Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un refuerzo que ómicron puede hacer redundante

Varios inmunólogos cuestionan la estrategia

Destacados inmunólogos han cuestionado la estrategia consistente en administrar terceras dosis a toda la población adulta. Sostienen que, aunque los niveles de anticuerpos desciendan después de 4, 5 o 6 meses, la inmunidad celular consituye un “ejército” defensivo capaz de evitar la enfermedad grave y la muerte. Apoyan la vacunación de recuerdo a personas vulnerables, mayores, que toman fármacos inmunosupresores o son inmunodeficientes, ya que la tercera administración les confiere una inmunidad semejante a la del resto de la población con dos dosis. Sin embargo, advierten que no está claro que sea necesaria para la población general y de forma indiscriminada, sobre todo en gente joven que no sufre enfermedad grave. Además, recuerdan que el alto porcentaje de infectados por la variante ómicron –que la OMS cifra en un 50% de los europeos dentro de dos meses– que ya estén vacunados tendrán una potente inmunidad híbrida (dos dosis más infección).

Esta es la posición de conocidos inmunólogos como África González, catedrática de la UVigo, y Alfredo Corell, catedrático de la Universidad de Valladolid, quien ha criticado que la Ponencia de Vacunas no incluya a ningún inmunólogo.

La propia Agencia Europea del Medicamento (EMA) expresó el miércoles sus dudas acerca de la necesidad de administrar “continuamente” dosis de refuerzo de la vacuna contra la COVID-19. La EMA coincide con África González, quien hace tiempo advirtió que “la administración repetida puede producir efectos inversos a los esperados, con una menor respuesta”. Según explicó a FARO, dosis muy reiteradas pueden inducir un efecto denominado “tolerancia”, que es el que se pretende con las vacunas de la alergia.

Otra destacada voz científica que ha cuestionado esta estrategia ha sido la de Eduardo López-Collazo, director científico del Instituto de Investigación del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ), de Madrid. En un artículo en “El Español”, López Collazo ha defendido que para administrar una tercera dosis habría que conocer cuál es la inmunidad celular de cada persona y así poder implantar una pauta personalizada de vacunación. Sin embargo, es mucho más complejo medir la inmunidad celular que la humoral –la de anticuerpos–, que se evalúa mediante un test serológico sencillo y barato, algo que aún no existe para la respuesta celular.

Alemania e Israel

Con todo, las terceras y cuartas dosis se están imponiendo en buena parte del mundo occidental. En Alemania, la Comisión para la Vacunación del Instituto Robert Koch recomendó ayer aplicar la dosis de refuerzo para los menores a partir de doce años. Ya en diciembre aconsejó administrarla a partir de los 18 años y tres meses después de haber recibido la pauta completa.

Un estudio preliminar de Israel, mencionado la semana pasada por el primer ministro israelí, Naftali Bennett, apunta que la cuarta dosis de vacuna contra el COVID-19 multiplica casi por cinco los anticuerpos una semana después de su administración.

Todavía no hay datos sobre la duración de esta protección con el cuarto pinchazo y su grado de efectividad ante la transmisión y la enfermedad grave causada por ómicron. Sin embargo, un reciente estudio señala que la tercera dosis ya es muy efectiva a la hora de reducir el riesgo de hospitalización por ómicron en pacientes mayores de 65 años: esa efectividad es del 94 por ciento a las 2-9 semanas y del 89 por ciento a las 10 semanas.

Compartir el artículo

stats