Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mascarillas transparentes, sin homologar dos años después

Se certificaron algunos modelos pero no se llegó al nivel de una ‘FFP2’

Presentación el pasado mes de noviembre de un modelo ‘inclusivo’ desarrollado en España.

Era un deseo de las personas sordas, los logopedas y otros profesionales que durante la pandemia lo han pasado especialmente mal porque en su día a día no ver la boca, los labios de otra persona, para comprender lo que dice o para trabajar ciertos sonidos, les supone realmente un problema.

¿Por qué? Por las dificultades para comunicarse, tanto para emitir como para recibir. Tanto que el principal riesgo de las personas sordas desde el inicio de la pandemia ha sido el “aislamiento comunicativo”, sumado, evidentemente, a las dificultades comunes diarias en una pandemia como esta (COVID-19).

La salvación para estos colectivos: las mascarillas transparentes. Pero, dos años después, siguen sin estar homologadas. “Es cierto que nunca se llegaron a homologar las mascarillas transparentes y solamente se certificaron algunas, como cualquier otra mascarilla de tela o quirúrgica”, asegura Iker Sertucha, presidente de la Federación de Asociacións de Persoas Xordas de Galicia (FAXPG).

No solo eran necesarias para las personas con dificultad auditiva, también para profesores, cuando la lectura labial es fundamental para transmitir los conocimientos, como es el caso de la enseñanza de idiomas o el trabajo de los logopedas. También para los propios intérpretes de lengua de signos. De hecho fue una reivindicación de los colectivos afectados desde el inicio de esta pandemia, ya que no contar con un material que permitiese leer los labios suponía estar en desventaja. Hubo hasta recogida de firmas para que se escuchase su petición. Además, el precio de los modelos a los que tenían acceso era muy superior al precio de las mascarillas ‘comunes’, por decirlo de algún modo, alcanzando los 13 euros por unidad (reutilizables, con un límite de lavados).

En octubre de 2020, por ejemplo, una orden de la Xunta para la distribución de mascarillas en centros escolares tenía en cuenta “mascarillas higiénicas reutilizables transparentes para la atención en el aula de audición y lenguaje, para su uso en este espacio tanto por parte del alumnado como del profesorado”.

La certificación de varios modelos fue crucial para todo el colectivo. En febrero de 2021 el Ministerio de Consumo reguló la certificación de las mascarillas transparentes. El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó la orden ministerial que especificaba los requisitos que deben cumplir estas mascarillas higiénicas, incluyendo una disposición relativa a las transparentes, con la condición de ser certificadas por un laboratorio acreditado.

Los modelos certificados significaron un paso de gigante para los usuarios. “En los colegios se permitió su uso, aunque en ciertas ocasiones ha quedado un poco a voluntad del propio centro”, expresan fuentes de FAXPG, que añaden que desde la certificación “se ha actuado con normalidad”. Añaden que “más delicado” ha sido el ámbito sanitario, en el que se requería una protección mayor, como con las FFP2. “De hecho para ir a un hospital o a un centro médico mucha gente optaba por un modelo así”, indican las mismas fuentes. Profesionales tipo logopedas indicaban que la mascarilla transparente “no es un EPI: no se debería utilizar en la práctica clínica”.

“Durante la pandemia, e incluso a día de hoy, profesionales del ámbito educativo, social y sanitario (por su atención directa con personas sordas) exigían la homologación sanitaria de mascarillas transparentes al nivel de una FFP2”, añade Sertucha, que cree que no se ha conseguido homologar “probablemente por una cuestión económica”. “Quizás no compensaba económicamente su producción con los beneficios de su venta, pero no tenemos un motivo concreto ni fiable para explicarlo”, indica el presidente de FAXPG.

Compartir el artículo

stats