Susana Rodríguez tocó el cielo olímpico en Tokio hace solo unos meses. La viguesa, después de llamar a la puerta en anteriores citas, conquistó en Japón el oro paralímpico en la prueba de triatlón. Una recital extraordinario. Después de reinar en el triatlón paralímpico a nivel mundial con enorme autoridad durante los últimos años, la viguesa sumó bajo el sofocante calor de Tokio el soñado triunfo en los Juegos Paralímpicos, ese por el cual exprime los días para compaginar su trabajo como médico en Santiago con su faceta de deportista de élite. El oro llegó tras un recital que le llevó a dominar la prueba desde el primer segmento.

Y a partir de ahí, desde que salió del agua, fue aumentando la ventaja con sus perseguidoras hasta el tramo de carrera a pie en el que las arrasó por completo.

La triatleta viguesa (que en Japón también compitió en la prueba de 1.500 metros en la que consiguió ser finalista) finalizó la prueba con un trono de 1:07:15, con casi cuatro minutos de ventaja sobre la italiana Anna Barbaro, medalla de plata, y cuatro minutos y medio mejor que la francesa Annouck Curzillat que completó el podio. La carrera fue un absoluto festival de la triatleta viguesa que comenzó gobernando la prueba en la natación y en el tramo de bicicleta mantuvo una ventaja próxima al minuto sobre sus perseguidoras. Midiendo esfuerzos y diferencias. Pero en cuanto se puso las zapatillas para correr ya no hubo carrera.

  • Año nacimiento: 1988 localidad: Vigo club: Delikia Palmarés 2021: Medalla de oro en los Juegos Paralímpicos de Tokio en la prueba de triatlón. Finalista en la prueba de 1.500 metros en la misma cita olímpica.

Desde el comienzo ella y su guía, Sara Loehr, impusieron un ritmo que era inaccesible para el resto de deportistas que solo pudieron seguirla a distancia. Cada tramo su diferencia era más grande hasta alcanzar esos cuatro minutos que le dieron el oro.

Este triunfo supone la culminación al brillante trabajo que Susana ha realizado desde que hace diez años aproximadamente decidió poner el atletismo en un segundo plano y centrarse en el triatlón. Hace cinco años, en Río de Janeiro, fue quinta en la final paralímpica. Desde ese momento preparó a conciencia la cita de Japón convencida de que era el momento de encaramarse a lo alto de unos Juegos Paralímpicos. Avisó en los últimos Mundiales disputados de la especialidad con dos oros y un segundo puesto en tres ediciones consecutivas y a lo largo de un complicado 2021, en el que la viguesa alternó el entrenamiento con el duro trabajo como médico en mitad de una pandemia, ajustó la preparación de forma minuciosa. Y los resultados se han visto en Japón donde hizo posiblemente una de las mejores carreras de su vida para proclamarse campeona paralímpica. 

Susana Rodríguez Gacio culminó a los 31 años un camino que comenzó antes incluso de que naciese; en esa aldea de Sopena donde su clan familiar forjó el espíritu de superación que le han inculcado. Susana tiene un 5% de agudeza visual en un ojo y un 7% en el otro. Habita entre brumas. Sin embargo, ha sabido percibir siempre la luz que titilaba al fondo. 

Esta mujer de portada de Time el pasado mes de julio, consagrada internacionalmente como heroína contra el COVID y por la integración, apareció por primera vez en los papeles públicos el 9 de marzo de 2005. Fernando Franco le dedicaba uno de sus pellizcos en el Mira Vigo del FARO. Acababan de concederle el premio de la ONCE al mejor expediente educativo de la ESO en España. Emergía así al escenario su extraordinaria peripecia.

Susana Rodríguez Gacio es hija de maestro y médico anestesista, de quien ha heredado el gusto por el oficio y el madridismo. Sus abuelos habían labrado las tierras de Mondoñedo y poseído un colmado. Su albinismo, antes que freno, agitó ese espíritu de superación transmitido como legado. Sus padres aprendieron bien pronto a permitir que se enfrentase a los riesgos del mundo como cualquier otra niña.

Patricia, su hermana, fue aliada, referente y competidora. En cierto modo la primera guía de todos los que después vendrían. La pequeña Susana intentaba emular a Patricia en estudios y ejercicios. Ese oro que ya luce en su pechera se sembró en aquellos juegos fraternales en la terraza de casa. Susana pronto entendió que aunque su escasa visión la limitaba en su pericia técnica, ningún obstáculo existía para su esfuerzo; que atravesar agua y tierra solo consiste en dar otra brazada y otra zancada mientras los demás van desistiendo. Ahora sorprende que haya podido cursar Fisioterapia y Medicina, licenciarse y trabajar en la especialidad de rehabilitación en Santiago. A sus íntimos ya nada les puede maravillar desde que la conocieron estudiando de manera convencional en el Rosalía de Castro, con solo el apoyo de una profesora de la ONCE dos días a la semana. En Bachillerato ya empleaba un ordenador de sonobraille, de ocho teclas y espacio, para tomar apuntes en clase. Solo reclamaba un asiento en primera fila y que el sol no incidiese sobre el encerado. Con 12 años residió durante todo un año con una familia en Inglaterra.

Susana relata esa época de aprendizaje con relativa dulzura o al menos sin rencor, pese a los malos tragos. “El balance de mi experiencia en el colegio es positivo, aunque ha habido momentos más fáciles y más difíciles, gente que entiende mejor qué es la diferencia y otros que no la entienden tanto. Estos últimos no me importan”, narraba. Si sufrió la aspereza o el acoso de algún compañero –“algunos te mira raro”–, fue casi más por esa perfección que los profesores mencionaban que por su piel nívea. No todos, claro. “Un profesor me insinuó que me buscara la vida para aprobar”, revelaba aquella adolescente en su primera entrevista. Otro comentario convertido en acicate gracias a su especial alquimia: “Estoy convencida de que quien quiere, puede”, sostenía.

Claro que saberse observada, intuyéndolo más que comprobándolo, forja el temple. “Siempre te dice todo lo que piensa a la cara”, aseguraba un amigo del colegio, Ismael. No ha de entenderse como crudeza. Desirée Vila recordaba hace poco cuando conoció a Susana, con su amputación aún reciente: “Estuvo encantadora, como es ella”. Cuando tu realidad visible concluye a tan poca distancia y se compone más de sonidos, olores y tacto, has de gestionar también la soledad y el silencio.

No se trata de promocionarla como un catálogo de virtudes, aunque sea la imagen que trascienda en los reportajes y las publicidades. “Es raro porque tú sabes que en tu día a día no siempre eres modelo de algo. Tampoco se puede dar una imagen de perfección, de que nunca te equivocas. No es verdad. Soy como cualquier persona, tengo momentos en que todo parece fácil y lo contrario”.

Es la fe lo que la distingue. “Triunfar es reinventarse”, asegura. La dejaron fuera de los Juegos de Pekín aunque había obtenido mínima en atletismo. Decidió enfocarse en el triatlón en vez de embadurnarse en frustración igual que convirtió la quinta plaza de Río en el impulso para buscar la medalla en Tokio tras un ciclo olímpico plagado de títulos en todas las competiciones en las que intervenía. Convivir con la presión de su condición de favorita era el reto definitivo. Su triunfo, con más de cuatro minutos de ventaja sobre la segunda clasificada, añade otro sobresaliente a su currículo.

“Me motiva sentir tan cerca el apoyo de toda la ciudad”

Susana Rodríguez conquistó el galardón por tercera vez en su vida. En esta ocasión sus méritos fueron más allá porque sumó al fin su primera medalla olímpica, algo que perseguía desde el comienzo de su carrera deportiva: “La verdad es que fue un año espectacular. Yo siempre presumo de que he desarrollado aquí toda mi carrera deportiva, mi entrenador es de Vigo, estoy siempre aquí, entreno en instalaciones municipales… Recibir un premio en mi ciudad siempre es especial. El cariño en estos meses ha sido impresionante. Fueron unos Juegos raros, sin público, pero sentí muy de cerca a la gente de aquí. Es una motivación para ir a por más cosas”. Comparando con los anteriores galardones, tiene claro que “quizá de los tres, este es el más especial. Todos los deportistas queremos estar un día en un podio de los Juegos. Aunque sean los mismos rivales que en un Mundial, los Juegos son especiales por todo lo que encierran”.