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Trágico tiroteo con dos muertos en Ramón Nieto

El asesino del taller de Vigo culpaba a su víctima de delatarlo y de la muerte de una novia

Blanco advirtió a su familia que antes de volver a prisión se mataría -La semana pasada logró escapar de la Policía -Dispuesto a quitarse la vida habría decidido vengarse del antiguo amigo

Familia y amigos recuerdan con flores a la víctima de José Blanco en el cementerio de Lavadores. // Lores

Atrapados en las drogas y en el violento mundo de la delincuencia que el "caballo" generó en los años 80 en Vigo, los que habían sido grandes amigos y colegas acabaron enemistados y con deudas pendientes. Una enemistad que acabó a tiros en un taller mecánico de la Avenida de Ramón Nieto el viernes pasado.

Las dos víctimas mortales del tiroteo recibían ayer sepultura con media hora de diferencia. José Blanco Crespo, Blas, de 44 años Blasy con un amplio historial delictivo por tráfico de heroína -que antes de suicidarse descerrajó tres disparos en su taller a Ángel Rodríguez Pereiro, de 47 años- era enterrado en San Martín de Vilar de Infesta, en Redondela, y su víctima en el cementerio de Lavadores (Vigo). Mientras, la investigación avanza para descubrir el móvil del cruel ataque. También se ha enviado el arma utilizada a Madrid por si ayuda a esclarecer antiguos casos.

La Policía Nacional trata de aclarar por qué Blas, que había salido hace unos meses de prisión tras pasar cuatro años encarcelado, asesinó a uno de los conocidos como Gemelos de Cabral y después se pegó un tiro. El redondelano, que según su familia había abandonado el consumo de drogas hace años, atravesaba al parecer una depresión. Estaba casado desde hace 12 años y deja viuda y una hija de una pareja anterior.

Una cosa está clara, el asesino había advertido a su entorno de que nunca volvería a prisión y de que antes se pegaría un tiro. En los últimos tiempos habría retomado su negocio de venta de drogas y sentía la presión policial. La víspera del crimen creyó que le habían descubierto: acudió a una cita con alguien que era seguido y vigilado por la Policía. Detectó a los agentes y huyó tras embestir el coche policial. Este incidente y el temor de que si volvían a detenerle regresaría a la cárcel, habría servido de detonante para acabar con su propia vida.

Pero antes decidió arreglar asuntos pendientes y no irse solo; por eso acudió al taller de Ángel Rodríguez Pereiro, padre de cinco hijos. La principal hipótesis que se baraja es que se trata de una venganza, presumiblemente por deudas pendientes del tráfico de drogas, por eso también pregunto por el otro gemelo, considerado uno de los mayores traficantes de heroína de Vigo.

Las indagaciones en su entorno apuntan que la fuerte amistad que les unió hace años se rompió con uno de los ingresos en prisión de Blas. Culpaba a Ángel Rodríguez, su antiguo socio y amigo de haberle "vendido", de ser un "chivato". También apuntan a la muerte de la que era la novia de Blas hace más de 15 años, con la que tuvo una hija de la que era padrino Ángel. Aprovechando que Blas estaba en la cárcel, la mujer -una joven toxicómana- se habría ido con Ángel y falleció a causa de una sobredosis. Una muerte de la que también culpaba a su compadre.

Los Gemelos de Cabral y Blas formaban parte de un grupo de delincuentes considerados peligrosos por las fuerzas de seguridad en los años 90. Tráfico de drogas, atracos y entradas y salidas de prisión marcaron su relación.

Blas también fue investigado sin éxito en relación con la desaparición en 2004 de la pareja de Cabral formada por Francisco Fernández Golpe y María Victoria Méndez. Eran amigos y Victoria era la madrina de la hija de Blas. La pista de aquella pareja se pierde el 3 de diciembre de 2004. Iban a irse de vacaciones al Pirineo, pero su coche apareció tiroteado y calcinado en un monte de O Porriño. En su casa los investigadores se encontraron con las maletas hechas y más de 300.000 euros. La pareja regentaba un taller de vehículos en Cabral e inicialmente se sospechó que habían sido víctimas de un ajuste de cuentas relacionado con drogas. El caso sigue sin esclarecerse.

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