Los cambios auspiciados por la pandemia en la enseñanza no se quedarán en el ámbito no universitario. La Fundación CYD, conocedora de la educación superior -elabora un informe anual en el que analiza la contribución de las universidades al desarrollo económico y social y un ranking, difundido esta semana, que permite "medir" la calidad del sistema mediante un conjunto de indicadores-, destaca que el coronavirus Su vicepresidente, Francesc Solé Parellada, ve la incorporación de la digitalización "inevitable" e "imprescindible".
-La pandemia obligó a las universidades a asumir "el cambio más rápido y radical que es la transformación digital". ¿Es así?
-La digitalización es absolutamente imprescindible en todos los campos, es como la electricidad, no se puede poner en un aula y no en los pasillos. El tema digital es una palabra resumen para indicar una cosa que a todos nos parece que nos afecta, pero cuyo perímetro no podemos definir. La industria 4.0 es lo mismo: no sabes cómo decirlo y dices eso. El tema digital tiene esta naturaleza. Nos ha invadido, está en todas partes y no es bueno no aceptarlo y no ver las oportunidades que tiene. El peligro está en llegar atrasados y verse obligado a aceptarlo cuando ya no hay más remedio. La digitalización se debe aplicar a la formación, a la investigación, a la transferencia y la valorización, a la organización de la propia universidad, incluso a la gobernanza, es inevitable, y en cada uno de esos aspectos tendrá dos dimensiones: lo soft y lo hard. Y ambas hemos tenido que implementarlas rápidamente.
-¿Qué quiere decir?
--En la docencia hay cantidad de ámbitos en que podemos aplicar lo digital. Y nos hemos visto forzados en lo soft: es decir, utilizarlo para enseñar a los alumnos. Tienes una obligación como universidad, que es esa, cuánto y cómo utilizas los medios que te da la digitalización para enseñar mejor. Luego se necesitan las infraestructuras que es lo hard y además se ha de formar al profesorado y los alumnos han de estar dispuestos. Y ha llegado un virus y no hemos tenido más remedio las universidades que enfocar los tres problemas juntos y en una semana. Es decir, había que hacer que los alumnos aprendiesen desde su casa a través de unos programas que faciliten subir la información. Nosotros, los profesores, no teníamos demasiada formación y hemos tenido que absorberla en una semana y transformar los contenidos para que fueran pedagógicamente solventes y ha funcionado. Y hemos utilizado los hard a disposición. Algo que hubiera requerido un plan y dinero y organización y cursos de formación y preparación de contenidos y vigilancia, se ha hecho en una semana. Forzados, pero la universidad estaba preparada, profesores y alumnos, también.
-¿Y esto se quedará?
-Creo que la demostración de que es posible y fácil hará imposible la marcha atrás. Es decir, se incorporarán las mecánicas, las formas de hacer digital a las clases y eso será un empujón a lo que fue muy difícil que se implementase en Bolonia, donde se hablaba de una enseñanza con evaluación continua, mucho más directa con el alumno, de mayor diálogo, etc. Eso fue más difícil de implementar y en algunos casos no se consiguió, pero ahora es muchísimo más fácil porque ya hemos puesto de manifiesto que es posible. ¿Qué problema tiene? Que si queremos mejorarlo mucho habrá que poner mucho esfuerzo en los contenidos y luego hay programas maravillosos con los que se puede mejorar muchísimo la incorporación del conocimiento.
-También afectará al docente.
-Que el profesor se olvide de ir allí, dar la clase y largarse. Esto requiere una dedicación en tiempo mucho más intensa para algunos profesores, para otros, no, porque ya lo hacen, pero a otros les costará porque es un diálogo con el alumno que requiere preparación, respuestas al cabo de un tiempo. El efecto será un cambio de modelo de la aportación de la docencia.
-¿Hacia un profesor guía, quizás, como apuntan pedagogos?
-Exacto. Una persona más comprometida con el aprendizaje porque es diferente estar en una clase desde la tarima y hablar y hablar a tener personas delante y que te hacen preguntas con el micrófono y sin él también. Y luego es difícil que cierres el programa y digas "hasta la semana que viene". Esto no pasa. Los alumnos ya se han acostumbrado a través de la red a utilizar tus cuentas y a enviarte preguntas y trabajos y, por tanto, la asignatura se convierte en algo mucho más interactivo y personalizado. En el momento en el que hay una clase digital, las reglas del juego cambian.
-¿Y es bueno ese cambio?
-Sin duda, porque supone una mayor personalización de la enseñanza y, por tanto, una atención más directa al alumno, no lo podrás evitar. Y, segundo, si incorporamos algunos softs más potentes tampoco podrás evitar que los contenidos sean los más actuales posibles y la metodología pedagógica más adaptada. Porque ya no serás tú: detrás habrá unas tecnologías que te forzarán a hacerlo de una determinada manera.
EN DIRECTO
Coronavirus en Galicia: última hora
Sigue las noticias sobre la incidencia de la pandemia del Covid-19 en la comunidad
--Tal y como lo cuenta, casi parece una revolución.
--Pero no se trata tanto de adaptarnos a una necesidad porque hay que adaptarse, sino de estar convencido de que las nuevas tecnologías te van a ayudar de verdad.
--En Galicia Xunta y universidades están negociando este tránsito hacia la digitalización y los rectores hacen mucho hincapié en el carácter presencial de la universidad. ¿Corre el riesgo de perderse?
-Una cosa es transformar la universidad en una universidad a distancia y otra es una universidad presencial que trabaja con los medios digitales más modernos y yo creo que los rectores tienen razón en que no pueden diseñar una universidad digital. Pero ¿sabe lo de los MOOCs? Imagina, "tú dices, escuchad, todo esto no os lo explico porque lo tenéis colgado, ya os lo leeréis y lo escucharéis de otra manera". Es muy diferente eso a que tus enseñanzas sean un MOOC tras otro, ¿no? La digitalización se ha de integrar en la enseñanza como otro instrumento normal de interrelación con el alumnado.
--¿Cómo lo están haciendo las universidades gallegas?
-En el ranking se ve que Galicia ocupa una plaza intermedia, un poco más. Está por encima de la media y por tanto se puede decir una cosa que sé por experiencia: creo que sus universidades son bastante buenas porque los rectores lo son y están preparadas para el cambio. Pueden cambiar el modelo de aportación de valor, es decir, pueden cambiar su propio modelo de hacer las cosas y lo digital acabará haciéndoles cambiarlo porque lo toca todo.
