Juan Tallón publica un artículo este mes, en la revista Jot Down, que se titula “Maravillosa faja”. Está construido de principio a fin con las frases elogiosas que aparecen en las fajas de los libros; frases que se escriben para convencer a los que solo pasan por allí a hojear. Algunas de ellas buscan identificarse con tus posibles ídolos: “Emparentado con las películas de Tarantino”. Otras, quizá pretendan una identificación más personal: “Increíblemente divertida, oblicua y llena de juegos”. Aunque mí favorita como reclamo personal sea esta: “Trágica, cómica y totalmente pirada a la vez”.
Pensaba que, especialmente este año, no estaría nada mal que uno de los regalos que recibiéramos fuese la faja de un libro. Una recopilación de las cosas bonitas que alguna vez alguien pensó o dijo de nosotros y no sabemos. Porque también somos eso.
Y porque nos está costando muchísimo decir felices fiestas y lo hacemos con la mirada baja, con la voz llena de reservas, y merecemos más.
Porque sigo creyendo que la Navidad es exactamente lo que cantaban ayer mis hijos; gente que si tiene que montarse, se monta. Que te regalen un gorro de lana y ya solo quieras que haga frío.
Porque no la ves cuando te la cuentan otros, la Navidad te tiene que pasar a ti. Como los milagros en los que no crees, como esos ratos en los que suceden montones de cosas pero a tus ojos solo pasa lo que te pasa a ti, o cuando estás con muchas personas pero solo importa una. Pues justo así.
¡FELIZ NAVIDAD MUY ALTO!
