El porcentaje de niños con obesidad se duplica en los hogares con menos ingresos

Así lo constata un estudio con participación gallega E El 75% de los menores en situación de vulnerabilidad social tienen difícil acceder a alimentos nutricionalmente adecuados

Alimentos ultraprocesados.

Alimentos ultraprocesados.

Rafa López

Rafa López

Pobres ingresos, dieta pobre. Un nuevo estudio en menores constata la asociación entre vulnerabilidad social, malnutrición y baja calidad de la dieta, realizado sobre 175 menores en situación de vulnerabilidad social por el Instituto Universitario CEU Alimentación y Sociedad (IUAyS-CEU), de la Universidad CEU San Pablo, en colaboración con Fundación Mapfre. En España, el porcentaje de niños con obesidad se duplica en los hogares con menos ingresos (23,7%), en comparación con los que tienen más ingresos (10,5%). Y el 75% de los menores en situación de vulnerabilidad social tienen difícil acceder a alimentos nutricionalmente adecuados para su crecimiento, salud y bienestar.

Este estudio piloto, llamado “Vulnerabilidad social como predictor de hambre oculta y adecuación nutricional en población infanto-juvenil en áreas metropolitanas de España”, fue presentado ayer en Madrid con la intervención, entre otros, del catedrático de Nutrición de origen gallego Gregorio Varela Moreiras, director del Instituto Universitario CEU Alimentación y Sociedad (IUAyS-CEU) y de la investigadora gallega Rosaura Leis, presidenta de la Fundación Española de la Nutrición. Además, Galicia –concretamente la ciudad de Ferrol– fue una de las comunidades objeto del estudio, junto a Andalucía (Sevilla), Comunidad de Madrid (Madrid) y Melilla.

De los niños y adolescentes encuestados de colectivos vulnerables que tiene problemas para acceder a alimentos, 1 de cada 4 se ha ido alguna vez a dormir con hambre por falta de comida.

En este grupo se observa un consumo excesivo de grasas y alimentos ultraprocesados, así como un aporte insuficiente en la dieta de muchas vitaminas y minerales, esenciales durante la etapa de crecimiento. Solo el 15% del total de la población infanto-juvenil analizada presenta una adherencia alta a la dieta mediterránea.

Varela Moreiras señaló ayer que la inseguridad alimentaria abarca no sólo la falta de recursos económicos para obtener alimentos nutricionalmente adecuados, sino también la incapacidad de acceder a los mismos por no saber cuáles son aquellos con mayor calidad nutricional. “La calidad de la dieta de los niños y adolescentes que han participado necesita cambios urgentes, debido a que se constata el consumo frecuente de alimentos de baja o moderada calidad nutricional, desplazando así el consumo de verduras y hortalizas, frutas, pescado y productos del mar, entre otros, cuya calidad nutricional es alta, siendo esenciales para nuestro organismo”, explicó.

Escuela y familia, básicos

Rosaura Leis, por su parte, subrayó la relación entre las altas cifras de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes españoles con la pérdida de adherencia a nuestras dietas tradicionales, mediterránea y atlántica, en pro de otras dietas ricas en energía, pero de escaso valor nutricional. “La alimentación en los primeros mil días de vida y durante la infancia y adolescencia es fundamental para la prevención de enfermedades y la promoción de la salud a corto, medio y largo plazo. Una de las estrategias prioritarias para luchar contra este ‘hambre oculta’ podría ser la promoción del consumo de nuestra dieta y gastronomía tradicional, ya desde la infancia. Para ello, la escuela y la familia, especialmente los cuidadores ‘abuelos’, deben jugar un papel fundamental”, apuntó.