La mujer y la suegra del constructor José Ángel Cuadrado Fernández, de 52 años, fueron asesinadas un día antes de que el homicida confeso llamara a las fuerzas de seguridad para autoinculparse y alertar de la muerte de ambas mujeres en el domicilio familiar de Cervo, según el informe preliminar de la autopsia. El empresario realizó la llamada teléfonica el martes, sobre la una de la tarde, momento en el que se dio a la fuga, y los forenses fijan la hora de la muerte de las víctimas se fija entre las 8 y las 9 de la mañana del lunes. El doble homicida, que ingresó anoche en la prisión de Bonxe acusado de dos delitos de asesinato tras declarar ante el juez, pretendía que "no sufrieran" sus problemas económicos, a tenor de su declaración judicial, y las mató brutalmente a golpes con un palo. Con su mujer, aseguró, usó también un cuchillo. Las dos posibles armas del crimen han sido recuperadas por la Guardia Civil.

José Ángel Cuadrado Fernández, como ya había hecho antes ante la Guardia Civil, confesó al juez de guardia de Viveiro con muchas incongruencias que mató a su mujer, María José Suárez López, de 45 años, y a su suegra, Adela López Ramos, de 72 "para no hacerles daño" o "verlas pasar apuros económicos" dados los problemas financieros por los que atraviesa. Su intención era, aseguró, quitarse la vida después de matarlas y lo intentó dos veces, una de ellas en el Puente de los Santos donde fue detenido el martes por la tarde tras cinco horas de intensa búsqueda, pero finalmente no tuvo valor.

El constructor negó desavenencias conyugales o discusiones de pareja -no constan denuncias por malos tratos- y aseguró que tenía buena relación tanto con su mujer como con su suegra. La investigación apunta que ésta última fue la primera en morir, al parecer de un fuerte golpe en la cabeza con una estaca de obra -un metro de largo y diez centímetro de diámetro- mientras todavía estaba acostada en su cama. Después, José Ángel Cuadrado fue en busca de su mujer a la que golpeó con el mismo palo en el cuarto de estar a la vez quele habrái causado algún corte en el cuello, lo qu elelva a los investigadores a hablar de ensañamiento.

Ni el hermano de María José Suárez, que vive en la planta baja de la vivienda que ocupaba el constructor, ni ningún vecino vio ni oyó nada raro. Algunas personas se extrañaron de que las mujeres no contestaran ni a la puerta ni al teléfono, pero no sospecharon nada.

Durante todo el día de ayer se sucedieron concentraciones de repulsa por este crimen machista en distintas ciudades de Galicia a los que se sumaron autoridades locales y autonómicas. En Vilalba, en el homenaje a Manuel Fraga, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo pidió un minuto de silencio en memoria de las dos mujeres.

El alcalde de Cervo recordó que en lugares "tan pequeños" se establecen unas relaciones de "afectividad" entre "todas las familias" que vienen "desde generaciones pasadas", lo que hace todavía mayor "el dolor que ahora mismo" siente toda "la sociedad cervense" por la muerte violenta "de estas dos buenas personas".