Los pedófilos buscan nuevas vías en la red para compartir sus archivos sin que otros usuarios puedan detectarlos. A lo largo de los últimos años las fuerzas de seguridad han incorporado nuevas técnicas para intentar combatir el fenómeno, pero la principal fuente de información para detectarlos sigue siendo la denuncia ciudadana. El pasado año ha sido el primero, según las estadísticas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil puestas a disposición de la Fiscalía de Pontevedra, en el que ha caído el número de delitos relativos a corrupción de menores, posesión y distribución de pornografía infantil. Se ha pasado de las 22 denuncias en la provincia del año anterior a 15. Una tendencia constatada a nivel nacional y que se debe al menor número de denuncias de particulares que, por accidente, detectaban archivos pornográficos.

Las fuerzas de seguridad también encuentran una explicación a este descenso en el número de alertas ciudadanas. Los pedófilos han tomado precauciones para no ser detectados. Los programas de intercambio en internet (conocidos como "Peertopeer" o "P2P") se habían convertido en la principal herramienta de estos cibercriminales para compartir pornografía infantil a través de la red. A pesar de la utilización de claves y terminología concreta para localizar y descargar estos contenidos, la utilización de estos programas provocaba que el archivo pudiera acabar siendo descargado por error por algún otro usuario que, alarmado ante el terrible contenido de los mismos, diera la voz de alarma.

Sin embargo, los investigadores han constatado que los pedófilos han ido abandonando progresivamente este sistema "sustituyéndolos por otros más seguros y de más difícil acceso por parte de terceras personas". Ahora buscan moverse en círculos cerrados, conocidos entre ellos pero ajenos a cualquier interferencia exterior. Esto tiene su reflejo en los escritos de acusación formulados el pasado año por la Fiscalía de Pontevedra. De los cinco procedimientos por corrupción de menores (dos fueron por posesión de pornografía infantil y tres por distribución), los acusados ya no solo utilizaban estos programas de intercambio de archivos, sino que en algún caso lo hacían directamente a través del correo electrónico. Concretamente, este fue el medio empleado en un procedimiento por delito de acoso sexual a menores de 13 años y por abusos sexuales.

Otro de los ejemplos de las precauciones que parecen tomar los pedófilos para no ser descubiertos es el de los ocho acusados que se sentaron en el banquillo de la Audiencia de Pontevedra en el marco de la "Operación Tabú". Todos fueron condenados con el agravante de pertenecer a una organización para cometer los hechos dado que los acusados compartían a través de chats "técnicas de protección contra la investigación policial, información sobre lugares donde encontrar pornografía infantil" .

En Pontevedra se denuncia cada día una media de cuatro delitos cometidos a través de internet. Fueron un total de 1.624 el pasado año, frente a los 1.344 del anterior. Casi un tercio de estos delitos son insultos, amenazas leves o vejaciones en foros o redes sociales.

Entre los asuntos que se tramitan actualmente en los juzgados de Pontevedra se encuentra el de un vecino de la comarca que se enfrentará en breve a un juicio por publicar los datos de contacto de su expareja en una página web de contactos de contenido erótico-pornográfico. La mujer recibió más de 40 mensajes y llamadas telefónicas en el plazo de tres horas.

En otro orden de cosas, y en lo que a las estafas se refiere, se dictaron 14 sentencias todas ellas condenatorias excepto en dos casos. Cuatro de ellas fueron en engaños tipo "phising", siendo los acusados "mulas" cuya ocupación es retirar el dinero de las cuentas bancarias a las que se transfiere el dinero obtenido de las cuentas de los estafados cuyos datos se obtuvieron a través de la red utilizando los habituales métodos de engaño, como correos electrónicos suplantando la identidad de los bancos.