Veki Velilla | Actriz, protagonista de la serie ‘¡García!’ (HBO Max)

“‘¡García!’ pasa de ser una serie de acción a algo más emocional”

“Para soportar el tiempo que Antonia está colgada de un puente, debes tener el abdomen fuerte”

La actriz madrileña Veki Velilla, en un fotograma de la serie ‘¡García!’.   | // HBO MAX

La actriz madrileña Veki Velilla, en un fotograma de la serie ‘¡García!’. | // HBO MAX / inés álvarez

inés álvarez

Los seguidores de Amar es para siempre (Antena 3) la recordarán como Laura, la hija pequeña de los Ortega, pero Veki Velilla (Madrid, 1995) ya había debutado en la tele tres años antes con la serie Anclados. Luego llegaron La catedral del mar, Hospital del Valle... e Yrreal (Playz), una serie de terror y acción muy rompedora que le sirvió de experiencia para dar vida a Antonia en ¡García!, la ficción de HBO Max (ya disponible al completo) basada en el cómic homónimo. Porque también pone a prueba su resistencia física. Y sale airosa.

Antonia es una estudiante de Periodismo a la que se le presenta un tema de investigación que le cambiará la vida. Porque no todos los días se conoce a un superagente creado por Franco que fue crionizado y que revive 60 años después en una España que no reconoce.

–¡Menuda aventura ha vivido!

–Una locura. No éramos conscientes de lo que estábamos haciendo.

–En ¡García! hay acción, comedia, drama...

–Un poco de todo. Hay acción, aventura y trama política, pero a medida que se avanza, pasa de ser una serie de puños y peleas, por decirlo de algún modo, a transformarse, sin perder su espíritu aventurero, en algo más emocional.

–¿Hay escenas de acción que haya hecho usted misma?

–Gran parte. Había cosas que no estaba planeado que las hiciera, pero las veía factibles y pedí que me dejaran intentarlo. Aunque, obviamente, hay otras, como las explosiones, que no podíamos hacer ninguno de los actores porque no sabemos. Francisco [Ortiz] como yo teníamos a dos especialistas que hacían de García y Antonia.

–¿Necesitó preparación física?

–Sí. No para cambiar físicamente, como le pasó a Francisco, porque el cuerpo de Antonia es el que tengo, pero gané fuerza para aguantar las veces que está huyendo. Para soportar el tiempo que está colgada del puente, si no tienes el abdomen fuerte, no lo consigues.

–También tenía secuencias con realidad virtual. ¿Fue difícil?

–Dos empresas de efectos especiales, El Ranchito y Lanspost, recrearon la parte de Antonia llegando al Valle de los Caídos y entrando en la basílica. La Piedad es una reconstrucción en 3D. Un trabajo increíble. ¡Eso lo grabamos en medio de una autopista abandonada!

–Como en ‘Yrreal’, tuvo que ser complicado colocarse para grabar, tiene una estética muy concreta.

–Con tu compañero enfrente es más sencillo, pero me he acostumbrado a que muchas cosas sean mentira. A veces estás mirando a tu compañero, pero por cámara parece que estás mirando a Parla.

–¿Es cierto que fue idea suya que Antonia hable tan rápido?

–Cuando llegué al casting, no sabía que había un cómic. La propuesta que llevé es que es una persona que habla rápido. Y es verdad que genera ansiedad. Hay momentos que dices: “¡Por Dios, que se calle!”. Pero es una característica del personaje. Antes de ir a rodar me ponía rap hasta que me salía bien, porque si no era incapaz de ir a esa velocidad. Mi mayor miedo era que no se me entendiera.

–¿No sabía que había un cómic?

–No tenía ni idea, y me acojoné. Como entre el primer casting y el segundo había una hora, me fui a una cafetería a buscar información como una loca. Pero fue una suerte no haberlo leído, porque el personaje del cómic es diferente.

–Antonia es patosa, un desastre, pero resulta entrañable.

–Lo que más me gustó de construirla es lo patosa que es porque me dio la oportunidad de hacer un personaje distinto. De ella han dicho: “Que le pongan un entrenador a la actriz para que aprenda a correr”. Pero es que hemos hecho a Antonia desgarbada aposta.

–Por fin no hay la típica tensión sexual entre los protagonistas.

–Su relación es fraternal. Antonia en ningún momento está sexualizada. Ni con su novio.

–García descubre un mundo donde hay móviles y leche de avena y los hombres se pueden casar.

–Es bonito descubrir con él lo difícil que es entender una sociedad que para ti es el futuro. Imposible. Y a la vez, Antonia, que empieza juzgando el pasado de su padre, entiende un poco de dónde vienen las cosas aunque no las acepte. En la primera temporada –espero que haya más–, Antonia empieza siendo una cría y acaba siendo una mujer. O empieza a serlo.

–Es un lujazo trabajar con Emilio Gutiérrez Caba, ¿cierto?

–Cuando vi el reparto, fue lo que más me gustó –aparte de trabajar con Francisco, al que ya conocía–, pero me dio más vértigo. Le dije a mi padre: “No te pongas celoso, pero este es el mejor padre de ficción que me podían poner”. Emilio es uno de los actores con los que no había trabajado y más admirado. Mi padre me dijo: “Te entiendo”. Ver a un profesional que es un referente como un igual... Con el respeto que se merece.

–¿Se daban cuenta de que estaban haciendo algo diferente?

–No éramos conscientes. Pensábamos: “Esto puede ser una maravilla o un truño”. Porque era tan ambicioso... Pero lo hemos logrado. El mayor miedo era el código. Tener un tono similar asumiendo el código de una serie, entre comillas, de superhéroes, pero tampoco, y el de cómic, pero realista, porque son personajes con capas.

–Veo que ya piensa en una segunda temporada.

–¡Ojalá! García y Antonia tienen que seguir sus andanzas.