El nuevo arzobispo de Santiago planea una inminente renovación de la Curia con perfiles pastorales y presencia laica

Monseñor Prieto tendrá que nombrar vicario general, cargo de suma relevancia para el gobierno de la Diócesis y vacante desde 2021

Configurará un equipo “adaptado a los tiempos” y con experiencia en el trato con los fieles, según fuentes eclesiásticas

Monseñor Francisco José Prieto, durante una comparecencia ante los medios en el Palacio Arzobispal de Santiago

Monseñor Francisco José Prieto, durante una comparecencia ante los medios en el Palacio Arzobispal de Santiago / XOÁN ÁLVAREZ

Arturo Reboyras

A punto de cumplirse los primeros cien días de pontificado (tomó posesión el 3 de junio), el nuevo arzobispo de Santiago trabaja ya en una renovación de la Curia Diocesana. Monseñor Francisco Prieto estaría abordando en estos momentos el diseño del nuevo organigrama, con el objetivo de cubrir algunos puestos que están vacantes desde hace tiempo y la sustitución de otros que dependen directamente de la designación del titular de la Mitra. Se trata de un trámite habitual cuando un nuevo pastor llega a su diócesis. El Código de Derecho Canónico señala que “la curia diocesana consta de aquellos organismos y personas que colaboran con el obispo en el gobierno de toda la diócesis, principalmente en la dirección de la actividad pastoral, en la administración, así como en el ejercicio de la potestad judicial”. Y también establece que “corresponde al obispo nombrar a quienes han de desempeñar oficios” en la institución.

Tal y como indican fuentes eclesiásticas de toda solvencia, el nuevo prelado compostelano se dispone a configurar un órgano de gobierno “adaptado a los tiempos”, con un criterio de designación en el que “priman los perfiles pastorales” y no tanto los administrativos; es decir, con experiencia en el trato con los fieles y consecuentes con la realidad actual de la Iglesia y la sociedad en general. Además, las fuentes indican que, siguiendo la estela del papa Francisco, monseñor Prieto también tiene entre sus planes que los laicos tengan un “papel más destacado” en el gobierno de la Diócesis de Santiago, e incluso podría ofrecerles puestos de responsabilidad para los que no se precisa ser consagrado.

Desde que falleció monseñor Víctor Maroño Pena, en agosto de 2021, la Archidiócesis tiene vacante la Vicaría General, un departamento de suma importancia, cuyas competencias venía desempeñando en los últimos tiempos el propio monseñor Prieto como obispo auxiliar. No obstante, a nadie se le escapa en el ámbito de la Iglesia que ésta es una plaza que urge cubrir, teniendo en cuenta que se trata de una figura de referencia para el clero cuando surgen problemas y mismo para los fieles. El candidato, señalan las fuentes, ha de tener ciertos conocimientos en Derecho Canónico, según la tradición de la Iglesia, si bien en los últimos años no han sido pocos los obispos que han optado por perfiles puramente pastorales con experiencia en la atención a las parroquias.

Monseñor Prieto manifestó en el momento de su elección su intención de solicitar al papa un nuevo obispo auxiliar para que colabore con él en el gobierno de la Archidiócesis. Pero mientras este nombramiento que depende exclusivamente de la Santa Sede no se produce se valdrá del vicario general para gestionar una Iglesia particular conformada por 1.071 parroquias y 446 sacerdotes, según datos ofrecidos por el propio Arzobispado.

La renovación que planea monseñor Francisco Prieto podría incluir cambios también en las vicarías territoriales (A Coruña, Santiago y Pontevedra), en la Vicaría de Enseñanza, en la Judicial, en la Cancillería o en la Administración Diocesana. También se podrían dar nombramientos en las diferentes delegaciones pastorales, en los consejos de pastoral y el Consejo Episcopal. Asimismo, el nuevo prelado podría proponer una renovación del Consejo del Presbiterio (que debe votar el clero), del Colegio de Consultores o mismo de los arciprestes de la Diócesis. Y también podría promover movimientos en el Cabildo metropolitano o la Fundación Catedral, de la que es presidente.

Las fuentes señalan que monseñor Prieto quiere “tener su equipo propio, como cualquier obispo que llega a una Diócesis con ideas frescas”, para el pastoreo de la Iglesia compostelana. También indican que los primeros nombramientos se producirán de manera inminente, “posiblemente con el inicio del curso”.

Consultados por este periódico, desde el Arzobispado se limitan a señalar que el arzobispo “es el único que tiene competencias para hacer nombramientos” y que éstos se producirán y se harán públicos “cuando él lo disponga o considere oportuno”.

No obstante, según ha podido saber este diario, el prelado se encontraría ya haciendo consultas a personas de su confianza —también al arzobispo emérito— para configurar cuanto antes su equipo de trabajo.

Obras en los apartamentos del palacio arzobispal y del cardenal Quiroga en Belvís para acoger a los prelados

Cuando a principios de la década de los años cincuenta del siglo pasado el entonces arzobispo de Santiago, cardenal Fernando Quiroga Palacios, empezó a considerar la necesidad de construir un Seminario Menor en Belvís, ante el colapso que sufría el edificio de San Martín Pinario por el elevadísimo número de estudiantes, también contempló la posibilidad de habilitar en el nuevo complejo un pequeño apartamento que sirviese de residencia para los arzobispos eméritos, con la vista puesta en su futura jubilación. Sin embargo, el prelado fallecería años después de manera inesperada siendo titular de la Mitra y aquellas dependencias, que fueron bautizadas como el apartamento del cardenal, nunca llegaron a ser utilizadas. Y es que desde aquel momento y hasta el pasado 3 de junio, cuando se jubiló monseñor Julián Barrio, Santiago nunca llegó a tener arzobispo emérito.

Cuando se despidió de la Diócesis, monseñor Barrio manifestó su intención de pasar largas temporadas en su pueblo natal, en Manganeses de la Polvorosa (Zamora), si bien también apuntó que estará algunos meses del año, sobre todo en invierno, en Santiago. Y dijo que en la capital gallega fijaría su residencia en el Seminario Menor. Lo hará en el histórico apartamento del cardenal que, según fuentes del Arzobispado, hasta ahora acogía una exposición permanente sobre la figura de Quiroga Palacios. Las estancias, muy modestas, serán sometidas a una reforma y se pondrán a punto para acoger a partir de este invierno a monseñor Barrio, quien se alojará en el Seminario Mayor mientras el apartamento no esté acondicionado.

Por su parte, el nuevo arzobispo de Santiago también está a la espera de que se complete la reforma del apartamento del Palacio Arzobispal que se usa como residencia del prelado desde tiempos del cardenal Ángel Suquía para hacer su mudanza. Se trata, indican desde el Arzobispado, de “obras menores” que podrían estar rematadas en cuestión de semanas. Entonces, monseñor Francisco Prieto podrá hacer su mudanza a la residencia arzobispal, puesto que de momento sigue viviendo en el apartamento del obispo auxiliar, que se encuentra en San Martín Pinario.