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Diego Santos García | Neurólogo gallego, vicepresidente de la Fundación Degén

“La mitad de los pacientes con párkinson presentan síntomatología depresiva”

 “Los síntomas no motores, como el deterioro cognitivo, la apatía o la disfunción urinaria o sexual, son los que más impactan en la calidad de vida de los afectados por esta dolencia”

El neurólogo gallego Diego Santos. CARLOS PARDELLAS

Una investigación del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN) liderada por Diego Santos García, médico adjunto del Servicio de Neurología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) y vicepresidente de la Fundación Degén, acaba de ser distinguida por la prestigiosa revista “Parkinson’s Disease” como mejor artículo científico del año sobre párkinson. El trabajo parte del proyecto Coppadis (Cohort of Patients with Parkinson’s Disease in Spain), en el que participan más de un centenar de neurocientíficos e investigadores de 35 hospitales españoles, y demuestra que los síntomas no motores, como la depresión, la apatía, la fatiga, la disfunción sexual o el estreñimiento, empeoran la calidad de vida de los afectados por esa enfermedad neurodegenerativa, la segunda más prevalente detrás del alzhéimer.

–¿En qué consiste su estudio y cuáles son sus principales conclusiones?

–En el trabajo se recogen datos transversales, de la visita basal [inicial] de los pacientes con párkinson que participan en la investigación. Utilizamos una escala que combina el estadio motor y el no motor, y lo que comprobamos fue que los síntomas no motores son muy prevalentes ya en etapas iniciales de la enfermedad y que tienen un impacto muy claro en la calidad de vida y en la autonomía de los pacientes. En concreto, observamos que aquellos en un estadio motor de la enfermedad más avanzado pueden tener una mejor calidad de vida y autonomía si presentan poca carga de síntomas no motores, y también a la inversa: enfermos que estando en un estadio motor menos avanzado pueden tener una peor calidad de vida cuando hay una carga muy severa de sintomatología no motora. Esto nos indica que no solo hay que tener en cuenta el estadio motor de la dolencia, sino también esa carga de síntomas no motores, realmente muy importantes porque son los que impactan en su calidad de vida. Es relevante porque, durante muchos años, los pacientes se encuentran en estadios I y II de la enfermedad, y este estudio demuestra que en esos momentos es cuando debemos ser más precisos para identificar los síntomas no motores que más repercuten en su día a día.

–¿Cuáles son esos síntomas no motores más frecuentes?

–Depresión, apatía, fatiga, dolor, deterioro cognitivo, desarrollo de demencia, alucinaciones visuales, trastorno de control de impulsos, estreñimiento, disfunción urinaria o sexual, síntomas psicóticos, cardiovasculares... todas estas manifestaciones son realmente prevalentes e influyen en su calidad de vida..

–¿En qué punto ese encuentra esta investigación?

–Estamos en el quinto año de seguimiento, con la visita final, y ya tenemos datos monitorizados a dos años, e incluso alguna publicación, en la que se recoge lo que fuimos viendo durante ese periodo.

–¿Por ejemplo?

–A lo largo de los primeros dos años, en general, observamos que la sintomatología no motora progresa y la calidad de vida de los pacientes con párkinson empeora, y también identificamos algunos marcadores interesantes. Vimos que uno de cada tres afectados, al inicio, presenta deterioro cognitivo, percibimos también cómo algunos pacientes se demencian y el estreñimiento, por ejemplo, es un factor predictor de desarrollo de deterioro cognitivo. Mediante resonancia, observamos que la acetilcolina, una sustancia química [neurotransmisor] que se ve afectada en pacientes con alzhéimer, puede influir, ya al inicio del párkinson, en el riesgo de deterioro cognitivo. También observamos, por ejemplo, que la sintomatología depresiva está presente en la mitad de los pacientes con párkinson y en todos los momentos evolutivos de la enfermedad. En concreto, un 15% cumplen criterios de depresión mayor y el trastorno de control de impulsos afecta a entre el 13 y el 15%. Vimos, asimismo, que las caídas son un factor predictor de hospitalización aguda y que la diplopía [visión doble], un síntoma que a priori se relaciona poco con el párkinson, tiene una prevalencia acumulada del 25% a los dos años, lo cual se asocia a un estadio evolutivo más avanzado de la enfermedad.

–¿Y con respecto al cuidador principal?

–Empeora su situación, puesto que están más sobrecargados, con más estrés y peor estado de ánimo, con el consiguiente impacto en su calidad de vida. En torno al 13%, de hecho, cumplen criterios de depresión mayor.

–Su labor investigadora se focaliza, desde hace más de una década, en el estudio de la enfermedad de Parkinson. ¿Cuáles son los principales avances registrados, a lo largo de estos últimos años, en torno a esta dolencia?

–Cada vez conoce más y mejor la enfermedad de Parkinson gracias, precisamente, a proyectos de investigación como Coppadis: su sintomatología, cómo impacta en la calidad de vida y en la autonomía de los pacientes, etc._También ha mejorado el uso de fármacos como la levodopa o los dopaminérgicos, y se ha avanzado en las terapias de segunda línea. Por ejemplo, en la cirugía del párkinson o en los medicamentos que se administran mediante bombas de infusión, como la levodopa o la apomorfina.

–¿Algo más?

–En los últimos años, se han desarrollado terapias emergentes, como el uso de los ultrasonidos (HIFO) para algunos pacientes muy seleccionados, sobre todo, que sufren temblores._Se ha avanzado, asimismo, en líneas de investigación para conseguir un diagnóstico más precoz, de modo que si el día de mañana aparecen fármacos capaces de enlentecer el avance del párkinson, se puedan aplicar antes. Y se han dado pasos importantes, también, en los tratamientos. Hay muchas opciones ya en la práctica clínica, en los próximos dos años van a surgir más y se están estudiando nuevos fármacos para intentan frenar la enfermedad o enlentecer su progresión.

–¿Por ejemplo?

–La inmunoterapia, con anticuerpos monoclonales para actuar contra la sinucleína [una proteína neuronal que se acumula de forma excesiva en el interior de las células de los afectados por el párkinson].

–¿Cuál es el gran reto actual?

–Poder hacer un diagnóstico más precoz de la enfermedad de Parkinson e identificar mejor los fenotipos para afinar el pronóstico, de forma individualizada, en cada paciente. El gran reto actual pasa, asimismo, por determinar las causas concretas que pueden llegar a producir esta dolencia en cada uno de los afectados y, por supuesto, por encontrar un medicamento que pueda aplicarse de forma temprana para frenarla, o que al menos resulte efectivo para poder enlentecer su progresión.

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