Los vikingos vuelven a Galicia

La exposición “Unha vida viquinga” llega en julio al Museo Centro Gaiás

“Es de las más importantes hechas hasta ahora en España”, según su comisaria, Irene García Losquiño

Presentación de la muestra “Unha vida viquinga”. |  // ANTONIO HERNÁNDEZ

Presentación de la muestra “Unha vida viquinga”. | // ANTONIO HERNÁNDEZ / XABIER SANMARTÍN

Xabier Sanmartín

Los vikingos vuelven a Galicia en julio, pero en campaña formativa. Este martes se presentó en Santiago la exposición Unha vida viquinga, que llega en verano al Museo Centro Gaiás de la Cidade da Cultura, que albergó la rueda de prensa con la comisaria de la muestra, Irene García Losquiño, doctora en Estudios Escandinavos e investigadora en la USC y el Centro de Investigación Interuniversitario de los Paisajes Atlánticos Culturales (Cispac). Reúne 120 piezas históricas y arqueológicas (espadas infantiles, colgantes, jarras, relicarios “e incluso unas pinzas de depilar”), y recorre “la vida de una persona vikinga desde su infancia a su muerte”.

Su contenido procede de instituciones de Suecia, Dinamarca, Francia y España, como el Museo de Pontevedra, el Museo de las Peregrinaciones o la Diócesis de Mondoñedo. Y completan el comité de expertos gallegos: la especialista en Historia del Arte Medieval de la USC, Rosa María Rodríguez Porto; el profesor de Arqueología de la USC, José Carlos Sánchez Pardo, y el divulgador Manuel Gago.

García Losquiño cree que la muestra “es una de las más importantes” de este tipo hechas hasta ahora en España, y subraya que busca “superar los tópicos”. En charla con este diario, detalla el nexo entre Galicia y los vikingos (según la RAE: “Navegantes escandinavos que del siglo VIII al XI hicieron incursiones por islas del Atlántico y casi toda Europa occidental”).

Los vikingos en Galicia

“El sur de Santiago, la zona de Iria Flavia, Padrón, todo el río Ulla, la ría de Arousa… fue un paso continuado de vikingos”, indica la comisaria de esta apuesta cultural, que crecerá con una muestra de fotografías en el Museo del Mar (Vigo) “con destacados autores” durante el último trimestre de este año, imágenes “que pondrán el foco sobre lugares, paisajes y arquitecturas que guarden relación con las leyendas vikingas en Galicia”.

Y hablando del Ulla, hoy día late junto a sus aguas la mayor evocación gallega de aquella época gracias a la Romería Vikinga de Catoira, zona cuya conexión con ese ayer reseña García Losquiño: “Durante el siglo X, hubo campamentos vikingos en las orillas del Ulla, y ese movimiento posterior por el interior a través de las carreteras que ya existían, algunas de tiempos romanos y otras de la Edad Media, les permitió llegar a Santiago y más al noreste, y atacar monasterios a lo largo de una presencia continuada.

En Santiago no tenemos datos de presencia permanente. En el resto de Galicia sí tuvo que haber algún tipo de presencia permanente o semi permanente. Cerca de la ribera del Ulla, hubo un campamento aunque no sabemos el tiempo que estuvo habitado. Y en otras zonas de Galicia posiblemente también hubo asentamientos a corto, medio o largo plazo pero no hay indicios arqueológicos. En Santiago hubo un movimiento defensivo en contra de amenazas externas en distintas épocas de la Edad Media y hay documentos que mencionan asedio de vikingos a Santiago, que tuvo que pagar dinero para que la dejaran tranquila”.

El director de Cultura, Anxo Lorenzo; a directora gerente de la Cidade da Cultura de Galicia, Ana Isabel Vázquez; y el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, charlando ayer con la comisaria García Losquiño.

El director de Cultura, Anxo Lorenzo; a directora gerente de la Cidade da Cultura de Galicia, Ana Isabel Vázquez; y el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, charlando ayer con la comisaria García Losquiño. / CIDADE DA CULTURA

Unha vida viquinga

¿Eran tan salvajes como les retrata la ficción? “Probablemente un poco porque estamos hablando de las culturas medievales de una Europa donde, la que más o la que menos, hacía cosas parecidas. Los vikingos no llegaban a Galicia con un barco o dos, hacían campañas con 60, 80, 100 y incluso con más barcos, y en cada uno había entre 30 y 50 personas, y eso es mucha gente. Al llegar a un lugar que atacar, hacen base y se dividen en pequeños grupos que se adentran hacia el interior y luego vuelven a reagruparse en la base. Venían hombres, guerreros, que podían serlo todo el año o solo en una campaña, y había también mujeres y niños porque en los campamentos de los vikingos en Inglaterra hay enterradas mujeres y niños. Y también sabemos que había algunas guerreras vikingas”.

La presentación de la muestra Unha vida viquinga, que el Museo Centro Gaiás inaugura en julio, contó con el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez; el director de Cultura, Anxo Lorenzo; y la directora gerente de la Cidade da Cultura, Ana Isabel Vázquez; quienes charlaron con la comisaria de la exposición, Irene García Losquiño. La especialista retrata así a aquella civilización: “Tenían escritura pero se usaba sobre todo para conmemoraciones, para escribir piedras rúnicas conmemorativas. Eran una cultura oral y como pasa en estos casos, perdemos mucha información porque mucho de lo que les pasó y de sus mitologías no es puesto en escrito hasta más tarde. La música era muy importante para ellos y la poesía también, de hecho, había muchos tipos de poesía. Sabemos que en Escandinavia había instrumentos musicales en la Edad de Bronce”.