Los ladrones se ceban con Cea. Dos días después de que destrozasen la casa rectoral, la parroquia vilagarciana amaneció ayer con un nuevo robo, esta vez en la iglesia. Aunque en esta ocasión los cacos tampoco lograron un gran botín, los fieles lamentan los daños, tanto los materiales como sobre todo los "morales". La profanación del sagrario, llevándose un cáliz y dos copones con las formas sagradas, afectó emocionalmente a los devotos y también al párroco, Juan Filgueira.

Los ladrones entraron por la puerta principal y reventaron la cerradura, lo que requirió la presencia de un carpintero para arreglarla. Accedieron a la sacristía, donde rompieron dos cajas de la comisión de fiestas.