Día internacional contra el acoso escolar

Acoso escolar, un monstruo con cara de niño

Seis de cada cien alumnos de entre 4º de primaria y 4º de secundaria sufren acoso escolar, un importante factor de riesgo del suicidio y que amplifican las redes sociales

Un niño esconde el rostro en el patio del colegio.

Un niño esconde el rostro en el patio del colegio. / Pilar Cortés

El 6,2% de los estudiantes españoles entre 4º de primaria y 4º de secundaria manifiestan haber sufrido acoso escolar, según un estudio de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Fundación ColaCao realizado con una muestra de casi 21.000 estudiantes de las 17 comunidades autonómicas.  En contraposición, la investigación también apunta que el 2,1% de los encuestados se reconocen como acosadores, lo que refleja que hay un acosador por cada dos clases.

Además, haber sufrido acoso escolar incrementa el riesgo de sufrir ciberacoso: casi la mitad de las víctimas (46,4%) manifiesta haber sufrido maltrato digital. Asimismo, 1 de cada 3 víctimas reconoce no contárselo a nadie por miedo y por no querer preocupar a sus familiares.

El impacto psicológico del acoso escolar, también conocido como acoso entre iguales o bullying, es brutal: baja autoestima, actitudes pasivas, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos, depresión, ansiedad, desinterés por los estudios, fracaso escolar y trastornos fóbicos. Además, su relación con el suicidio es alarmante: el 20,4% de las víctimas y el 16,8% de los acosadores declaran haber intentado quitarse la vida alguna vez, según dicho estudio. Hoy se celebra el Día Mundial contra el Acoso Escolar con la finalidad de concienciar de este grave problema.

Según la docente Alba Alonso, el acoso escolar no es un problema nuevo de esta época, sino que siempre ha existido. La diferencia es que ahora se le da la importancia que realmente tiene. “Hace décadas había grandes aberraciones que se dejaban pasar e incluso se llegaban a considerar pruebas de madurez o de ‘hacerse hombre’ en el caso concreto de los niños”, comenta la fundadora de Realkiddy, proyecto que promueve la igualdad de derechos y oportunidades desde la infancia.

En su opinión, la mejor herramienta para combatirlo es la formación de profesorado, alumnado y familias. Pero la verdadera clave, matiza, es la educación en valores desde la familia y el colegio. “Los adultos somos un ejemplo para los menores. Si hacemos comentarios como: ‘Gorda, cruza más rápido que tengo prisa” cuando vamos en el coche, o “¿Has visto a ese camarero? Pierde aceite seguro, menudo marica’, estamos fomentando que nuestros hijos sean futuros acosadores en potencia. Valorar la diversidad de las personas en todas su vertientes evita el acoso, porque éste se ceba en quien es diferente”, advierte.

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Alba Alonso, educadora, fundadora de Realkiddy

“Valorar la diversidad de las personas en todas las vertientes evita el acoso”

Galicia tiene el Protocolo Educativo para la Prevención, Detección y Tratamiento del Acoso Escolar y Ciberacoso, orientado tanto a la protección de la víctima como a la toma de conciencia de los hechos y a un cambio de actitud y reparación del daño por parte del acosador, además de concienciar al resto del alumnado sobre este problema y sus consecuencias. “No se trata de castigar al acosador, sino de que entienda el mal que está haciendo. Además, en la mayoría de los casos, el acosador tiene un ambiente o ha vivido alguna experiencia que propicia ese acoso. No quiere decir que se le justifique, pero sí que se tenga en cuenta. Un niño que es feliz no hace daño a los demás porque sí. Hay que estudiar todas las variables para tratar el caso de la mejor manera. Aun así, tiene que prevalecer la protección de la víctima”, afirma la educadora, que también aboga por romper la cultura del “chivato” para que entiendan la denuncia del acoso como un acto de valentía.

En este sentido, recuerda que en Finlandia emplean desde hace años el método “Kiva”, que se centra en los observadores. “Si los testigos no apoyan a quien acosa, con el tiempo éste pierde fuerza y el acoso se va diluyendo”, afirma.

Con la irrupción de las nuevas tecnologías, el acoso escolar se está trasladando a las redes sociales con toda impunidad, según Paula Rodríguez, psicóloga general sanitaria y especialista en ciberacoso y nuevas formas de violencia. “Para que alguien se meta en este tema, la agresión tiene que ser muy grave”, afirma esta psicóloga, que alerta de que el ciberacoso es peor que el acoso escolar por varios motivos. En primer lugar, aduce, porque en su versión digital no hay límites ni de espacio ni de tiempo: la víctima puede ser acosada a través de cualquier medio digital y en cualquier momento. En segundo lugar, porque la pantalla le brinda protección al acosador, que puede ser más cruel al no ver las expresiones emocionales de su víctimas y creerse impune. Y por último, porque lo que se publica en la red se difunde en cuestión de segundos llegando a miles de dispositivos. “Esto agrava –advierte– la humillación de la víctima y, por tanto, las consecuencias psicológicas que sufra”.

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Paula Rodríguez, psicóloga sanitaria, especialista el ciberacoso

“Todos podemos ser acosados e incluso ejercer el acoso sin saberlo en algún momento”

Rodríguez imparte charlas-taller sobre acoso escolar los centros educativos, en las que explica qué es la violencia, las distintas formas de acoso escolar, los actores implicados –agresores, víctimas, observadores y figuras de apoyo– y qué hay que hacer en caso de formar parte de una situación de acoso, independientemente del papel que se tenga en la misma. “Empezamos por aportar nuestra propia definición de violencia: cuando alguien te roba deliberadamente tu paz. Esto es muy interesante porque los niños suelen tener claro que las agresiones físicas son violencia, pero no suelen calificar como tal los motes, los rumores y la exclusión, por ejemplo”, detalla,

Según la psicóloga sanitaria, no existe un perfil concreto de acosador y acosado. “De hecho, todos podemos ser acosados o incluso ejercer el acoso en algún momento de nuestra vida sin saberlo, ya que hay muchas formas de violencia que no identificamos como tal. Pero en líneas generales, sí podemos decir que unos y otros presentan algunas características en común: o tienen algún tipo de carencia o se encuentran en un momento de vulnerabilidad psicológica”, explica.

Según la psicóloga, los agresores son personas que necesitan dominar a otros para sentirse bien, por lo que el problema no está en las víctimas sino en quien ejerce la violencia. “En el caso de los menores es muy frecuente observar que sus conductas de agresión y acoso vienen o bien porque no saben gestionar la rabia y la frustración o bien porque han normalizado modelos de violencia de forma temprana. Así que en el caso de menores agresores , además de penalizar su conducta debemos ofrecerle terapia, bien para gestionar estos problemas, bien para que se dé cuenta de que esa conducta que ha normalizado no es buena. No debemos olvidar que ningún niño nace malo. Somos los adultos los que los estropeamos”, dice.

La denuncia de rostros conocidos

“El acoso escolar es ese monstruo con cara de niño que destroza infancias, marca vidas y, en los casos más extremos, llega a provocar que niños de corta edad atenten contra ellos mismos”. Así se refiere a este problema el exjugador de baloncesto Iñaki Zubizarreta en el prólogo del cómic “Subnormal”, con guion del vigués Fernando Llor, que relata su dura experiencia cuando iba al instituto. El deportista reconoce que incluyo pensó en quitarse la vida. Ahora se dedica a concienciar a los niños y adolescentes de lo pernicioso de estas conductas.

Pero él no es el único rostro conocido que pone voz a las cientos de víctimas de acoso escolar. Hace unos días, la periodista de televisión Lara Álvarez relató su odisea particular. cuando era niña –llegó a recibir pedradas–. También Omar Montes, uno de los artistas urbanos más exitosos del país –acumula más de un millón de seguidores de Instagram y casi nueve millones de oyentes en Spotify–, lo padeció.

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