José Luis Cortiñas Romero reconoció ayer que fue él quien mató a su mujer, María Luis Jiménez Jiménez "Lupe", asestándole unas quince de puñaladas y numerosos golpes cuando ambos se encontraban solos, en su coche, en una pista forestal de O Pino (cerca de Santiago) en febrero de 2014. Asegura que lo hizo como consecuencia de un "arrebato", después de que su esposa le comunicase que el hijo que llevaba en su vientre no era suyo y que lo intentase agredir, según argumentó ante el tribunal, con un destornillador.

Cortiñas declaró en el juicio por asesinato que ayer se inició en la Audiencia de Pontevedra que el matrimonio llevaba dos meses viviendo en la casa materna de "Lupe" en Vilaboa, Pontevedra. Ese domingo 23 de febrero de 2014 por la tarde asegura que ella se subió "voluntariamente" con él a su coche para regresar al domicilio conyugal en Lugo. El matrimonio tenía seis hijos y, según su versión, en medio del camino su mujer le manifestó que estaba embarazada "de 20 días" y que su intención "era tener el niño en Pontevedra". "Yo le dije que eso no era posible puesto que nosotros teníamos nuestra vida en Lugo, yo tenía allí el trabajo y las niñas en el colegio" y que a consecuencia de estas discrepancias "comenzamos a discutir".

Asegura que en un momento dado "ella me pidió que parase el coche porque quería mear". Es así como Cortiñas explica que dirigiera su coche hacia una zona apartada rodeada de árboles en la que se produjeron los hechos. Una pista forestal no muy alejada de la carretera general entre Santiago y Lugo en el Concello de O Pino.

Cortiñas asegura que, mientras su mujer había ido a hacer sus necesidades, el sacó una "pequeña navaja" para "hacerme un porro". "Entonces ella volvió al coche y me dijo que el hijo que llevaba dentro no era mío". El acusado indicó que cuando escuchó esas palabras "fue como si se nublase todo". Culpa a "Lupe", además, de intentar agredirlo con un destornillador. Después, aseguró, sufrió ese "arrebato" y "sin saber cómo" pasó "lo demás", de lo que no recuerda casi nada.

Sí se acuerda de que "después de que pasase esta desgracia me fui a Lugo, a mi casa, me quité la ropa que llevaba, la quemé y la tiré al pozo". Los agentes de la Guardia Civil confirmaron más tarde en su declaración que el propio acusado les señaló, tras haber confesado el crimen, el lugar al que había arrojado los restos quemados de las prendas.

Luego se dirigió a la Comisaría de la Policía Nacional en Lugo y allí denunció la desaparición de su esposa. En un primer momento relató que ella se había bajado en una gasolinera cercana a la ciudad de las murallas y que le perdió la pista tras subirse a un taxi de color blanco. Los agentes explicaron en su declaración que las grabaciones de la citada gasolinera descartaron la presencia en el lugar esa noche a Cortiñas o de su mujer y que tampoco ningún taxista dijo haber tenido a la desaparecida como clienta esa noche. Eso, unida a la denuncia de la familia de "Lupe" en Pontevedra interpuesta por sus familiares ante al Guardia Civil en la que se señalaba que Cortiñas se había llevado a su mujer de la casa materna de Vilaboa "obligada" y de malas maneras, les hizo sospechar de él y al día siguiente confesaba ante la juez de guardia de Lugo que había sido él quien había matado a su esposa e incluso le indicó donde había escondido el cadáver.

Entre el público presente en la vista se encontraba una de las dos hijas mayores de edad del asesino confeso. "Jose, me has dejado sin madre", le espetó al final de la vista. El acusado se mostró arrepentido ante el tribunal: "pido perdón a mis hijos, a los que espero poder volver a abrazar algún día", dijo. Sus descendientes le repudian y piden la máxima pena.

Tanto a la llegada como a la salida de Cortiñas se vivieron momentos de tensión con insultos de "asesino" y amenazas. "Tú tranquilo que si aquí no se hace justicia ya la haremos nosotros", gritaron desde el público, reavivando posibles venganzas entre familias a causa de este crimen".