Este febrero, tres misiones terrícolas conquistarán el planeta rojo. Tras seis meses de intenso viaje interplanetario, tres naves espaciales se preparan para marcar un antes y un después en la historia de la exploración marciana. La sonda emiratí Hope indagará en la atmósfera de Marte durante un año marciano (dos años en la Tierra). La misión china Tianwen-1 desplegará un orbitador, un módulo de aterrizaje y un robot explorador. Finalmente, el programa estadounidense Mars 2020 desplegará dos vehículos de exploración; el róver Perseverance y el helicóptero Ingenuity, el primero de su tipo en volar fuera de su planeta madre.

Se avecinan tiempos emocionantes para los aficionados. Tanto la misión árabe como la china, que alcanzaron la órbita marciana a principios de febrero, ya han enviado las primeras fotos. Pero en estos días todos los ojos se centran en la misión estadounidense. Si todo va según lo planeado, la nave debería tocar suelo hoy a las 21.55 (hora peninsular española). Minutos más tarde debería llegar la primera imagen del suelo. A partir de ahí, todo lo que ocurrirá pasará a los libros de historia. “A pesar de la larga historia de la exploración de Marte, todavía queda mucho por aprender de este planeta. Así que cada misión que llegue añadirá una pieza más del puzle”, explica Marina Diez Michelena, investigadora del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). “Entender la historia de Marte es muy importante; también para entender el futuro de la Tierra. Ambos planetas, junto a Mercurio y Venus, forman parte de una misma familia y tienen un origen común, situado hace 4.500 millones de años. El reto está en entender por qué han tenido una evolución tan diferente y por qué, por ejemplo, en unos hay vida y en otros no”, afirma.

Con la llegada de estas tres misiones, serán seis las banderas que orbiten el planeta rojo: Estados Unidos, Rusia, China, Europa, India y Emiratos Árabes.

Destino Utopia Planitia

Sobre la posibilidad de vida extraterrestre, el astrobiólogo Jesús Martínez Frías se muestra tajante. “Marte recibe una radiación ultravioleta muy intensa que, por lo que sabemos, destruye toda traza de vida orgánica en superficie. Si existe vida, lo más probable es que sea microbiana y se esconda bajo tierra”, argumenta el investigador. Así que nada de imaginarse monstruitos furibundos como los de Mars Attacks o unos entrañables alienígenas como E.T..

El robot chino, bautizado popularmente como Conejo rojo (Red rabbit), aterrizará en la llanura Utopia Planitia; uno de los emblemáticos escenarios de Star Trek, situado en el helado hemisferio norte del planeta. El todoterreno estadounidense explorará el cráter Jezero, que en su día fue el delta de un antiguo lago. Ambos enclaves son lugares propicios para buscar las microscópicas muestras de vida que, de encontrarse, supondrían uno de los descubrimientos más revolucionarios de todos los tiempos.

Las tres misiones también intentarán responder a cuestiones más mundanas (aunque igual de interesantes). Por ejemplo, cómo es la atmósfera marciana. Qué piezas componen el puzle geológico de Marte. Qué tipo de actividad sísmica hay. Qué secretos se esconden tras el hielo marciano. Y hasta qué tiempo hace en el planeta.

Eso sí. Habrá que esperar un tiempo antes de tener una respuesta“No solo habrá que esperar a que estas misiones recojan datos. También hará falta el trabajo de cientos de investigadores de todo el mundo para entender qué hay detrás de esa información. Este proceso no es inmediato, sino de meses o incluso años”, explica Beatriz Sánchez-Cano, investigadora de la Universidad de Leicester.

Un apunte más. La exploración del planeta rojo se hará en diferido. Y no por el placer de los amantes de los robots teledirigidos, sino por una cuestión logística. Varios millones de kilómetros separan la Tierra y Marte. La distancia es tal que las señales del planeta rojo se reciben con entre 8 y 10 minutos de diferencia.