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Los gallegos más célebres

La nueva edición del Diccionario de la Real Academia de Historia incluye las vidas de 27 gallegos entre las biografías tratadas con mayor extensión. De dos de ellos, Diego Gelmírez y el Maestro Mateo, se desconoce el lugar exacto de su nacimiento

Los gallegos más célebres

Las cifras de presentación de esta nueva nueva edición del Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de Historia son de las que impresionan: 45.000 biografías en más de 60.000 páginas en internet, 2.500 años de historia, 5.500 expertos encargados de elaborar las entradas...El salto cuantitativo con respecto a la edición anterior, que data de 2011 (con 40.000 biografías) es muy significativo. Y si nos referimos a Galicia, otro tanto, puesto que de los 1.835 biografiados se ha pasado a 2.324, lo que coloca a la comunidad autónoma en la cuarta posición, tras Andalucía (4.514), Madrid (3.029) y Cataluña (2.958), si bien es preciso matizar que no todos ellos son nativos de los territorios de estas autonomías, sino que en este apartado se han sumado, a los nacidos, los fallecidos en las citadas regiones. Claro que, por ejemplo, el mismo criterio se ha seguido con Colón, que figura en el Diccionario, pese a reconocerse que no nació en España.

Lo que no cambia mucho es el número de gallegos con el espacio reservado a aquellos a los que se dedican las biografías más ampliass: se ha pasado de 26 a 27 con la incorporación de Manuel Fraga Iribarne, fallecido en 2012, y manteniendo en la lista a dos personajes de los que todavía se desconoce su cuna, aunque se da por gallega casi con toda probabilidad: el arzobispo de Santiago Diego Gelmírez y el autor de las obras del Pórtico de la Gloria, el Maestro Mateo.

¿Que criterios de selección se siguen para incluir o no a un personaje en el Diccionario Biográfico y, de hacerlo, delimitar el espacio que se le dedica?". Lo explica Jaime Olmedo, Director Técnico del D.B.: "En la Academia, alrededor una decena de personas, todas licenciadas o doctoras en variadas especialidades, procede a realizar una especie de vaciado de obras de referencia sobre la Historia de España, unas de carácter general y otras más específicas para, a partir de esas obras, ir extrayendo una serie de nombres de personajes que aparecen citados en ellas. Así, poco a poco, se ha ido componiendo la primera parte de la nómina, porque hay una segunda parte que nos viene a través de propuestas de instituciones, desde las distintas Academias hasta el Congreso de los Diputados y el Senado, así como de los propios miembros de esta Academia que están distribuidos por todas las provincias". "A partir de todas esas fuentes-continúa Olmedo- y una vez constituida la nómina total, toca decidir qué extensión se le da a cada personaje y quién lo va a biografiar. Lógicamente, nosotros siempre hemos tratado de que el biógrafo tenga un prestigio contrastado y, además, en determinados casos, también le consultamos acerca de la extensión que podríamos darle a la biografía. Pero, eso sí, finalmente son los académicos quienes toman la decisión definitiva acerca de la inclusión o no, y de su extensión dentro del volumen. Hecho esto, el equipo técnico recepciona las biografías y, si se entiende que se corresponde en fondo y forma a lo que se ha solicitado, se incorpora a la obra. Y, si no es así, se vuelve a contactar con el biógrafo para que modifique su primer texto original".

Por su parte, Carmen Iglesias, directora de la Academia, asegura que han tenido mucho cuidado para evitar polémicas como la que suscitó en 2011, en el Diccionario Biográfico en papel, la entrada sobre Francisco Franco, firmada por el historiador Luis Suárez, que daba una visión amable del franquismo y evitaba definirlo como dictadura, una biografía que fue revisada posteriormente. Ahora, en este diccionario digital, han tenido "especial cuidado" a la hora de definir el franquismo y han revisado todas las biografías que respondían a "criterios anteriores", señala.

Junto al eje cronológico, que va desde el siglo VII antes de Cristo al siglo XX, el diccionario cuenta con un eje geográfico, ya que incluye no solo España sino todo lo que fue el territorio de la Monarquía hispánica a lo largo de esos siglos, y en las que han participado todas las academias de la Historia iberoamericanas.

Y desde ahora, en este diccionario pueden encontrarse biografías no solo de grandes personajes sino de representantes de todas las profesiones y desempeños de tareas de ciudadanos que han aportado en estos 2.500 años "algo a su medio". Así, están biografiados por primera vez miles de ciudadanos medios que hicieron "algo", por lo cual el porcentaje de personajes hasta ahora anónimos es muy alto. Para ello, más de 500 instituciones, académicos correspondientes cronistas en España y Latinoamérica, "hispanistas" de todo el mundo, han aportado biografías de personajes.

La incógnita de la villa natal de Gelmírez

Es una de las grandes incógnitas de la historia de España y Galicia. Ningún historiador se ha atrevido a confirmarlo pero, en la biografía del que fue Obispo y primer Arzobispo de Santiago (1065 - Santiago de Compostela (La Coruña), 1139-1140), escrita por Ermelindo Portela Silva (A Guarda, 1947), se ofrecen los suficientes indicios como para creer en su cuna gallega: "Sobre los orígenes familiares y sociales -refierere Portela-, sus cronistas han recogido, aunque parcas, algunas noticias. A su padre, Gelmirio, le concede Giraldo de Beauvais, autor del segundo de los pasajes que contienen los primeros datos sobre nuestro personaje, los títulos de miles ac praepotens, para decir a renglón seguido que obtuvo de manos del obispo Diego Peláez el gobierno del castillo de Oeste, Iria, la Mahía y Postmarcos. Por su parte, Munio Alfonso, en las indicaciones equivalentes, no menciona el nombre del progenitor, ni le da título alguno; pero sí dice de él que, según se recordaba, había gobernado Iria y el territorio comprendido entre los ríos Tambre y Ulla, con admirable discreción y adecuada firmeza. El uso del término miles en su caracterización, y la situación al servicio de Diego Peláez, han sido argumentos suficientes para consolidar el tópico de la inclusión del caballero Gelmirio en el rango de la aristocracia de segunda fila. Es un tópico que debe ser revisado (...) porque la función desempeñada por Gelmirio no se corresponde con lo expresado anteriormente, es decir, el castillo de Oeste, la Mahía, Postmarcos, Iria y la provincia vecina, es decir, la zona comprendida entre los ríos Tambre y Ulla. Sumadas las indicaciones de Giraldo y Munio Alfonso, es claro que lo que gobierna Gelmirio es el honor de Santiago, el territorio sobre el que los obispos de Iria-Compostela ejercían, por delegación del rey de León, el poder político no parece encargo que se haga a un simple cliente armado (...) Gelmirio se contaba más bien entre los potentes, es decir, miembro caracterizado del grupo aristocrático en el que se movía también el obispo de Compostela".

La Academia descarta la cuna gallega de Colón

El trabajo realizado durante los últimos años por los historiadores que han reivindicado el posible origen pontevedrés del Descubridor (concretamente del concello de Poio) no ha dado los frutos apetecidos. Se mantiene pues intocable la biografía de la Academia elaborada por el ya fallecido Juan Pérez de Tudela y Bueso, en la que si bien se cita la existencia de otras teorías sobre sobre el lugar de nacimiento de Cristóbal Colón, es no solo para descartarlas sino incluso descalificarlas. Este es un extracto en el que se aborda este asunto tal cual figura en el Diccionario Biográfico: "Los suelos que se disputaron ser cuna de Cristóbal Colón fueron múltiples. Pero para los efectos biográficos y de interpretación, dos han sido los principales contendientes: de un lado, Italia -claro es-, a cuyo favor militan todas las noticias dignas de crédito, y de otra parte, España, donde el tránsito de patriotismo a patrioterismos más emotivos que razonantes exigió completar la gloria española del descubrimiento, haciendo español a su protagonista. Ahora bien; el primer requisito para españolizar al Descubridor es el de descalificar como pura superchería las fuentes más próximas a la vida del almirante.Fueron muchos los estudiosos que trataron de buscar a Colón cunas en la Península Ibérica. Galicia, Extremadura y Cataluña, entre otras regiones españolas, se disputaron el honor de contar entre sus naturales a tan eminente personaje (...) Frente a esas pretensiones se alza un argumento incontestable: los testimonios de la época -incluido el del propio Descubridor en el documento fundacional del mayorazgo a favor de su hijo Diego- son unánimes a la hora de fijar en Génova el solar de los Colombo. Además, investigadores genoveses han probado fehacientemente que el almirante fue hijo de Doménico Colombo y de Susana Fontanarosso (Fontanarrubea), pertenecientes ambos a familias ligures dedicadas a la fabricación textil, padres, igualmente, de Bartolomeo y Giacomo. La opinión más generalizada es que el futuro almirante vino al mundo en 1451".

Méndez Núñez, único vigués del grupo de los 27

Aunque, de los 27 gallegos que gozan de las biografías más amplias, fueron varios los que tuvieron durante sus vidas una directa vinculación con Vigo, solo uno de ellos nació en la ciudad olívica: el legendario almirante Casto Méndez Núñez, de cuya biografía se encargó Manuel Benítez Martín. De Méndez Núñez nos detenemos en este caso en su familia e infancia, la menos conocida y las más relacionada con Vigo, así como en una heroica anécdota. Todo ello es narrado así por Benítez Martín: " (Era) el mayor de ocho hermanos, cinco hembras y tres varones, de una familia gallega que, por parte materna había dado muchos ilustres hombres a la patria. Su abuelo Francisco Javier de Núñez murió gloriosamente al mando de la columna de granaderos de Galicia, en la batalla de Alba de Tormes, en la Guerra de la Independencia, y sus tíos Joaquín y Antonio Núñez, brigadier el primero y capitán de fragata el segundo, eran nobles ejemplos para su sobrino. Es natural, por tanto, que se mantuviese la tradición de la pequeña nobleza de los "hijosdalgo" por la que el hijo mayor tenía, casi, la obligación de tomar los clericales hábitos o vestir el uniforme militar. Su padre fue el leonés, de Villafranca del Bierzo, José Méndez Guadarrama, administrador de Correos, y su madre Tomasa Núñez Fernández, mujer de ferviente patriotismo y devota religiosidad, heredera del ancestral Pazo do Con. (...) Casto fue un niño tímido y reservado, en opinión de sus amigos, pero su madre supo inculcarle los valores que le llevarían a escoger la milicia como profesión. (...) Se cuenta de la época de su estancia en Vigo, que "con trece años, un día paseando por la playa del Arenal vio cómo dos niños que, faltos de fuerza o pericia en el baño, estaban en inminente riesgo de ahogarse, no dudó en tirarse al agua y rescatarlos, tal hecho hizo que un capitán mercante que con su bote acudía con igual intención, al ver tal hazaña le preguntase, una vez en tierra, cómo se llamaba y al escuchar sus nombres le dijese ¡Tú serás un gran hombre!".

Franco, biografía corregida: ya es "dictador"

Una de las biografías del Diccionario que mayor polémica ha causado ha sido la de Francisco Franco Bahamonde. Hasta esta nueva edición, en la anterior entrada de Franco, escrita por Luis Suárez, experto en Historia Medieval y muy cercano a la Fundación que lleva el nombre del caudillo,se decía que"montó un régimen autoritario, pero no totalitario, ya que las fuerzas políticas que le apoyaban quedaron unificadas en un Movimiento y sometidas al Estado (...)". En la nueva, elaborada por Juan Pablo Fusi, se lee: " Franco Bahamonde, Francisco. Ferrol (La Coruña), 4.XII.1892-Madrid, 20.XI.1975. Jefe del Estado y dictador. [...] Anticomunista y conservador, progresivamente religioso (algo que no había sido en su juventud) y cada vez más obsesionado por la masonería, Franco pensaba en 1936 en una dictadura militar más o menos larga basada en su jefatura personal, en un régimen autoritario y unitario, sin autonomías regionales ni partidos políticos ni sindicatos de clase, en un régimen militar, 'español y católico' (...)". Fusi añade que "Franco fue básicamente un militar, un "africanista"; un militar convencido de que el Ejército era la "columna vertebral" de la patria, que pensaba que el liberalismo y los partidos habían sido responsables de la decadencia de la España contemporánea (...) y que, aunque sirvió bajo ella, identificaba la Segunda República con anarquía, división nacional, humillaciones al Ejército e infiltración comunista. Cuando en 1936 asumió, como Generalísimo, el mando militar de las fuerzas sublevadas, tenía 43 años y era sin duda uno de los militares más prestigiosos del Ejército. Definían ya su carácter rasgos que serían permanentes: era frío, distante, reservado, desconfiado, cauteloso. Escasamente carismático, a Samuel Hoare, embajador británico en Madrid en 1940, Franco le pareció una personalidad anodina; "sólo los ojos -diría en 1948 don Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII y titular de los derechos al trono de España-revelan vida y astucia. Poseía, en cambio, una gran capacidad de autodominio".

Manuel Fraga, la última novedad gallega

Manuel Fraga Iribarne, fallecido en enero de 2012, es el único gallego incluido en esta última edición del Diccionario Biográfico con el rango que le otorga la Academia de biografía amplia. Recordemos que la anterior edición del D.B.E. data de 2011, todavía en vida del que fue presidente de la Xunta durante tres legislaturas. De su biografía académica se ha ocupado el sociólogo y político (vinculado a UCD) Luis González Seara (A Merca, Ourense, 1936-Madrid, 2016), a quien desgraciadamente la vida no le ha alcanzado para ver esta nueva edición del Diccionario con su contribución incluida.

El ourensano Gonzalez Seara narra así la que posiblemente fue la gran decepción política en la vida del "león" de Vilalba: la de no haber sido elegido el piloto de la Transición de España hacia la democracia: "La muerte de Franco le impulsó a ir a Madrid el mismo día del fallecimiento, y fue recibido por don Juan Carlos. Aceptó el ofrecimiento del presidente Carlos Arias para ocupar la vicepresidencia del Gobierno y el Ministerio de Gobernación, mientras Areilza aceptaba la cartera de Exteriores, convirtiéndose los dos ministros en la imagen de la apertura política que el Gobierno ofrecía. Pronto se vieron decepcionadas las esperanzas de los reformadores, ante el inmovilismo del presidente. Cesado Carlos Arias Navarro, y de acuerdo con el Rey, el presidente de las Cortes, Torcuato Fernández Miranda, planteó una nueva fórmula, de la Ley a la Ley, para la reforma de las Leyes Fundamentales. Ello aconsejaba el nombramiento como presidente de una persona joven, perteneciente a la generación del Rey, y fue designado Adolfo Suárez. Este nombramiento decepcionó a Fraga, que no quiso estar en el nuevo Gobierno, y decidió preparar el programa de un partido político para llevar adelante una reforma democrática, de tipo canovista. De forma poco comprensible, tendió la mano a siete figuras amortizadas del franquismo, constituyendo la Federación de Alianza Popular (AP)".

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