López Barrio: “Me gusta persuadir con la palabra de que mis novelas son creíbles”

La autora presentó en Club FARO “La tierra bajo tus pies”, Premio Azorín de Novela, una aventura cultural con las Misiones Pedagógicas de los años 30 como telón de fondo

Amaia Mauleón (izda.) y Cristina López Barrio.

Amaia Mauleón (izda.) y Cristina López Barrio. / José Lores

“Me gusta persuadir al lector con la palabra de que mis novelas son creíbles”, manifestó ayer en Club FARO Cristina López Barrio. La escritora, que cambió hace más de una década su profesión de abogada por la creación literaria consideró que ambas ocupaciones tienen en común el uso de la palabra y tratar de convencer con ella, ya sea empleando un lenguaje más técnico cuando se trata de plantear una demanda judicial o valiéndose de recursos literarios en el caso de la escritura creativa.

Respondiendo a las preguntas que le formuló la periodista Amaia Mauleón, presentadora del acto, primero, y a las del público, durante el coloquio, la autora madrileña fue desgranando diversos detalles de su última obra, “La tierra bajo tus pies” (Planeta), ganadora del Premio Azorín de Novela 2024. Ambientada en los años 30, relata una historia de amor, intrigas y venganzas con las Misiones Pedagógicas promovidas en la España rural por la Institución Libre de Enseñanza durante la Segunda República. Ese tema llegó a la escritora de forma inesperada mientras buscaba vídeos sobre uno de sus poetas favoritos, Luis Cernuda, quien pasó por estas misiones. En su proceso de documentación, López Barrio fue profundizando en las figuras de Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío, artífices de la iniciativa pedagógica, al último de los cuales ha incorporado a su novela. “Me enamoró su amor por la cultura, ese proyecto no del todo entendido de regenerar España a través de la educación, de llevar libros, teatro, cine y música a los campesino de pueblos recónditos y a la vez de recuperar el tesoro de la tradición y las raíces de la España rural”, explicó López Barrio.

Testimonios de misioneros como Alejandro Casona, director del teatro que viajaba por los pueblos, o del propio Luis Cernuda le sirvieron para documentar su novela, así como los propios relatos de su padre de 91 años, sobre los veranos de su infancia en un pueblo de Castilla durante la postguerra le valieron para completar la información sobre la vida en el rural en la época que consultó en otros documentos bibliográficos.

La protagonista de su relato, Cati Skalo, es una joven sofisticada de Madrid que emprende una aventura cultural formando parte de esas misiones pedagógicas. Para el personaje se inspiró en Victorina Durán, una pintora, figurinista y escenógrafa integrante del club femenino Liceum junto a otras mujeres como Zenobria Camprubí, Victoria Kent o Clara Campoamor, amiga de Valle Inclán y alumna del pintor Julio Romero de Torres, quien también le sirvió de inspiración para crear a otro personaje de la novela.

En la obra hay también una historia de amor, la que protagonizan Cati Skalo, una joven burguesa que pertenece a la élite privilegiada donde la mujer tenía acceso a la cultura, y Jeremías Salazar, un hombre que vive en una cueva en un bosque. “Los amores imposibles son muy novelescos, la novela habla del acercamiento, de ponerse en el lugar del otro, así que ella se acerca a él conectando con la naturaleza y él, que muestra una gran sensibilidad, se acerca a ella aprendiendo a leer y a escribir”.

La venganza entre dos familias del pueblo, el contraste entre el mundo rural y el urbano y la huella que la llegada del ocio y cultura urbanas deja en los campesinos son otros ingredientes presentes en “La tierra bajo tus pies” de los que habló la autora.

Preguntada por su trayectoria en el mundo editorial, López Barrio habló de sus inicios, con la novela juvenil “El hombre que se mareaba con la rotación de a tierra” y con “La casa de los amores imposibles” (2010), traducida a quince idiomas. Definió la escritura como “una carrera de fondo con muchos altibajos”, donde “cada libro es una nueva aventura en la que no sabes qué va a pasar” . Y como profesora de un taller de escritura recomendó ésta como “una terapia, un camino para disfrutar, sin pensar en su utilidad ni tener expectativas” en mente.

El cine como transmisor de emociones

Unas fotografías de grupo de campesinos durante una sesión de cine en la Misiones Pedagógicas en el año 1934 hicieron que Cristina López Barrio dejara la novela que tenía entre manos y se decidiera a escribir “La tierra bajo tus pies”. Ver los rostros de fascinación de niños, mujeres y hombres que parecían niños llevó a la autora a querer meterse en la piel de aquellos que se encontraban por primera vez ante una gran pantalla en el aislado mundo rural de los años de la belle époque, cuando los artífices del Instituto de Libre Enseñanza (ILE) concibieron las Misiones Pedagógicas como vehículo para transmitir a los pequeños pueblos la cultura y el ocio urbanos.

“Cuando llegaban los misioneros, colgaban una sábana en la plaza del pueblo, sacaban el proyector y, antes de la película, ponían un documental como el de la pesca de atún que yo coloco en mi novela: quedaban maravillados cuando parecía que el mar se iba a volcar en la plaza, levantaban la sábana para ver si había algo detrás”, relata la autora.

Igual que Ana en “El espíritu de la colmena”, los personajes de “La tierra bajo tus pies” encuentran en el celuloide un motor de emociones, de ahí que la autora haya escogido la película “Luces de ciudad” para que uno de sus protagonistas, Jeremías, encuentre en Charlot su alma gemela. “Es lo que tiene la ficción, que nos hace mirar hacia adentro y reflexionar”, explica López Barrio.