Un nuevo caso de posible violencia machista en una familia de etnia gitana puso en alerta a las fuerzas de seguridad de Vigo y su comarca durante los dos últimos días, si bien todo terminó felizmente. La Policía Nacional y la Guardia Civil desplegaron el martes un protocolo especial para buscar a una mujer, supuestamente raptada por su marido -que tiene orden de alejamiento de ella- a las puertas del Hospital Meixoeiro de Vigo.

Los hechos tuvieron lugar, según la familia de la víctima que presentó la correspondiente denuncia, a media tarde del lunes cuando María Pilar L.M. salía del centro sanitario. Una familiar habría visto a Alfonso J.M. llevándose a su mujer, a la que no puede acercarse y con la que tampoco puede comunicarse, y avisó a los padres de ésta.

La familia acudió el martes a la comisaría de la Policía Nacional en Vigo para denunciar lo ocurrido y también lo hicieron en el puesto de la Guardia Civil de Ponteareas, municipio en el que residen. Patrullas de la Policía Nacional y también del Instituto Armado recorrieron la comarca viguesa intentando localizar al matrimonio, en principio sin éxito. Pero finalmente la mujer regresó a su casa y su marido fue localizado y detenido anoche, pasadas las 21.30 horas, por varios agentes de la Guardia Civil, por quebrantar la orden de alejamiento.

Las diligencias policiales abiertas han sido trasladadas ya al juzgado de guardia donde en las próximas horas prestará declaración el presunto secuestrador. Una vez que también declare la víctima, la magistrada determinará si se le imputa solo por un presunto delito de quebrantamiento de la orden de alejamiento o también por una supuesta retención ilegal.

El rapto que denunció la familia de María Pilar L.M. a las puertas del centro hospitalario vigués activó el protocolo especial de las fuerzas de seguridad para estos casos, con intensa comunicación entre la Guardia Civil y la Policía Nacional. También se movilizaron los numerosos familiares del matrimonio en toda Galicia. En la mente de todos estaba el luctuoso suceso de Vilaboa, cuando Lupe Jiménez murió a manos de su marido y embarazada del sexto hijo de la pareja. Lupe fue la primera mujer de etnia gitana muerta a manos de su esposo. Un crimen que indignó y movilizó a toda la sociedad gallega. El marido de Lupe tuvo que ser trasladado a una prisión fuera de Galicia para evitarle problemas en las cárceles gallegas con otros internos. También medio centenar de sus familiares se alejaron de Galicia para evitar incidentes.