Natural de San Andrés de Ribadavia (Ourense), Guillermo Collarte nació en el seno de una familia humilde. "Salió de su casa con las botas al hombro para no gastar las suelas", describe su familia. En Ourense capital trabajó como carpintero y poco a poco, tras estudiar Bachiller ya estando casado y lograr empleo con un conocido constructor, se hizo un nombre en ese sector. Sus valores eran el trabajo, el esfuerzo y la austeridad. Llegó a ser presidente cofundador de la Confederación de Empresarios de Ourense. También presidió, en esa provincia, la Confederación de Empresarios de la Construcción.

Uno de sus grandes empeños siempre fue que sus tres hijos pudiesen estudiar y labrarse un futuro. Lo logró y eran su orgullo: una médico, un ingeniero y un arquitecto. Con 61 años sufrió un derrame cerebral que le obligó a apartarse de su empresa. Las secuelas de ese golpe que le dio la vida fueron importantes. Pero tras una dura y larga rehabilitación regresó a la promoción inmobiliaria, centrando en esa nueva etapa sus negocios en la zona sur de la provincia de Pontevedra y en Portugal. Con 72 años, tras reunirse con unos socios en el país vecino, desapareció.