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Espejos rotos del COVID en Europa

Vigueses en Alemania, Suecia y Portugal, países referentes en atajar el virus, atribuyen el pico de contagios al exceso de confianza y las medidas más laxas

Espejos rotos del COVID en Europa Noticia ID: 26415438 Borrador Publicación programada 16/12/2020 - 20:56

Casi un millar de muertes. El peor dato de la pandemia del COVID en Alemania se registró ayer, con la sórdida cifra de 952 fallecidos. Difíciles de digerir, también, los más de 27.700 nuevos contagiados en 24 horas, que se conocían el mismo día que entraron en vigor las durísimas restricciones para la Navidad germánica. Un bloqueo drástico de la vida pública y el cierre de escuelas y de tiendas no esenciales hasta el 10 de enero. El (inusual) y emotivo llamamiento de la canciller Angela Merkel a la responsabilidad ciudadana después del enésimo pico de infecciones dejó claro que la segunda ola les golpea fuerte. También, puso de manifiesto la fragilidad del espejo de una buena gestión de la pandemia, que acabó por romperse en añicos.

Merkel se emociona al alertar sobre los riesgos de contagio en Navidad

Merkel se emociona al alertar sobre los riesgos de contagio en Navidad FDV

No solo ocurrió con la –hasta ahora modélica–Alemania, sino con el de Suecia de y nuestro vecino Portugal. Tras sortear la primera ola del COVID, finalmente han sucumbido. Epidemiólogos y virólogos gallegos explican algunas de las claves y porqués de la caída en desgracia de esos tres modelos.

“No se puede bajar la guardia; habrá una tercera ola, así que no cabe relajarse”

Francisco Caamaño - epidemiólogo

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Relajación del cumplimiento de las normas. Es algo en lo que coinciden tres epidemiólogos: Juan Gestal, Francisco Caamaño y Miguel Álvarez. El hecho de haberlo hecho bien en la primera ola de la pandemia también contribuye a que la gente se relaje. Así lo resume Caamaño: “Las muertes que estamos viendo ahora en Alemania son el producto de las medidas muy laxas en el ,mes de noviembre”.

“En España tenemos la mitad de población que Alemania y ya llevamos el doble de fallecidos”

Miguel Álvarez - Epidemiólogo

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Alemania, Portugal y Suecia (cuyo modelo, que fue seguido solo por los defensores de la ‘inmunidad de rebaño’ y fracasó estrepitosamente) habían apostado por recomendaciones no coercitivas, mientras España y Francia estaban confinadas. La población probablemente se cansa de restricciones con el avance de los meses y hay una mayor relajación en verano. Gestal también alude a que existen eventos de súper transmisión –en España serían las bodas o, funerales– y ‘supertransmisores’ que son pacientes de enorme carga viral y en muchos casos asintomáticos. Miguel Doval: “Los contagios son en domicilios y brotes familiares.

“La única medida que este virus entiende para rebajar las muertes es el confinamiento”

Juan Gestal - Epidemiólogo

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La llegada del frío. En la propagación del virus influyen también aspectos de tipo ambiental, como la humedad y el frío que –al mismo tiempo– favorece la mayor confluencia en espacios cerrados. Después, la gente en invierno queda más en domicilios particulares, así que en los lugares en los que no habían tomados medidas severas, aumentan los contagios.

Confinamiento efectivo. “Es la única medida que este virus entiende para rebajar las muertes”, asegura Juan Gestal categórico ante el caso de Alemania. Y es que en las fechas de. Navidad coinciden al menos tres eventos de “supertransmisión”. En España, se prevé que enero pegará un estallido enorme de casos por eventos navideños, vaticina el epidemiólogo. “Del modelo del confinamiento, que se hizo bien en primavera en España, se salió apresuradamente por el turismo”, añade. Faltó organización para gestionar el rastreo porque la segunda onda ya comenzó a finales de verano. Uno de los pocos países que optaron por no imponer un confinamiento, Suecia, salió bien parado... pero solo de la primera ola. Las autoridades sanitarias minusvaloraron el peligro de propagación del coronavirus, tal y como acaban de reconocer. Además, los países europeos también se habrían beneficiado de las duras restricciones y la no movilidad de España y Francia. Y a su favor jugaría que existen menos locales de ocio y bares que en España (lugares cerrados de reunión), así como la estructura familiar, integradas por menos personas. También, llegar más tarde a la pandemia, implicó al principio poder aprender de los errores de otros países que ya estaban inmersos en la lucha contra el COVID. “Portugal aprendió y tomó medidas porque llegó más tarde que España y España lo hizo de Italia”, ejemplifica Francisco Caamaño. “Cuanto más tarde llegue, más preparados estamos”. Esa es una de las razones por las que Galicia también se sumó tarde (y lenta).

Fatiga pandémica. Es uno de los términos ya acuñados para esta pandemia y que representa el agotamiento psicológico de seguir las duras restricciones. Eso luego también propicia que haya personas que acaban por desistir y no cumplir las normas.

Entrando en los datos. El empidemiólogo Miguel Álvarez contextualiza los datos. Alemania va peor que España ahora mismo, pero en el cómputo total: “hay 23.544 fallecidos Alemania –ayer–, país que tiene 83 millones de habitantes pero en España ya se han contabilizado 48.401 muertes”, explica. “Tenemos la mitad de población y el doble de fallecidos”, asegura el epidemiólogo Miguel Álvarez Deza, jefe del servicio de Alertas Epidemiológicas de Pontevedra, dependiente de la Consellería de Sanidade. Además, la incidencia acumulada en 15 días en España es de 188 y en Alemania, de 342.

Sin modelos exportables. “Hay una enorme distancia práctica entre actuar hasta extinguir el problema y hacerlo sólo para evitar que el sistema colapse... y volver a empezar”, coinciden los expertos consultados. Es decir, en cuanto a estrategias, los expertos señalan que “hay que verlo como procesos largos, probablemente con varias olas”, así que resulta difícil juzgar un modelo, o pensar que un país tuvo una buena estrategia, hasta ver los últimos resultados, explica Caamaño. En Europa, a fecha de hoy, no hallan un modelo exportable. Habría que remitirse a China, cuyas características, demográficas, políticas, sociales y económicas no son equiparables a Europa.

¿Mal comportamiento ciudadano? “Los ciudadanos se comportan bien y cumplieron durante tres largos meses”, insiste Gestal, “la desobediencia es la anécdota”. “La gente, en general sabe cumplir, pero hay personas que se saltan las restricciones... y hay supercontagiadores asintomáticos”, añade Álvarez Doval. Eso sí, cada persona puede contagiara tres por lo que este virus es mucho más infectivo que otros anteriores.

Sin vacuna, en una montaña rusa. Confiarlo todo a la vacuna, en oposición a mantener o incrementar el rastreo y las cuarentenas, algo que podría resultar crucial en Navidades. “No se puede bajar la guardia, va a haber una tercera ola no cabe relajarse”, asegura Caamaño.

¿Nuevas restricciones? Un nuevo confinamiento significaría el fracaso de las medidas de vigilancia y prevención, pero con cierres perimetrales no se contiene, coinciden.

La segunda ola se llevó por delante los mitos de países como Alemania, Portugal y Suecia, lugares en donde también residen miles de gallegos que se enfrentan ahora a una situación de caos inédita. Los invencibles resultaron ser vencibles. Y más en una cuestión global como es una pandemia, donde no hay bandos, pero sí víctimas.

“Incluso los alemanes se cansan de las reglas”

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El tiempo derriba a los mitos. Aunque, en este caso, y a estas alturas, lo más correcto sería decir que nadie resiste de pie, impasible, a una segunda ola. Países como Alemania, Suecia y Portugal, que surfearon la primera fase de la pandemia y el verano sin grandes cifras de contagios, se encuentran ahora en una situación inédita para sus cartillas médicas. Los tres sufren el mayor pico de contagios de COVID-19 en lo que va de epidemia. Pero es que, además, todos comparten un mismo denominador común: son países en los que las medidas siempre fueron más laxas que en España y otros lugares europeos.

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En las últimas 24 horas, Alemania registró cerca de 34.000 nuevos casos y casi 1.000 fallecimientos. Cifras récord ambas. Allí vive, desde hace seis años, el médico vigués José Ángel González. “En la primera ola, en Alemania el virus era menos circulante. Y, aunque la gente respondió bien, no hubo un confinamiento duro como en España. Siempre fue una recomendación de limitar contactos”, empieza explicando este residente en Ratisbona, perteneciente al estado de Baviera. Ahora, pasó lo que se llama “fatiga pandémica”: “Incluso los alemanes se cansan de las reglas”. Pero también apunta a otro factor: el exceso de confianza. “Porque se supone que aquí las cosas siempre funcionan”, comenta José Ángel, quien, mientras piensa y reflexiona, recuerda un discurso muy repetido por la canciller Angela Merkel en los últimos meses: “Nosotros lo conseguimos”. Al menos hasta hace pocos días, cuando estalló en lágrimas al comunicar la que era hasta ese momento el mayor número de muertos en una sola jornada. “No me sorprendió tanto. Merkel prefiere perder dinero a que haya muertes. En los últimos años se está ablandando”, opina.

“Todo el mundo está viajando de un lado para otro para ver a las familias”

Miriam Míguez - Alemania

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Miriam Míguez - Alemania FdV

Miriam Míguez también es viguesa e igualmente reside en el estado de Baviera, aunque en la localidad de Furth im Wald. A ella, a diferencia de José Ángel, ese llanto sí le impactó “una barbaridad”: “Es que da rabia; lo entiendo perfectamente”, espeta sobre la situación que pasa su país de adopción. “En época de fiestas, todo el mundo está viajando de un lado para otro para ver a las familias. Yo creo que ese es el principal problema”, asegura a partir de su experiencia y la de su novio, que es nativo, “100% alemán”. “Vemos todas las noticias todos los días, no hay una norma que no rompamos... En navidades, nos juntamos todos los de su familia, pero, esta vez no va a ser así”, expresa Miriam, que trabaja en el restaurante de un hotel que lleva cerrado, por segunda vez, desde el 1 de noviembre. “En la primera ola fue la primera vez que cerró tres meses en sus 50 años de historia”.

“Había confianza, porque se supone que aquí las cosas funcionan”

José Ángel González - Alemania

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José Ángel González - Alemania FdV

Por su parte, José Ángel trabaja en un hospital y expresa que “las UCI funcionan”. “La ocupación debe andar al 50%, y eso aquí ya no es tolerable. Es la forma de pensar alemana: tener miedo antes de que se líe. Lo que aquí se toma en plan trágico ahí –por España– es como una victoria”, manifiesta.

Miriam no volverá a casa por Navidad y José Ángel, que lo hace todos los años corrientes, sus planes para este 2020 están por decidir: “Tengo los vuelos, pero ya veré si subo o no”.

Las incertezas son igual de grandes en el país vecino, casi tanto como la amenaza del coronavirus. Al igual que Alemania, tras un verano tranquilo, los toque de queda y las restricciones se van haciendo cada vez más estrictas –aunque sin cierres perimetrales entre ayuntamientos– en la misma medida que la curva de nuevos infectados tira para arriba. Hace un mes obtuvo su máximo: 8.400 casos en un día. Ahora no alcanza a los 3.000, pero en verano era raro el día en el que llegaba a los 300.

“El Gobierno responsabiliza a la población; antes, presumía”

Marga Pardo - Portugal

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Marga Pardo - Portugal FdV

Marga Pardo, igualmente natural de Vigo, tras haber pasado seis años en Lisboa, vive desde hace meses en el Algarve, donde “la incidencia es mucho menor” que la de las regiones norteñas. Esta consultora de comunicación prefiere no hablar de “fracaso” en la gestión de la pandemia: “En la primera ‘vaga’, Portugal reaccionó antes y eso le dio una ventaja respecto a otros países. Antes no fue tan bueno y ahora no es tan malo”. Además, indica, a día de hoy “se hacen muchos más test”.

En cualquier caso, reconoce que las autoridades portuguesas, en un primer momento, “presumían de hacerlo bien”. Y, sin embargo, en la actualidad, “el Gobierno tiende a desresponsabilizarse un poco” y culpa a la población. “El uso de las mascarillas diría que es al 50%. Es obligatoria solo en caso de que la distancia no se puede mantener”, matiza.

“Las medidas fueron siempre muy flojas; nunca fue un ejemplo”

André Pérez - Suecia

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André Pérez - Suecia FdV

En Suecia ocurre tres cuartos de lo mismo. “En España, lo raro es ver a alguien sin mascarilla; aquí es lo contrario”, confiesa André Pérez, científico vigués con estancia en Estocolmo. En el país nórdico, empiezan a sumar de 20.000 en 20.000, cuando el mayor dato hasta hace pocas semanas era el de 1.700 en junio. Aun así, André cree que Suecia, con una ciudadanía “muy dispersa”, “tal vez nunca fue el mejor ejemplo”. “Las medidas fueron muy laxas desde el principio. Y, hasta ahora, no hubo ninguna imposición. Haber hablado de inmunidad de grupo tan pronto fue arriesgado. Eso puede estar afectándoles ahora”, considera. Pero si la estrategia “funcionó bien”, ¿por qué no sigue marchando? “En verano, se hace mucha vida al aire libre. Pero en invierno el clima es muy extremo y tiende a haber concentraciones en sitios cerrados”, expone.

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