Más de la mitad de los enfermos crónicos españoles, en situación de riesgo frente al coronavirus por tener patologías previas, no han podido recuperar la normalidad, ni continuar con su tratamiento habitual en los centros ambulatorios y hospitalarios desde que finalizó el primer estado de alarma, según refleja la segunda fase del estudio sobre el impacto del COVID-19 en este tipo de pacientes realizado por la Plataforma de Organizaciones y Pacientes, POP, dado a conocer ayer. En comparación con la primera fase del estudio, el doble de los encuestados (44,6%) percibe su salud como regular o mala.

Los datos analizados, referentes a los meses comprendidos entre septiembre y diciembre de 2010 y recogidos ente personas con al menos una patología previa – diabéticos, asmáticos, hipertensos, personas con hemofilia o mayores...– señalan que solo el 53,3% de estos enfermos pudo continuar su tratamiento con normalidad tras la primera ola de la pandemia. El 43,3% sufrió algún cambio en su atención, según el “Estudio del Impacto de la COVID-19 en las personas con enfermedad crónica”, difundido por la POP.

Al iniciarse la crisis sanitaria, la Plataforma de Organizaciones de Pacientes inició un estudio para conocer el impacto entre los enfermos crónicos, pero los datos fueron muy preocupantes: “Se puso de relieve que el sistema no había sido capaz de mantener la atención a las personas con una patología previa”, explica Carina Escobar, presidenta de la POP. “Con la continuidad de esta situación tan compleja, vimos necesario realizar una segunda fase de seguimiento que nos permitiera comprender la situación para concretar así propuestas de mejora de la atención sanitaria”.

De este estudio epidemiológico se desprende que el 62,9 % de las personas encuestadas ha presentado síntomas originados por su enfermedad o síntoma crónico durante el periodo de análisis y una de cada cuatro tuvo dificultad para conseguir su medicación.

“Nueve meses después seguíamos viendo cómo todavía no se habían alcanzado los niveles de atención prepandemia y las necesidades de los pacientes, desatendidos durante tanto tiempo, se vieron cada vez más acuciadas”, insiste Escobar. Como consecuencia, según el informe, se duplica respecto a la primera fase el número de afectados (46%) que percibe su salud en general como regular o mala, afectando de forma especial a las mujeres.

El impacto emocional y social ha mejorado: muestran menor irritabilidad o dificultad para dormir, pero aumenta la percepción de soledad y el 44% se siente pesimista de cara la futuro.

También la pandemia afecta a su situación laboral y económica. Aunque son población de riesgo la opción del teletrabajo ha pasado del 63,6% al 18, 9% y uno de cada dos tuvo que regresar a su puesto físico de trabajo. El informe destaca que solo el 28,2% tiene reconocido legalmente un grado de discapacidad y son “invisibles” en situación de vulnerabilidad.

Quintas: “El COVID-19 demuestra que los centros de Atención Primaria están en precario”

No es cuestión de edad. Ocho de cada diez gallegos de más de 15 años sufre alguna enfermedad que lo obligará a cuidados de por vida: son más de 1.100.000 personas. Este tipo de patologías aumentan exponencialmente con la edad, pero el envejecimiento poblacional no es la única causa. “La pandemia pone de manifiesto lo que llevamos años denunciando: los centros de Atención Primaria están en precario y como no son capaces de atender a la población en general, los crónicos volvemos a la cola. También para la atención por los especialista”. Así de contundente se muestra Laura Quintas, presidente de la Asociación Galega de Hemofilia y también coordinadora de la comisión sociosanitaria de COGAMI en la que representa a una veintena de este tipo patologías crónicas.

“La pandemia ha puesto de relieve lo que ya sabíamos cuando constituimos la comisión. El sistema no es capaz de prestar la cobertura sanitaria necesaria a los enfermos crónicos. Durante el confinamiento se retrocedió mucho en los tratamientos, y ahora vemos mucha gente en casa que aguanta la sintomatología no COVID y espera para acudir a Urgencia, pero también hay casos que van y no les atienden. Se han centrado en el COVID y vemos en patologías serias y comunes como ictus o cardiopatías, que muchos enfermos llegan tarde a la asistencia. Me preocupa mucho ”, lamenta. En concreto, Quintas denuncia el retroceso en el acceso a pruebas médicas, tanto de diagnóstico como de seguimiento y reclama más personal, sanitario y administrativo en Atención Primaria: “La mayoría de las consultas de seguimiento son telemáticas, algunas funcionan bien con el programa Telea del Sergas, pero otras requieren atención presencial. También hay grandes problemas para obtener cita en el centro de salud”.