A la hora de conseguir un descanso reparador tan importante resulta el colchón como la almohada. Su función principal es sostener nuestra cabeza cuando dormimos por eso, en el momento que sintamos que nos despertamos con dolor de espalda o de cuello, debemos cambiarla. Hay que prestar atención a la que dice nuestro cuerpo. Cuando nos levantamos de la cama y si sentimos que empezamos el día más cansados, puede ser porque nuestra zona de descanso no cumple los requisitos.

Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) no es recomendable evitar la almohada para dormir ya que puede generar tensiones en la zona cervical y dificultad para respirar. Además, ha publicado los aspectos que debemos tener en cuenta para saber si estamos descansando con una almohada adecuada o si la que estamos utilizando está teniendo efectos nocivos en nuestra salud. Es preciso que cabeza, cuello y columna vertebral estén alineados: para eso sirve la almohada. Su objetivo es contribuir a una adecuada postura de la columna, de forma que se relajen los músculos y se pueda favorecer un buen descanso y una buena respiración.

Cómo escoger una buena almohada

Cómo escoger una buena almohada OCU

Cuál es el tamaño ideal de la almohada

La anchura de la almohada debería siempre superar la de tus hombros. En cambio, su altura o grosos varía según la postura en la que duermas.

  • Una almohada baja (10 cm), es adecuada para quienes duermen boca abajo, y también para los niños pequeños.
  • Una almohada mediana (12-13 cm), es ideal para quien duerme sobre la espada. Debe ser más bajo que los hombros, y de una dureza media.
  • Una almohada medio-alta (15 cm). Es ideal para quien duerme de lado, para mantener la cabeza y el cuello bien alineados con el eje de la columna.

Tipos de almohadas

En el caso de sufrir molestias en el cuello, la almohada cervical deja un hueco en la zona de la cabeza para adaptarse al contorno del cuello y aliviar las posibles molestias.

Igual ocurre durante el embarazo para dar soporte al colocarnos de lado o también para evitar las molestias de mantener la postura de dormir boca arriba durante mucho tiempo; una pequeña almohada o cojín debajo de las rodillas servirá para elevar un poco las piernas y permitir que la espalda se relaje. Si duermes de lado, puedes colocar una almohada para que descanse la pierna del lado de arriba y ayudar a estabilizar la postura.

Rellenos de almohadas ¿Cuál es el mejor?

Los más habituales son:

  • Pluma y plumón: Las plumas son de oca o de pato. Las almohadas con relleno de plumas son blandas, se deforman, pero vuelven rápidamente al punto de partida. No sujetan bien el cuello. Este tipo de almohada está más pensado para los que duermen boca abajo pero no es indicado para personas muy robustas, ni tampoco para quienes se mueven mucho mientras duermen. Tampoco es apto para persona alérgicas, ni para niños pequeños.
  • Látex: El relleno de las almohadas de látex puede ser sintético, de origen natural o mezcla de ambos. Este tipo de almohada ofrece una buena sujeción de la cabeza, lo que la hace muy adecuada para quien duerme de lado o para personas corpulentas. El látex admite bien los movimientos, y es también adecuado para quienes tienen alergia a los ácaros.
  • Sintético: Normalmente este tipo de rellenos son de fibra de poliéster que transpira bien. Es una almohada blanda, muy adecuada para personas muy delgadas, para niños y no presenta problemas de alergia.
  • Espuma: Las almohadas de espuma son normalmente de poliuretano. Entre ellas están las de material viscoelástico que tienen “efecto memoria”, es decir, durante unos segundos mantiene la forma de cabeza y cuello aunque cambie de postura, lo que hace que no sea muy adecuado para quien se mueve mucho. Sí que va perfectamente para los que duermen de lado.

Cómo cuidar y conservar tu almohada

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Ya elegida, es importante que cuides bien de tu almohada, alargarás su vida útil, que puede extenderse hasta unos 5 años.

  • Airea la almohada habitualmente: abre las ventanas antes de hacer la cama, y ventílala bien, al aire, una vez a la semana.  
  • Dale la vuelta a menudo para evitar que se deforme.
  • Compra una almohada que puedas lavar.
  • Usa una funda de protección y lávala cada dos meses.