Caso Abierto - Faro de Vigo

Caso Abierto - Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El asesino que simuló ser terrorista

Antes de matar este San Juan a un joven en Chapela, el antecedente más grave de José Luis Luna fue en 1998 -Asaltó un coche a punta de pistola y disparó a los guardias civiles que lo detuvieron

José Luis Luna. // Marta G. Brea

Tras pasar toda la noche sin separarse de su revólver, José Luis Luna Pereira mataba esta pasada madrugada de San Juan de un disparo en el pecho a Dani Beltrán en la playa de Arealonga de Chapela (Redondela) después de que el chico le reprochase que orinase en el arenal. Un crimen con el que este vigués de 44 años sumó a su historial el delito más grave de los cometidos a lo largo de una trayectoria delictiva que forjó desde joven: el de asesinato. Con detenciones y condenas a sus espaldas sobre todo por robos violentos y por ir provisto de armas, antes del suceso que lo mantiene desde hace casi dos semanas en prisión provisional hay que retroceder casi dos décadas, a 1998, para encontrar el antecedente de mayor peligro que había protagonizado hasta este 24 de junio. En aquella ocasión se introdujo en el coche de un conductor de Vigo a punta de pistola, lo amedrentó diciéndole que pertenecía a una banda terrorista y, tras abandonar a la víctima en Porriño, siguió él al volante con la intención de atracar un banco. Pero en su camino se cruzaron tres guardias civiles que iban tras sus pasos. Tres agentes que lo acabaron acorralando en una calle sin salida y contra los que el asaltante no dudó en efectuar un disparo. Y si ya no pudo realizar el segundo fue porque su arma se le encasquilló. Una oportunidad que permitió su arresto sin que nadie resultase herido.

Luna Pereira, vecino de Teis, tenía poco más de 20 años cuando recibió, según las fuentes jurídicas consultadas, la primera de las condenas que ha ido sumando desde joven. Era 1994, época dura en lo que a atracos se refiere. En 1998, con 25 años, la sucesión de robos perpetrados ya le habían otorgado la consideración de delincuente peligroso. Y a primera hora de la mañana del 17 de marzo de aquel año salió de su casa con la idea de cometer un nuevo asalto. Las crónicas de la época relatan que pasadas las 07.40 horas, en la avenida de Madrid cerca de la plaza de España de Vigo, aprovechó que el conductor de un Nissan Primera que iba a su trabajo se había parado para ceder el paso a otros vehículos para abrir la puerta del copiloto, introducirse dentro e instarlo a que siguiese en dirección Madrid intimidándolo con una pistola negra. Un arma sobre la que después se desvelaría, consta en las diligencias judiciales del caso, que era una pistola marca Star de calibre 9 mm. Parabellum. Con capacidad para 15 cartuchos, él había introducido una decena. Un modelo avanzado en la época que había sido sustraído en una armería francesa y que el vigués seguramente habría logrado en el mercado negro.

Dispositivo

Al conductor le dijo que era miembro de una banda terrorista y que necesitaba su coche. Tras robarle 6.000 pesetas, abandonó a la víctima en Porriño -no resultó herida- y él siguió al volante del coche. Mientras esto sucedía, la alerta llegaba a la Guardia Civil, que activó un operativo para capturar al delincuente. Y un vehículo camuflado con tres agentes se cruzó con el Nissan en la N-550 a la altura de Os Valos, por lo que cambiaron de dirección y lo siguieron discretamente, relató FARO en su día. Luna iba provisto de peluca, gafas de sol y guantes y tras llegar al casco urbano de Redondela, cada vez que pasaba ante un banco reducía la velocidad y observaba. Parecía no conocer bien la zona. Todos los indicios apuntaban a que iba a cometer un atraco -como él después acabaría confesando-, por lo que se dio aviso de que al lugar acudieran apoyos policiales.

Pero antes de que pudieran llegar más patrullas, el delincuente vigués cometió su primer error. Entró en la calle Espíritu Santo, un vial sin salida donde los tres agentes que lo seguían desde la N-550 lo acorralaron cruzándole su vehículo.

Los guardias civiles bajaron, se identificaron y le pidieron que saliese del coche con las manos en alto. Pero Luna les apuntó con su pistola. La situación se volvía por momentos más complicada y peligrosa ya que cerca había una mujer mayor en la entrada de su vivienda -a donde la señora pudo acceder finalmente sin sufrir daños- y el delincuente hizo ademán de ir hacia la casa. Los agentes actuaron con rapidez y valentía. Ante el temor de que tomase algún rehén, un efectivo hizo un disparo intimidatorio al aire. La reacción del asaltante fue parapetarse tras la parte delantera del vehículo sustraído y hacer un disparo contra los agentes que afortunadamente no alcanzó a ninguno. Los guardias, por el peligro existente y el riesgo que corrían sus vidas, no tuvieron más remedio que realizar más tiros que impactaron en el coche robado.

Luna quería seguir disparando a los guardias. Pero su pistola se le encasquilló. Un segundo error involuntario que permitió a los agentes detenerlo. Un juzgado de Instrucción de Redondela lo envió a prisión. Y en 1999 la Audiencia de Pontevedra lo condenaba en firme a más de 11 años de cárcel por los delitos de robo, detención ilegal, tenencia de armas y atentado cometidos aquel día de 1998.

Compartir el artículo

stats