Una tragedia ferroviaria conmocionó ayer a Argentina. Al menos 49 personas fallecidas y otras 600 heridas –200 de ellas graves– es el trágico balance de un siniestro ferroviario ocurrido sobre las 8.30 de la mañana cuando un tren de cercanías procedente de Moreno descarriló en la estación de Once, una de las tres más importantes de Buenos Aires. El convoy, formado por ocho vagones que transportaban entre 800 y 1.000 personas, en su mayoría trabajadores, no frenó y chocó contra el tope de hierro del final de la vía. El segundo vagón se empotró contra el primero y atrapó en un amasijo de hierros a cientos de pasajeros. Las autoridades barajan un posible fallo en los frenos, aunque se ha abierto una investigación.

La terminal se convirtió en un improvisado hospital de campaña y los primeros heridos recibieron asistencia en los bancos y en el suelo. Los bomberos necesitaron más de 4 cuatro horas de trabajos y tuvieron que cortar los techos de los vagones para evacuar a las víctimas. Más de un centenar de ambulancias y dos helicópteros participaron en las tareas de evacuación de los heridos a distintos hospitales de la capital. Todos los centros hospitalarios, más de treinta, se declararon en alerta y suspendieron las consultas para atender las emergencias.

Los lamentos de los heridos y los gritos de quienes buscaban a familiares o amigos cubrieron la estación, envuelta en gran confusión; mientras cientos de familiares de los pasajeros emprendieron un doloroso peregrinaje por los distintos hospitales de Buenos Aires para localizar a sus parientes.