El alto nivel de reincidencia entre los conductores que delinquen al volante es una problemática que se ve con frecuencia en las salas de vistas. Y un juicio celebrado ayer en Vigo fue un claro ejemplo. Un joven de 28 años que ya acumula al menos tres condenas firmes por conducir ebrio se sentó en el banquillo por protagonizar una espectacular persecución policial por Redondela que se prolongó durante un cuarto de hora y se saldó con dos agentes heridos. Unos hechos que le podrían suponer a Francisco S.P. una pena de cuatro años de prisión y de seis y medio de retirada del carné porque en esa huida cometió supuestamente tres de los delitos que contempla el Código Penal en materia de seguridad vial: la fiscal lo acusa de conducir de forma temeraria, con el permiso retirado –por una de sus sentencias anteriores– y bajo los efectos del alcohol. También le imputa un delito de atentado en concurso con lesiones al estimar que embistió al vehículo policial dos veces.

La vista se celebró en el Juzgado de lo Penal 3 de Vigo. Junto a Francisco se sentó en el banquillo su hermano José Manuel, que iba de copiloto en el coche. En su caso, su responsabilidad se reduce a una falta de consideración a los agentes ocurrida cuando el turismo ya había sido interceptado. La fiscal solicitó 120 euros de multa y su abogado, José Manuel Silva, se adhirió a esta petición.

Todo ocurría el 15 de noviembre de 2009. Era domingo por la tarde y Francisco, pese a tener el carné retirado, cogió el Fiat Bravo de su novia con el consentimiento de esta para llevar, dijo, a su hermano a la estación de tren, ya que se iba a Zaragoza. Lo hizo bajo los efectos del alcohol. "Sí bebí, bastante; entre siete y ocho copas", reconocía ayer el conductor. La alcoholemia arrojó una tasa de 0,89, el triple de la permitida.

Los jóvenes partieron de Nespereira (Pazos de Borbén) y fue en la N-555 en Redondela donde vieron al vehículo de la Policía Nacional. El conductor imputado hizo un adelantamiento en línea continua y los agentes activaron las señales acústicas y luminosas para interceptarlo, pero fue en vano: el acusado aceleró bruscamente y huyó circulando en ocasiones por dirección prohibida o saltándose semáforos en rojo. En O Coto, la patrulla pudo ponerse en paralelo al Fiat. Pero Francisco S.P. dio un golpe de volante brusco y embistió contra el vehículo policial, obligando a los agentes a frenar para no ir contra un muro. El imputado, con un trompo, cambió de dirección huyendo hacia Cedeira. Allí, en un vial en un monte, los agentes los bloquearon. Al dar marcha atrás, el acusado volvió a golpear el coche patrulla.