En diciembre de 2013 una banda de trapicheros y proveedores de estupefacientes de Vigo se sentaba en el banquillo acusada de tráfico de drogas. Pero no estaban todos. Además de los cinco acusados que comparecieron en aquella vista, que posteriormente serían condenados a penas que suman 27 años de prisión, había un sexto imputado que no acudió y que fue declarado por ello en situación de rebeldía. Se trataba de Juan Manuel P.P., Pires, de 36 años de edad, quien, tras ser finalmente localizado y detenido hace cinco meses en la ciudad olívica, ayer fue a juicio en solitario por los hechos que se le imputan en colaboración con esa organización, fruto de una operación policial que se remonta ya al año 2012. Escudándose en su toxicomanía -alegó ante el tribunal que era consumidor habitual de cocaína y heroína desde los 17 años-, el imputado, que tiene en su historial casi una veintena de antecedentes policiales, aseguró que "nunca" se dedicó al narcotráfico. Según su versión, su medio de vida era alquilar habitaciones en la casa donde residía y colaborar con su padre haciendo "trabajos de electricista".

Tras permanecer una larga temporada prófugo, motivo por el cual no pudo ser juzgado con el resto de la banda, Pires era localizado en septiembre del pasado año en un operativo que, en este caso, todavía no ha llegado a juicio. Las denuncias de vecinos y la vigilancia de las patrullas policiales permitieron descubrir que en un domicilio del entorno de la calle Benito Castro Nogueira, en la zona viguesa de O Calvario, había gran presencia de toxicómanos, lo que causaba alarma social y malestar entre los residentes en el lugar. La investigación emprendida por la Policía Nacional llevó así a localizar allí a Juan Manuel P.P., un viejo conocido para los agentes, que en esta ocasión había contado presuntamente con la colaboración de su novia, una mujer de 39 años, para retomar el tráfico de drogas.

Tras su arresto, los agentes comprobaron que tenía una decena de requisitorias dictadas por diferentes juzgados. Y descubrieron la razón por la cual había conseguido eludir a las fuerzas de seguridad hasta ese momento. Según informó entonces la comisaría viguesa, Pires llevaba meses sin salir de ese domicilio de O Calvario, precisamente para evitar ser detenido en virtud de las órdenes judiciales que había en su contra. Por ello, había instalado dos cámaras de vídeo vigilancia con las cuales controlaba la entrada de su casa y podía ver a las personas que accedían a la calle Benito Castro Nogueira en cuyo entorno estaba ubicada. Su pareja era supuestamente la que hacía las labores de vigilancia en el exterior, en los alrededores del domicilio, y quien también salía para comprar los estupefacientes que después vendían en la vivienda. Juan Manuel P.P. , además, había utilizado supuestamente dos identidades diferentes en ese intento de evitar su localización.

Banquillo

Su detención e ingreso en prisión permitió que ayer el acusado se sentara en el banquillo de la Audiencia viguesa para responder por los hechos que se le imputan con la banda ya sentenciada. La Fiscalía solicita para Pires una pena de 5 años de prisión al considerar que, además de traficar por su propia cuenta cocaína y heroína al "menudeo", colaboraba con otro de los integrantes de la red, el ya condenado José Antonio P.A., Chechu, cuyo proveedor era a su vez el también sentenciado Francisco M.M., Paco Carranchas. En su escrito el Ministerio Público concreta que Juan Manuel P.P. fue detenido en el marco de esta causa en mayo de 2012, con una bolsita con 0,052 gramos de cocaína, y de forma previa al operativo, en marzo de ese año, fue arrestado con un gramo de heroína oculto en un calcetín.

Sobre esas pequeñas cantidades de droga Pires alegó ayer que eran para consumo propio. "Nunca me dediqué al tráfico de drogas", aseguró. Una afirmación que no comparte el fiscal. "Es un conocido traficante en Vigo; tiene otras muchas causas judiciales y ya fue detenido varias veces", afirmó en su informe final.