Retrato de una Galicia casi olvidada

Casi 60 años después se reedita “Por entre el arpa y la saudade”, una obra de Ramón González-Alegre que él mismo definió como “un libro de apuntes sobre hombres, tierras, paisajes y caminos gallegos”

Una foto tomada por González-Alegre: “Agricultores gallegos”.

Una foto tomada por González-Alegre: “Agricultores gallegos”. / M. gonzález

M. González

M. González

El libro de Ramón González-Alegre Por entre el arpa y la saudade se publicó por primera vez en 1965 en los talleres de FARO DE VIGO. Casi sesenta años después, la editorial Alhenamedia recupera esta pequeña joya en prosa del legado literario de Ramón González-Alegre (Villafranca del Bierzo, 1920-Vigo, 1968) con el objetivo de dar a conocer la obra y estilo de este gran escritor, considerado por Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Cela y Gabriel Celaya como uno de los grandes poetas de su tiempo.

La obra será presentada mañana, martes, en el salón de actos del MARCO, a las 19.30 horas, en un acto que contará con la participación del editor y colaborador de FARO DE VIGO Manuel Bragado, Ángeles y Alberto González-Alegre; y Francisco Bargiela, editor y autor del prólogo de esta edición.

Bargiela relata que conoció la obra de González-Alegre cuando era estudiante de Filosofía y Letras. “Es una obra que estaba encima de la mesa en la editorial Alhenamedia que dirijo y este año, en el que hemos coincidido con tres autores gallegos, nos pareció que era el momento de publicarla”, explica.

Así, también cuentan en su catálogo con el “Camino nebuloso” de Xosé Neira Vilas y “El viajero perfecto”, de Iván García Campos, al que se une este retrato poético de las gentes de Galicia, el retrato de un pueblo y una época de González Alegre, que implica “tres etapas diferentes de la literatura gallega”, según Bargiela.

Por entre el arpa y la saudade no es un libro de viajes al uso. “Aunque hay unos destinos muy claros, casi siempre un poco relacionados con la poesía, como puede ser la tierra de Valle-Inclán (Bradomín), los caminos del Ulla o los caminos y paisajes de Rosalía, González-Alegre se deja llevar para conocer a la gente en el camino y no lleva un guion preconcebido”, dice el editor. Así, aparecen personajes de lo más variado, que reflejan cómo era Galicia entonces. “Desde los mariscadores, feriantes, gente que va al mercado, curas, monjas... Hay una serie de personajes muy variopintos de la Galicia de esa época”, insiste.

“Si hay una ciudad que aparece muy marcada en la obra es, sin duda, Vigo”

Francisco Bargiela

— Editor

“Si hay una ciudad que aparece muy marcada en la obra es, sin duda, Vigo, que es la ciudad en la que vivía”, subraya. Y añade la anécdota de que la obra fue impresa en FARO DE VIGO en 1965 y, de hecho, “en una parte del libro, al principio, aparece el nombre de casi todos los trabajadores, desde el impresor hasta el linotipista, que trabaron en él”.

“En su obra Vigo aparece de una forma que hoy casi no conoceríamos. Para mí son los capítulos más bonitos porque refleja el Vigo de As Travesas o el del Monte de O Castro y lo hace con una visión muy poética que hoy a [Abel] Caballero seguro que le encantaría”, añade: “Habla de un Vigo de los años 50, mucho más obrero, un poco rural, pero que es una belleza de capítulo”.

Su prosa poética no está exenta de cierta crítica tampoco. “A través de los personajes hablaba, por ejemplo, de las condiciones de vida de los mariscadores en Pontevedra”, dice el editor. “Casi nunca la crítica está en su persona, sino que está en la gente que le acompaña”, añade Bargiela, que destaca la defensa de la lengua que el autor hacía, por ejemplo, a través de la toponimia. “Dice que no entiende que los nombres en gallego se tengan que traducir; habla también de la belleza, por ejemplo, de una pareja de enamorados y exalta la belleza de escucharlos declararse el amor en gallego”, subraya.

  • Retrato de González-Alegre

Considerado uno de los mejores poetas de su época, es uno de los grandes olvidados de la denominada Generación de Enlace. Nació en Villafranca del Bierzo, donde coincidió con Ramón Carnicer o Antonio Pereira, y a los cuatro años se trasladó a Galicia, de donde era su padre, y vivió en A Coruña, Vilagarcía, Santiago y Vigo. Entre sus obras poéticas destacan Los manantiales (1958), Raíz de las horas (1951) o El ágape de Dios (1964) y su aportación a la literatura gallega es vital también, a través de obras como Os namoros (1961) y Teatro galego (1968), así como su actividad en la revista Alba, que dirigió y en la que publicaron muchos de los grandes autores contemporáneos como Celso Emilio Ferreiro o Xosé Luis Méndez Ferrín. Fue autor, además, de la primera Antología de la poesía gallega contemporánea (1953).

Este Por entre el arpa y la saudade, considerado por Ramón de Garciasol –miembro de la generación del 36– como “uno de los más hermosos libros de viajes que he leído en muchos años sobre España...”, es, para Bargiela, “una lectura imprescindible para todos aquellos que amamos Galicia”. “Es buena literatura, un libro que vale la pena leer, que se lee rápido, es ágil; y, además, a cualquier gallego le recordará la época de sus padres o de sus abuelos perfectamente”. Pero lo más importante para el editor es que “no es una Galicia tópica”.

El mismo autor lo describió como un “libro de apuntes sobre hombres, tierras, paisajes y caminos gallegos”. “Porque se trata de una obra de rasgos modestos, apuntes de intimidad, notas de apremio sobre algunas tierras de Galicia. Impresiones vivas y no inventadas o mal sentidas de lugares por donde he pasado muchas veces, y transcripción de cuanto me iba dictando el ánimo”.

Un viaje interior que invita al lector a abandonarse a la prosa lírica de su autor, a su cultura y a su ironía para descubrir una Galicia ya casi olvidada.

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