Leopoldo López: “Nuestra lucha es la de los venezolanos que quieren libertad”

El opositor al gobierno de Maduro participó en Club FARO junto a su mujer, Lilian Tintori, y al escritor Javier Moro en la presentación de la novela de éste último, “Nos quieren muertos”, que relata la historia de la pareja desde que él fue encarcelado hasta que huyó a España

Javier Moro, Lilian Tintori, Leopoldo López y Rubén Rey.

JOSÉ LORES

“Nuestra lucha es la de todos los venezolanos que quieren libertad, no es entre izquierdas y derechas; las ideologías son un privilegio que tienen cuando vives en democracia, pero en las dictaduras no te dan esa opción”. Así lo manifestaba ayer en Club FARO Leopoldo López, el líder de la oposición al gobierno de Nicolás Maduro exiliado en España tras cumplir siete años de privación de libertad, cuatro en la cárcel y tres en arresto domiciliario, de una condena de catorce y abandonar su país en 2021. Le acompañaron en el acto celebrado en el auditorio del MARCO su esposa, Lilian Tintori, el periodista y escritor Javier Moro, autor de la novela “Nos quieren muertos” (Espasa), que relata la historia de la pareja y su familia desde las revueltas universitarias de 2014 en Venezuela, y el periodista Rubén Rey, quien entrevistó a los tres antes de abrir el coloquio con el público.

“El milagro es que han sobrevivido”, afirmó Javier Moro a una pregunta sobre el título de su novela. “Nos quieren muertos, no solo físicamente, a nosotros, como familia, a María Corina Machado, que el año que viene ganará las elecciones a la presidencia de Venezuela, a cualquier persona que quiera libertad y derechos humanos, a los estudiantes que se manifiestan, a los medios de comunicación y, hoy a Javier Moro”, expresó Lilian Tintori.

Aludiendo al pasado como cárcel durante la dictadura del Museo MARCO, en cuya sala de conferencias se celebró el acto, Leopoldo López comentó su sueño de ver en un futuro la prisión militar en que estuvo encarcelado, Ramo Verde, convertida en un espacio universitario. “La dictadura de Maduro ha estrangulado la justicia, no hay jueces ni fiscales autónomos, tampoco hay libertad de emprendimiento, de ahí que un tercio de la población, ocho millones de venezolanos, hayan tenido que abandonar el país”, declaró.

Javier Moro, quien confesó no haber entendido el gesto de “meterse en la boca del lobo” cuando en febrero de 2014 vio en las noticias que Leopoldo López se entregaba a las autoridades que lo acusaban de haber incitado las revueltas en las que hubo fallecidos, destacó que “ese sacrificio personal ya forma parte de la historia de Venezuela y sirvió para desenmascar al régimen de Maduro, para terminar de convencer a los que aún pensaban que tenía algo de democracia”. Moro defendió que con Venezuela no puede haber equidistancia y así “lo demostró Felipe González, el primer dirigente en decir que era una dictadura de facto”.

El público llenó el aforo de la
 sala de conferencias del 
MARCO.   | // JOSÉ LORES

El público llenó el aforo de la sala de conferencias del MARCO. / José Lores

Al expresidente socialista de España se refirió Lilian Tintori cuando relató que lo invitó a un evento para denunciar la existencia de presos políticos en Venezuela. “También invité Aznar y me dijeron que era imposible que sentara a los dos en una misma mesa. Vino y se sentaron juntos. Esa es la fuerza grande que debemos de tener todos los demócratas para unirnos contra las dictaduras”, apuntó.

Sobre el papel de Lilian como voz internacional de los presos políticos venezolanos y portavoz oficiosa de la oposición mientras su marido estuvo encarcelado, habló Javier Moro,. “Lo hice por amor a mi familia, a Leopoldo, a mis hijos y a Venezuela; vivíamos con miedo de que lo podían matar, tuve además la suerte de tener a Antonieta, mi suegra, con la que antes mi relación era como la que tienen una nuera con su suegra; las dos nos dimos cuenta de teníamos soltar lo que nos desunía, dejar el ego y trabajar en tándem”. Respecto a ese equipo, Javier Moro recordó anécdotas, como cuando las dos se encadenaron ante el Vaticano para pedir que reconociera que había presos políticos en Venezuela o cuando la madre de Leopoldo, no tan ágil como la deportista de élite Lilian, trataba de devolver botes de humo con la misma destreza que lo hacía su nuera.

En el tiempo que López estuvo encarcelado, la pareja decide tener su tercera hija, Federica. “Asumí la cárcel como un acto de resistencia”, relató Leopoldo. “Su espíritu de rebelión le mantuvo vivo”, apostilló Moro. “Le dije a Lilian que nuestra familia no podía estar condenada a tener solo dos hijos porque yo estuviera condenado a catorce años. Ser padres otra vez se convirtió en un desafío que pudimos lograr el día de la madre de 2017 en una visita conyugal en la cárcel. Fue la mejor protesta que hicimos. Y ese espíritu de lucha sigue, vamos a perder todas las batallas hasta la última, que es romper la última barrera de la dictadura”, expresó López.

Sobre su experiencia en la cárcel, el político venezolano explicó que “lo único de lo que era dueño era de mi cabeza y de mi alma”, que aprendió lo que era realmente la libertad –como el oxígeno, no sabes lo que lo necesitas hasta que te falta– y que entendió que su propósito de vida era seguir luchando por la libertad en su país, “caernos y levantarnos”. “No tenemos odio ni resentimiento, no nos motiva la venganza, sino esa mejor Venezuela; lo importante es que el espíritu de lucha nunca se acabe”.

Encarcelado en una celda aislado, Leopoldo López comentó que tras leer experiencias de presos políticos, entendió que tenía plantearse cada día el reto de cumplir una rutina basada en rezar, ejercitar la mente leyendo, escribiendo o pintando y haciendo ejercicio físico. “Le decía a mi custodio que yo era más libre que él porque él no podían decir lo que pensaba y yo sí”, comentó. Además de aprender a dibujar, sobre todo un gavilán que veía a través de los barrotes y que ahora se ha tatuado en un costado, explicó que estar doce horas al día a oscuras le sirvió para agudizar el sentido del oído y conocer todos los sonidos que se producían por las noches. No tenía reloj, solo le dejaron uno días antes de la visita de Rodríguez Zapatero a la cárcel, según relató, así que sabía que era la hora de la cena por el bullicio que oía, la de dormir por el silencio que percibía desde las 12:30 hasta las cuatro, o que iba a amanecer en breve por el canto de un pájaro y el ruido que hacía un coche cuyo propietario intentaba encender durante media hora. “Me metía en las fiestas de la gente, tomaba prestada la música del barrio”, relató.

La vida de Lilian durante esos cuatro años que su esposo estuvo en la cárcel se parecía a una de sus películas favoritas, “La vida es bella”, de Roberto Benigni. Como el protagonista de esa historia ideó un juego para ocultar a sus hijos la realidad. “Les dije que su padre estaba estudiando, que le llevábamos libros porque participaba en una competición donde ganaba el que más leyera – y Maduro leía poco–, les conté que había otro concurso de pintura; el año que estuvo en aislamiento y no le permitían leer ni tenía luz les dije que estaba en exámenes. Era un buen ejercicio para mí, solo lloraba en la ducha. Pero Manuela fue creciendo y un día leyó un graffiti que ponía ’Leopoldo asesino’ y tuve que explicarle que su papá era un líder político”.

El tiempo que no pudo visitar a su marido, Lilian iba a la parte trasera de la cárcel y gritaba su nombre. Él le contestaba con un “te quiero” y con un “vamos a tener otro hijo”. Hasta que las autoridades se dieron cuenta de que se comunicaban y decidieron hacer sonar una alarma cuando ella intentaba establecer contacto. “Un día pensé que nunca iba a salir de allí vivo”, comentó Lilian.

Javier Moro explicó cómo Tintori, que fue campeona de kitesurf en su país, abandonó a nado Venezuela a las tres de la madrugada, con su hija pequeña al cuello, hasta llegar a la embarcación neumática en la que huyó de su país.

Preguntado por el presentador del acto sobre si la experiencia vivida le ha compensado y si volvería a entregarse a las autoridades si pudiera regresar a 2014, Leopoldo López dijo: “Lo volvería a hacer, por mis hijos por mi familia y por Venezuela. Sé que hay gente que no nos comprende, pero también sé que hoy son millares de venezolanos los que salen caminando del país. El propósito que nos ha tocado vivir es luchar por la libertad”, manifestó. Al mismo tiempo, quiso recordar que todavía quedan presos políticos en Venezuela y relató torturas a las que les someten, como descargas eléctricas en los testículos o clavos entre las uñas, según relató.

Volviendo a la novela “Nos quieren muertos”, Lilian Tintori expresó: “Es una historia sin final. No ha terminado”. A lo que Javier Moro respondió: “El final es que estáis a salvo, la belleza está en el intento. Espero hacer una segunda parte con la caída del gobierno de Maduro”.

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Las historia de Leopoldo López y Lilian Tintori es también una historia de amor, ingrediente que le ha venido bien al autor de best sellers para escribir su última novela. “Lo lógico en una pareja no tan comprometida es que ella se fuera a vivir con sus hijos a Miami y se cogiera un avión cada dos semanas para ir a visitarlo a él a la cárcel”, considera Javier Moro. “Pero Lilian, después de que matan a sus mejores amigos, en ese momento de terror, no decide irse con los niños, sino que dice aquí nos quedamos y vamos a salvar a mi marido”, continúa Moro. “Y el colmo del colmo es que deciden tener su tercera hija estando él encarcelado porque no quieren que Maduro les fastidie su proyecto de familia”.

Después de entrevistarse con la pareja durante meses para construir su relato, el periodista y escritor no duda en calificar a Leopoldo López de héroe. “En los tres años que hemos estados en contacto mi admiración por él no ha dejado de crecer; es un líder nato con altura de estadista, curiosamente no es nada ambicioso, es idealista, por eso se metió en la boca del lobo”, manifiesta. De Lilian Tintori, el autor destaca la transformación personal que sufrió desde que encarcelan a su marido, un arco dramático muy valioso para las obras literarias. “Como dijo Felipe González en la presentación del libro en Madrid, no tenía ni idea de política y ahora es un animal político”, expresa Moro.

Los antagonistas de la pareja de héroes en la última novela de Moro son los integrantes del gobierno de Nicolás Maduro. “Son la encarnación del mal”, asegura Moro.