| José Tomás ofreció ayer en Granada una tarde antológica, de esas que perdurarán en el recuerdo de cuántos vinieron a verle en directo, y no sólo por las seis orejas y rabo que cortó en total, sino por la exhibición dio de suavidad, pureza y verdad de su maravilloso y singular concepto del toreo.

La expectación desde días antes era descomunal. No había negocio en Granada en el que no hubiera nadie que hablara de toros a cualquier hora del día. Y de él. El verdadero "culpable" de tanto revuelo. El que siempre se produce en cualquier ciudad del mundo donde se anuncie, la misma que se convierte por un día en la capital mundial del toreo. Es lo que tiene José Tomás, el único torero capaz de paralizar un municipio entero, el que coloca el "no hay billetes" también en hoteles, cafeterías y restaurantes, genera un impacto económico que, en el caso de Granada, estará por encima de los 10 millones de euros, y hace que la reventa haga, asimismo, su particular agosto, con precios al alcance de muy pocos bolsillos. Y todo por esa exclusividad que logra gracias al número tan sumamente reducido de paseíllos por temporada. Y sin televisiones. Lo que hace que el que tenga la suerte de verle en directo sea todo un privilegiado.