El canónigo Avelino Bouzón, director del Archivo Histórico Diocesano y párroco de San Bartolomé, vivió ayer un suceso difícil de olvidar en el que la suerte, o la providencia, como él dice, tuvieron un papel crucial. Sobre las 9.40 horas era rescatado por dos miembros del cuerpo de Bombeiros de Porriño cuando permanecía agarrado con una mano a la rama de un árbol, mojado por la lluvia y con los pies ya helados apoyados sobre la ventanilla de su coche, poco antes de que el río Louro, desbordado, acabase por cubrirlo del todo, en la carretera que comunica Palláns con Rebordáns, en Tui.

Bouzón quita leña a lo vivido y explica que "luego hice mi vida normal. Me dejaron un coche, celebré un funeral, fui a la catedral y escribí un artículo sobre la Guerra Civil en Tui, para la hoja parroquial", contaba ayer tarde, en tono optimista.

El sacerdote se dirigía con su Peugeot 208 hacia la iglesia de la Virgen del Camino, en Rebordáns, por el vial de siempre. "No interpreté bien la señal de unos conos, pensé que eran por una arqueta y seguí para adelante", reconoce. Vio un charco de agua en la carretera, pero pensó que sería como el de otras veces, sin más importancia. Lo cierto es que una vez en el charco el coche se paró, supone que debido al agua que pudo entrar por el tubo de escape. "Noté como la corriente del agua lo arrastraba hacia la cuneta y que el nivel subía. Me lo tomé con calma y actué con frialdad y naturalidad, sin miedo", asegura. Desde el interior del vehículo llamó a la Guardia Civil que tenía grabado en su móvil, para explicar su situación. Trató de abrir las puertas delanteras, pero fue imposible. Entonces pasó a la parte de atrás del coche y logró bajar una ventanilla, que se quedó a la mitad. Gracias a su agilidad y a la delgadez de su cuerpo, pudo salir al exterior por ese hueco, e incluso llevarse en una mano la tesis doctoral "Caín, Abel y la sangre de los justos", de un sacerdote amigo, Diego Pérez Gondar, que está leyendo y que en aquel momento flotaba en el agua. Logró agarrarse a aquella rama y apoyar los pies en la ventanilla, mientras sujetaba con la otra el libro. Allí le vieron unos vecinos que le dieron ánimos, pero pasó media hora y el agua de la lluvia le caló por completo. Les gritó: "¡Tengo mucho frío!". Dos miembros de la Policía Local fueron los primeros en llegar. Tras ellos lo hicieron dos miembros del Puesto Fiscal de la Guardia Civil de Tui, que lo acompañaron a su casa, y dos Bomberos de Porriño, que lo rescataron.

Poco rato después el agua cubría totalmente el Peugeot y la noticia del suceso se divulgaba por la zona, donde Bouzón es muy conocido.