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Los inmunólogos proponen no vacunar de momento a quienes ya superaron la infección

Un trabajador médico prepara una jeringa con una dosis de Moderna COVID-19 REUTERS /Johanna Geron

Una gallega residente en China se preguntaba hace unos días por qué se vacuna en España a quienes ya han pasado la infección por el coronavirus SARS-CoV-2, ya que tienen cierta protección inmunológica. De hecho, en el país asiático no se hace. Aunque las vacunas contra el COVID-19 inducen una protección mayor, la Sociedad Española de Inmunología (SEI) propone, dada la actual escasez de dosis, posponer la vacunación de esas personas para priorizar a quienes no tienen protección alguna.

El debate lo ha puesto sobre la mesa Alfredo Corell, catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid y conocido por sus didácticas demostraciones en televisión sobre las defensas al virus con bolas y muñecos de Star Wars. “Si ya he pasado el coronavirus, ¿para qué me vacuno?”, se titula el artículo en “The Conversation” en el que Corell aboga por “repensar” la estrategia de vacunación, ya que actualmente “no tenemos disponibilidad ilimitada de vacunas”. Además, recuerda que la tercera en aprobarse en Europa, la de AstraZeneca, “no debería administrarse a personas mayores de 65 años, por no estar suficientemente testada en esta franja de edad”.

El inmunólogo explica que, aunque los anticuerpos naturales pueden declinar con el tiempo, y que la inmunidad generada con las vacunas puede ser más duradera y enérgica que la natural (tras la infección), “la inmunidad natural –que cifra en un mínimo de 8 meses– ha demostrado ser eficaz en la inmensa mayoría de los casos, pues apenas se han producido reinfecciones”.

La catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, África González, hasta hace unos meses presidenta de la SEI, apunta a FARO que esta sociedad ha propuesto realizar hacer un estudio de anticuerpos y de linfocitos T en aquellos individuos que ya han pasado la COVID-19, para evaluar su nivel de protección. La prestigiosa científica está de acuerdo con la propuesta, pero advierte que “todo esto hay que estudiarlo primero, ya que si no se vacuna adecuadamente pueden darse casos de reinfecciones”.

  • África González

    Catedrática de inmunología

    “Hay que estudiarlo,si no se vacuna adecuadamente pueden darse casosde reinfecciones”

  • Federico Martinón

    Pediatra y experto en vacunas

    “Me parece razonable, pero sería complicado hacer un cribadoa nivel poblacional,no tendría sentido”

También se muestra conforme con la propuesta Jorge Domínguez Andrés, inmunólogo español en la Universidad Radboud de Nimega, Países Bajos. De hecho, en ese país los sanitarios que han pasado la infección y presentan anticuerpos no están recibiendo la vacuna. “Con las pocas vacunas que hay disponibles hay que priorizar los recursos y es importante inmunizar a aquellos que no lo están –defiende–. Creo que sería viable en el sentido de que la capacidad de testar la presencia de anticuerpos ahora mismo es muy elevada, y podría facilitar la vacunación de aquellos que más lo pueden necesitar”, añade.

El jefe de Pediatría del Hospital de Santiago, Federico Martinón-Torres, apunta los inconvenientes que tendría esta modificación. Reconocido experto en vacunas –ha colaborado con el Sergas en el plan de vacunación–, el médico e investigador gallego apunta a FARO que “cuando se plantea una campaña de vacunación universal, dificulta muchísimo su implementación hacer preselección, tratar de detectar si una persona cumple cierto requisito, en este caso que ya tenga defensas inducidas por la infección natural”. Recuerda que, en España, y más en Galicia, “la tasa de prevalencia de infectados en la población general es muy baja, la gran mayoría de la gente es seronegativa”.

Sin embargo, en el contexto actual de “escasez de vacunas”, Martinón cree que es posible considerar un “escenario intermedio”. Insiste en que “hacer un screening [cribado] general a la población antes de vacunar para saber si tienes anticuerpos o no es caro, engorroso y difícil, no tendría sentido, genera visitas adicionales y cuesta dinero”. Ahora bien, le parece “razonable” excluir temporalmente a “aquellas personas que tienen constatada la enfermedad previamente, por ingreso, clínica, estudio serológico o PCR positiva, sin hacer un esfuerzo adicional para confirmarlo”. Esas personas, explica, “tienen un tiempo de protección de al menos un año”, y de esta forma “se priorizaría la vacunación primaria de otras personas que sí están expuestas”.

Administrar una sola dosis a los seropositivos, la otra opción

La inmunóloga África González plantea como otra opción administrar solamente una dosis de vacuna a los que ya pasaron la infección de COVID-19, lo que les proporcionaría, explica, el refuerzo necesario para tener memoria inmunitaria. “Sin embargo, para personas mayores la vacunación va a dar mejor respuesta que la infección natural, por lo que creo que deberían tener otra consideración”, precisa la inmunóloga. Según apuntan dos estudios preliminares –aún no han sido revisados por otros científicos–, las personas que ya han pasado la infección de COVID-19 podrían necesitar solo una dosis de vacuna de ARN mensajero (ARNm). Se trata de las desarrolladas por Pfizer-BioNTech y Moderna, actualmente inoculadas en España. Uno de los trabajos a los que se refiere la catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo es el realizado por investigadores del Hospital Monte Sinaí de Nueva York. Descubrieron que quienes habían pasado la infección mostraban una rápida respuesta de anticuerpos tras una dosis de las vacunas de Pfizer-BioNTech o de Moderna. Además, experimentaron con mayor frecuencia efectos secundarios como fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, fiebre y dolores musculares o articulares. Un segundo estudio, también en preimpresión, de la Universidad de Maryland, llega a conclusiones similares.

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