La falta de liquidez del Concello de Cangas arrastra también a pequeñas empresas que tuvieron que bajar la persiana. La tensión con los acreedores en esta época de crisis va en aumento y surgen situaciones antes insospechadas. El edil de Xuventude cangués, Óscar Graña (BNG), denunció el pasado 8 de enero ante la Guardia Civil a un empresario del municipio, M.G., que hacía trabajos de sonido para el ayuntamiento: la denuncia es por presunta agresión. M.G. fue detenido al día siguiente y pasó el día en los calabozos del cuartel.

Los hechos tuvieron lugar el 8 de enero, cuando Graña iba a una librería por la calle Méndez Núñez. El concejal asegura en su denuncia que se vio sorprendido cuando el denunciado se interpuso en su camino subiendo el coche a la acera y cortándole el paso. El empresario reclamó las facturas que se le deben desde 2008 y mantuvo una discusión con él. El edil dice que continuó su marcha y que M.G. los siguió hasta la librería, acosándolo e insultándolo. Según la versión del concejal, al llegar al establecimiento el hombre entró con él y allí se le pidió por favor que abandonara el local.

Fue entonces, ya fuera, cuando se produjo el presunto forcejeo que dio lugar a la denuncia. Óscar Graña sostiene que M.G. le agarró por el cuello dejándole arañazos y le rompió la ropa, unos hechos que, afirma, ocurrieron delante de su hija de 4 años de edad. El edil se dirigió entonces al centro de salud de Cangas para ser atendido y levantar un parte de lesiones.

Poco después también llegaba su presunto agresor, para pedir la presencia de un médico ante el ataque de ansiedad que padecía por el encontronazo que había tenido con el concejal nacionalista. Nada más salir del centro, Graña fue al cuartel de la Guardia Civil a presentar la oportuna denuncia aportando el parte médico. La Benemérita le ofreció protección, pero la rechazó.

Al día siguiente, que era domingo, el empresario fue detenido, pasó el día en el calabozo y el lunes el caso ya estaba en el Juzgado número 2 de Cangas. Algo que se iba a resolver en un juicio rápido se complicó. Los abogados del edil y la fiscal solicitaron que en vez de como falta, la agresión se tramitase como un delito por supuesta agresión a un cargo público, por lo que ahora mismo el empresario está a la espera de la vista oral. En la actualidad pesa sobre él una orden de alejamiento del concejal, al que no puede acercarse a menos de 50 metros.

Versión

El empresario tiene un versión diferente de los hechos que dieron lugar a este proceso judicial. Asegura que sí que se encontró con el edil en la calle y que efectivamente iba conduciendo, pero que para nada le cortó el paso con su vehículo en tono desafiante. Afirma que como el concejal no contesta a sus llamadas telefónicas ni es fácil de localizar en el Concello de Cangas, lo abordó en la calle pidiéndole que le pagara ya no toda la deuda, sino el primer plazo del plan de pagos al que había llegado para organizar el programa de conciertos "Son de Cangas".

El industrial asegura que lo único que hizo fue avergonzar al edil cangués en plena calle, pero nada más, y que en ningún momento le puso la mano encima. Mantiene que el parte de lesiones del centro de salud es ficticio. Afirma que él también acudió al servicio sanitario, pero para que lo atendieran de la crisis de ansiedad que sufría por culpa del enfrentamiento con Óscar Graña, y no para continuar su persecución. El empresario afirma que está harto de que por parte del concejal tenga largas y asegura que los continuos retrasos y faltas de pago le obligaron también a cerrar su empresa. Recuerda, además, que él también tiene que hacer frente a gastos de hipoteca y seguros.

Por su parte, el concejal comenta que hubo negociaciones con el empresario para abonar las cantidades que se le debían e incluso se le había facilitado una cita con la alcaldesa de Cangas, Clara Millán. Con anterioridad a este incidente, el empresario protagonizó presuntamente otro en la casa da Xuventude.