Hace un mes César Adrio Otero, el presunto autor del crimen de la joven ingeniera Ana Enjamio, era trasladado desde prisión al Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo para que la Fiscalía y las demás acusaciones personadas en la causa le concretasen la imputación que pesa sobre él, que ha resultado ser la de delito de asesinato. En aquella comparecencia el Ministerio Público, en una solicitud a la que se adhirieron las demás partes, solicitaba la práctica de una nueva prueba consistente en la toma de declaraciones. Y la magistrada sustituta del tribunal ha citado a declarar a una veintena de testigos en relación con este caso. Algunas de estas comparecencias, sobre las que no han trascendido ni la fecha ni quiénes son las personas citadas, ya han tenido lugar.

Ya han transcurrido más de cuatro meses desde el asesinato de Ana Enjamio, que recibió más de una veintena de puñaladas en el portal del edificio donde residía en la avenida de Madrid de Vigo cuando regresaba de la cena navideña de la empresa donde trabajaba. Su presunto agresor era compañero de trabajo y ambos habían mantenido una relación sentimental que se prolongó varios meses y en la que llegaron a convivir.

La investigación judicial del caso se encuentra en una fase avanzada. El juzgado cuenta ya con todos los informes realizados por la Policía Nacional: lo que nunca llegó a aparecer, al menos por lo que trascendió hasta el momento, ha sido el arma del crimen (un cuchillo) así como el teléfono móvil de la víctima. También está ya el informe preliminar de la autopsia, pero restan aún por llegar informes del Instituto Nacional de Toxicología. Desde Madrid ya enviaron el de criminalística, pero falta que remitan otras periciales, como la referida a los restos biológicos. Una vez estén todas en Vigo, será cuando los forenses de la sede viguesa del Imelga podrán realizar su informe definitivo.

Declaraciones

El mutismo es absoluto en relación con los testigos citados a declarar en el juzgado vigués especializado en violencia de género. Entre los testimonios recabados en su día estaban los de compañeros de trabajo que aquella noche estuvieron en la cena de empresa a la que asistieron víctima y agresor, así como los de íntimas amigas de la fallecida. Estas jóvenes habrían referido entonces que Ana Enjamio sufrió presuntamente episodios puntuales de violencia verbal y amenazas por parte del investigado, quien no habría asumido el fin de la relación por la cual él, también según amistades, había decidido romper su matrimonio.