El Ministerio Fiscal considera que la demanda de filiación planteada en Cambados por las hermanas, Amparo, Dolores y Ana Domínguez Arcos, ha caducado por lo que surge el primer obstáculo para que puedan optar a una millonaria herencia de su supuesto abuelo biológico, muerto en 1954 en Argentina.

El Ministerio Público argumenta que las tres mujeres conocían desde hace más de un año la relación que existía entre Némesis Domínguez, su padre, y José Bendito Torres buzas, el presunto progenitor y propietario de los bienes que ahora reclaman por lo que se habrían excedido en el tiempo de la reclamación, que la Ley fija en tan sólo un año.

Esta fue la principal conclusión de la Fiscalía durante la vista que se celebró ayer en Cambados en la que las tres mujeres tratan de determinar la filiación que mantienen con José Benito Torres Bouzas. Por ello intentan que se practique la prueba de ADN al cuerpo de su padre, Nemesio Domínguez Moraña, para cotejarlo con el del que podría ser su único familiar masculino vivo, Severino Julio Torres Rodríguez y llegar así al tronco común, es decir el del rico hacendado muerto en Argentina.

Sin embargo, la jueza aplazó la realización de la prueba de ADN para aceptarla o rechazarla en una resolución que emitirá de forma independiente a la sentencia sobre el caso.

Las tres hermanas tratan de llegar al vínculo familiar de Torres Bouzas a través de un pariente que se opone a someterse a la prueba del ADN. Éste, Severino Torres apuntaba ayer que nada tenía que ver con el supuesto abuelo de las tres demandantes. Su testimonio fue corroborado por varios vecinos en sala.

Sin embargo, un informe encargado por la acusación a un investigador privado identifica a Severino como sobrino de José Benito Torres pero la defensa se encargó de ir desmontando esta teoría recorriendo el árbol genealógico familiar, al remontarse hasta los abuelos de éste, Manuel Torres y Vicenta Bouzas, recordando que esta última tenía una hermana que se llamaba Joaquina, que acabó casándose con José Ramón Torres.

De esta última pareja sería hijo José Benito Torres Bouzas, por lo que los vínculos familiares con Severino serían prácticamente nulos, al menos muy lejanos, aunque había coincidencia de apellidos.

De ser ciertas las reclamaciones de las mujeres, éste las emplaza a "buscar el cuerpo de su abuelo para hacerle las pruebas de ADN y así salir de dudas, en vez de demandar a un hombre de 85 años que no tiene nada que ver en esto". Las tres mujeres consideran que están legitimadas para reclamar la herencia, no sólo por el hecho de haberse enterado una de ellas hace menos de un año de quien era su abuelo.

La celebración del juicio de ayer fue el primer paso de un camino cuyo objetivo es que se las reconozca como legítimas herederas del que, supuestamente, es su abuelo. La elección de Severino Julio Torres Rodríguez no ha sido una casualidad, ya que se trataría del único pariente masculino vivo del supuesto padre de su progenitor.

Con la denuncia tratan de demostrar que pertenecen a esa familia, lo que les habilitaría jurídicamente para optar a la herencia de unos 5 millones de euros que les correspondería y que en estos momentos estarían disfrutando los familiares de un ahijado de José Benito, alguno de los cuales declaró ayer como testigo.

Tanto la Fiscalía como la defensa de Severino no estiman necesaria la exhumación que piden las mujeres, y consideran que basta con las pruebas testificales y el interrogatorio de todas las partes.

La gran cantidad de años transcurridos, unido a que los protagonistas de la historia están fallecidos, motivó que los testigos tuviesen ciertos problemas a la hora de desenrollar la madeja de la historia. Esta arranca en 1920, cuando nace Nemesio Domínguez, fruto, presuntamente, de la relación oculta de una temporera y de José Benito Torres, un propietario de terrenos en Meis. Tras el nacimiento del pequeño, José Benito emigra a Argentina y se casa, falleciendo en 1954 sin descendencia y sin que se sepa muy bien donde permanece enterrado su cuerpo.