La de ayer fue, sin duda, la jornada más tensa de las tres que duró la vista oral por el crimen de la cambadesa María Luz Posse a manos de su ex novio, de un tiro en la frente, en el cuartel de la Guardia Civil de Cambados donde iba a denunciar a su agresor. Uno de los momentos más duros fue cuando le tocó el turno de última palabra al acusado. El guardia civil Jaime Máiz, que durante las tres jornadas del juicio se mostró impasible, aseguró que él era "el primer arrepentido" por lo sucedido "a pesar de todo lo que se diga". "Pido perdón humilde hacia los allegados de María Luz Posse", añadió, y acabó llorando.

Estas palabras soliviantaron más los ánimos de los familiares y amigos. Una de las hermanas y una amiga de María Luz ya habían tenido que abandonar la sala con anterioridad durante la exposición de los hechos que realizó la defensa, sobre todo cuando el abogado recordó que era un guardia civil "ejemplar" y que pese a que "pudo huir no lo hizo".

La primera en levantarse fue la hermana quien exclamó: "mi hermana está enterrada en el cementerio". También Giovanna C., la amiga de María Luz que la acompañó al cuartel a poner la denuncia cuando se produjeron los hechos, se marchó de la sala con un sonoro "váyase a la mierda", cuando el letrado insinuó que la muerte de María Luz Posse pudo no haberse producido si esta no la convenciese para irse del cuartel y regresar al día siguiente para poner la denuncia. "Es un lobo con piel de cordero", dijo una amiga, "eres tú el que tenía que estar en el cementerio".