"Iba loco, llevaba una garrafa de gasolina, una cuerda y dos o tres navajas. La quería subir al monte directamente". Así relata lo sucedido Eugenio Outeiral Rivadas, uno de los dos hermanos de la calle Rorís que se enfrentaron al hombre que supuestamente amenazó a su ex pareja con quemarla. "Ella estaba nerviosísima, pero él aún me quería cascar a mí", recordaba horas después este hombre, que añade, en relación a la víctima: "Creo que le salvamos la vida".

El supuesto agresor encerró a la mujer en el coche en el que ambos viajaban después de que ésta lograse quitar las llaves del contacto. Y el detenido habría tratado de evitar que escapara, aunque los gritos de pánico alertaron al vecindario, tal y como declararon Eugenio y su hermano Raúl a la Policía.

Sólo una calle por encima de la transitada Travesía de Vigo se abre una silenciosa urbanización que zigzaguea el monte a lo largo de una larga carretera llamada calle Rorís, donde ocurrió este suceso. Pasaban las once de la noche del martes cuando las vecinas del número 65 escucharon los gritos de auxilio de una mujer, a pesar del sonido de la televisión. El susto fue mayúsculo. Madre –de 71 años– e hija salieron y se encontraron la aterradora estampa: una mujer trataba de escapar de un coche en el que un hombre mayor "de unos sesenta" la mantenía retenida, con las puertas cerradas, cuentan. Trataron de sacarla incluso por las ventanas del vehículo. "Nos temblaban las piernas, pasamos mucho miedo", reconocen. Temen ahora las posibles represalias del detenido, que también es vecino de la zona.

La situación requirió la presencia de dos vecinos hermanos de una casa próxima, que consiguieron sacarla del coche y entretener al supuesto agresor, mientras otros llamaban por teléfono a la Policía Nacional. "No sabría decir cuántas veces llamamos, pero tardaron muchísimo en cogernos y en venir. Y él le había quitado el móvil a ella: tuvo suerte de que había casas, en otras circunstancias, podría estar muerta", reflexionan.

"Nos contó que ella había roto la relación el día anterior; entonces él la agarró por el cuello. Y el martes la fue a buscar al trabajo con la excusa de hablar cinco minutos. Una vez subió al coche, le declaró su intención de quemarla y luego, quemarse él", cuentan. Al verse atrapado, relatan que el agresor trató de deshacerse de "pruebas" como la garrafa y notas con reproches –que encontró la Policía– fingiendo que buscaba las llaves del coche. Testigos presenciales aseguran que los hermanos tuvieron que intimidar con una escopeta –de aire comprimido– al hombre mientras llegaba la Policía.