Un ciudadano escocés ha sido condenado a catorce años y once meses de cárcel por el intento de asesinato de quien fuese su compañera sentimental, de la misma nacionalidad, en una urbanización donde se concentran numerosos residentes extranjeros, en el municipio alicantino de Rojales.

La Audiencia de Alicante le impone asimismo la medida de alejamiento por un tiempo de 24 años y acuerda el pago de una indemnización a la víctima de 5.600 euros por las lesiones causadas, otros 14.900 por las secuelas producidas y otros 5.000 euros por daños morales.

La agresión, que estuvo a punto de acabar con la vida de la mujer, se produjo entre la noche del 18 de julio de 2017 y la madrugada del día 19, unas dos semanas después de que el procesado y la víctima interrumpiesen la relación sentimental que habían mantenido durante cinco años.

La resolución judicial considera probado que el acusado, de 62 años, se dirigió hasta el domicilio en el que residía su expareja, de su misma edad, para recriminarle que hubiese puesto una denuncia contra él por supuestos malos tratos y amenazas, y exigirle que le entregase dinero.

La mujer se negó y se dirigió hacia la puerta de su casa con la intención de abandonarla. Fue entonces cuando el procesado la atacó "de forma sorpresiva" por la espalda y le asestó una puñalada en el costado con el cuchillo que portaba, según el fallo.

La víctima cayó al suelo y el hombre le asestó una segunda cuchillada en el brazo izquierdo, mientras ella le suplicaba que parase y que pidiese ayuda.

En ese momento, según la sentencia, el acusado le preguntó si quería escribir una carta a su hija y, a continuación, procedió a limpiar con lejía las manchas de sangre en las zonas de la vivienda donde había ocurrido la agresión. Después, abandonó la casa, dejando la puerta entreabierta.

Cuando el procesado se fue de la vivienda, una vecina, de nacionalidad marroquí, encontró a la mujer y llamó a la Policía, lo que permitió que pudiese ser trasladada al hospital para recibir asistencia médica como consecuencia de las heridas provocadas en el ataque.

El tribunal considera que existió alevosía en la medida en que "el procesado aprovechó que la víctima se encontraba de espaldas para coger un cuchillo y apuñalarla de forma totalmente sorpresiva".

Los médicos forenses certificaron que la mujer había recibido dos puñaladas asestadas con un cuchillo y aseguraron que el procesado no presentaba ningún "cuadro psicopatológico" en el momento de su reconocimiento.