Nueve personas fallecieron ayer a tiros en un centro de distribución de bebidas de Connecticut (EE UU) y varias resultaron heridas. Un trabajador reprendido por la empresa, al parecer por un robo, había sido citado por el sindicato y al llegar empezó a disparar contra sus compañeros antes de quitarse la vida de un tiro. Al menos ocho de los trabajadores presentes murieron.

El suceso ocurrió en el aparcamiento de la firma Hartford Distribuidor, en la ciudad de Manchester (Connecticut), donde Omar Thornton, un trabajador de 34 años de ese centro, disparó contra varias personas y se suicidó, publica la web del diario The Harfort Courant.

Inicialmente se informó de que los fallecidos eran tres y más tarde se habló de ocho, entre los que estaba el asesino, pero la cifra aumentó de nuevo después de que uno de los heridos falleciera en el hospital, según la cadena CNN.

Thornton, que trabajaba desde hacía poco tiempo como conductor para la compañía, acabó con la vida de dos personas fuera de la sede de la firma y de cinco más en su interior, donde, según explica ese diario de Connecticut, se le esperaba para abordar "un problema disciplinario" con los responsables de Hartford Distributor.

"El sindicato le había pedido que viniera para que se reuniera con la empresa y se solucionara el problema. Entró y empezó a disparar", explicó un representante sindical de la compañía al rotativo.

Ese diario había informado en un principio de que el agresor había sido abatido por las fuerzas de seguridad, algo que desmintió más tarde.

El tiroteo ocurrió hacia las 11.30 horas cuando empezaba la actividad laboral y en las oficinas y almacenes de la firma había unas cuarenta personas, según indicó uno de sus directivos, Brett Hollander.

"Hay algunos heridos y algunos muertos", dijo Hollander a ese medio local, al que explicó que, tras el tiroteo, todos los empleados que se encontraban en el lugar de los hechos se refugiaron en un almacén cercano.

Hasta el lugar del incidente se desplazaron ambulancias y un helicóptero medicalizado para evacuar a las víctimas, entre las que se encuentran algunos miembros de la familia propietaria de la compañía.

Algunas fuentes aseguraron en periódicos locales que el tiroteador, un afroamericano, se quejaba de racismo en su trabajo y elevó la queja a sus superiores que no habrían hecho nada al respecto.