da Fraga, uno de los monumentos más destacables de la región por su valor cultural y artístico. La iglesia del siglo XVIII que se mantiene en la actualidad tenía a su lado el claustro del cenobio, parte del cual se puede ver en el Museu do Caramulo.

Antes, por los caminos de Sátão salen al encuentro joyas barrocas como la capela de Nossa Senhora da Esperança, situada en Abrunhosa, la iglesia del convento de Nossa Senhora da Oliva y el convento de Santa Eufémia, entre otras. Ferreira de Aves, que en tiempos fue concello, es la parroquia que congrega mayor número de iglesias, capillas, ermitas y solares de esta hermosa geografía portuguesa.

El río junto al convento de Santa Eufémia es un buen lugar para descansar y respirar aire puro. Después hay que continuar en dirección a Vila Boa y contemplar las viejas casas de piedra que aún conserva esta aldea parada en el tiempo. Luego la senda prosigue en dirección Trabulo donde se encuentran las poldras, los ancestrales pasos de piedra que atraviesan el río. Obligado es caminar sobre ellas, un pie delante y otro atrás y admirar las aguas límpidas y espejeantes del curso de agua que tanta inspiración ha dado a poemas y pinturas. Tras deleitarse con el paisaje y la paz que emana este espacio natural, el camino parte rumbo al santuario de Nosso Senhor dos Caminhos, donde termina la ruta.

El concello de Sátão, considerado capital del míscaro -níscalo y otras setas con fiesta propia en otoño- tiene tres aldeas -Forles, Rãs y Tojal- catalogadas entre las más bellas de Portugal. El fin de esta ruta que toma el nombre de los hongos que tanta fama han dado al municipio está en una de ellas, Rãs y su majestuoso santuario de Nosso Senhor dos Caminhos, con sus quince columnas de siete metros de altura. La romería anual, que atrae miles de peregrinos, se celebra el octavo domingo después de Pascua.

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